EL RESBALÓN
En política uno siempre debe estar preparado para cualquier situación, ya sea de victoria o derrota. Siempre que un candidato se lanza a cualquier puesto, debe, como obligación, tener dos discursos, igual de poderosos, escritos y a la mano: el discurso victorioso y el discurso de la derrota. En 2012, tras perder contra Chávez, Henrique Capriles salió y concedió la derrota con un discurso que destruyó la esperanza, el sueño, de que algún día (los opositores) saldrían de estos “gobernantes nefastos”. El discurso parecía venir de un lugar de completo asombro, como si perder contra el líder del Chavismo era algo imposible. La Oposición, en ese entonces, demostró que no tenían planteado-ni planeado- perder, tanto así, que ni se prepararon para un escenario más que probable: otra victoria para Hugo Rafael Chávez Frías.
En el 2013, vuelve a perder Henrique Capriles Radonski. Esta vez contra Nicolás Maduro, tras unas elecciones más que extrañas y llenas de evidente uso del poder del estado para modificar un resultado con 1% de diferencia. Esta vez, a diferencia de aquellas elecciones del 2012, la oposición si parecía estar preparada para una “derrota”, aunque ciertamente era de todas las posibilidades... la mas remota. El discurso de Capriles cumplió su objetivo: no dejar que la pequeña llama de la esperanza dejara de arder. Se negó a mostrar decepción, tristeza; se negó a presentarse como el derrotado.
Ahora en el 2019, con un 23 de febrero que quedará en la historia como, para muchos dentro y fuera de Venezuela, uno de los actos más crueles del Gobierno de Maduro, el Presidente Encargado Juan Guaidó parece no haber aprendido nada del Capriles del 2012. La Oposición vuelve a mostrarse como un grupo sin capacidad de respuesta ante lo inesperado: no anticiparon que no pudieran romper el cerco oficial, nunca imaginaron la posible destrucción de la ayuda humanitaria. No escribieron ese obligado discurso inspiracional de la derrota.
Juan Guaidó y compañía se mostraron vencidos, anonadados. Y esto como consecuencia trajo un grave hecho: la llama de la esperanza que lleva ardiendo desde aquella juramentación del 23 de enero, por primera vez, pierde fuerza. Sin un discurso para inspirar a aquellos desilusionados, asustados, heridos, por esas terribles imágenes de la ayuda humanitaria en fuego, la gente, el pueblo, pierde impulso. Fuerza que los lleve a poner sus vidas en riesgo cada vez que van a la calle. Fuerza que les permita levantarse cada día con ánimo para afrontar cualquier dificultad, cualquier nuevo invento de Maduro y sus allegados de perpetuarse en el poder.
A diferencia del 2012, aquí esto no se trata de consolarse con la Gobernación como le tocó a Capriles después de su derrota. Este no es el mismo juego. "Aquí no hay vuelta atrás". Toca ahora volver a ganar momentum, a darle oxígeno a la llama, para que los días próximos sean llevados con esa misma fuerza, justa y necesaria, que espolea a la maldad lejos de aquellos que merecen más, mucho más.
El Presidente Guaidó se tropezó, de eso no hay duda. No estaba preparado para una derrota ese 23 de febrero. Pero eso no significa que la causa está en duda. Lo que hace es obligar a la oposición a estar más preparada, a escribir los dos discursos, a anticipar cualquier situación. Guaidó y su gobierno no se está enfrentando en un una campaña política. Aquí se están jugando el futuro de Venezuela, en términos mucho más directos y posibles. Todos nos estamos jugando la vida, porque todos creemos que el bien por ser lo mejor, está llamado a triunfar. Un bien que solo puede existir con líderes adecuados;preparados.
Guaidó se tiene que levantar, sacudir el polvo que se le pegó estando en el suelo, y pegar la vista al futuro. ¿Se cometió un error? Si claro, y a partir de ellos se crece, se hace uno más fuerte y determinado. Como dijo Henry Ford “El fracaso es, a veces, más fructífero que el éxito”.
Adelante, adelante siempre adelante, por encima de rocas y obstáculos... adelante.
¿QUÉ PASÓ EL 23F?
Muchos informes de inteligencia o contrainteligencia (viendo los resultados) anticipaban que los militares permitirían la entrada de la ayuda humanitaria. La periodista Sebastiana Barráez, una de las mas acreditadas en la fuente militar, horas antes de la gesta del 23F lanzaba un trino desde su cuenta de twitter, donde mandaba a todos a dormir con dos mensajes que parecían una sentencia final: 1.- No crean en rumores de pleitos en Miraflores y 2) Los jefes militares dejaran pasar la ayuda humanitaria.
Este par de informaciones, parecían ser el producto de un arreglo entre algunas partes. Era algo como un quid pro quo, formado por un “tu no invades, yo te dejo entrar”.
¿QUÉ PASÓ EL 23F?
Muchos informes de inteligencia o contrainteligencia (viendo los resultados) anticipaban que los militares permitirían la entrada de la ayuda humanitaria. La periodista Sebastiana Barráez, una de las mas acreditadas en la fuente militar, horas antes de la gesta del 23F lanzaba un trino desde su cuenta de twitter, donde mandaba a todos a dormir con dos mensajes que parecían una sentencia final: 1.- No crean en rumores de pleitos en Miraflores y 2) Los jefes militares dejaran pasar la ayuda humanitaria.
Este par de informaciones, parecían ser el producto de un arreglo entre algunas partes. Era algo como un quid pro quo, formado por un “tu no invades, yo te dejo entrar”.
El anhelado "quiebre" se dió parcialmente, para el momento de escribir esta nota 326 militares han abandonado a Maduro, y han cruzado la frontera, para sumarse a Guaidó, número que no es significativo pero si representativo de que adentro de los militares no hay cohesión.
¿QUÉ DICE LA GENTE?
El "Si o Si va a entrar la ayuda humanitaria" así como “la avalancha humanitaria va por aire, mar y tierra” se encontró de frente con resistencia militar y de fuerzas irregulares. Guaidó y su equipo levantó el discurso emocional hasta escalar grandes expectativas, y luego no había, como ya dijimos, uno que explicara lo sucedido.
El Presidente (E) consultó con el de Colombia si se podía disponer de algúna fuerza pública para introducir la la ayuda, el jefe colombiano descartó la idea de plano. Igual luego lo harían los países en el Grupo de Lima, con Chile a la cabeza y su canciller orgulloso del logro.
En chile Piñera se está moviendo con fuerza a la causa Venezolana, porque las mediciones le dan sobrado respaldo a su gesta, mientras muestran a Maduro calificado como dictador por más de 80% de la población chilena, lo que ha dividido inclusive a la izquierda.
Duque también está chequeando su aprobación con relación al tema y aunque tiene problemas internos, los números con relación a su estrategia en Venezuela son su principal alivio.
En Venezuela a pesar del resbalón, la gente parece mantener la esperanza como un elemento activo.
Si vemos las cosas de una manera simplista, pueda entrar nuevamente la desesperanza. Uno de nuestros lectores nos habló de su optimismo.
"Hay mantener el ánimo y ser positivo hasta el último momento –aunque uno siempre se da esos golpetazos- pero hay que verlo con la esperanza que hace que la vida sea vida".
"Por supuesto que el #23F ocurrió una tragedia en el país, no solo por los nuevos caídos, sino también por la gran cantidad de heridos que sobrepasan los 300 y los detenidos que más o menos debe estar por un centenar y por supuesto los desaparecidos".
El entrevistado nos dice que los tres camiones que incendiaron en los puentes de Ureña y Simón Bolívar con alimentos, medicinas e insumos médicos quirúrgicos es algo muy grave. La arremetida contra el pueblo, especialmente el PEMON es más relevante, porque además de ser nuestros pueblos originarios, son una comunidad que no se doblega. Fue un asalto de flechas contra los kalashanikov que no tenía razón de ser. Ello es prueba que no hay ningún tipo de escrúpulos y la necesidad de mantenerse en el poder para seguir entregando al país a las potencias orientales de ideologías autoritarias"
La encuestas del periodista Johnattan Bilancieri, apuntan a racionalizar el optimismo, sus resultados parecen darle la razón a nuestro entrevistado:
Ante la ley de Amnistía, hay quienes concluyen que pocos se van a arriesgar, sin un camino claro al éxito, ya que los costos son verdaderamente altos. Desde la muerte, hasta la prisión pasando por la tortura.Ya no hay muchos más mártires que tomen ese camino- sin embargo- también podemos concluir que la PSEUDA VICTORIA, fue un peine que el gobierno sin saberlo pisó, para dejar claro al mundo de quién es quién en el conflicto venezolano.
Es necesario entender, que es tonto creer que una coalición que viene armándose durante más de un año tire la toalla porque además está el prestigio de todos y las izquierdas están viviendo un pesado camino ante el fracaso estrepitoso de sus políticas.
Es necesario entender, que es tonto creer que una coalición que viene armándose durante más de un año tire la toalla porque además está el prestigio de todos y las izquierdas están viviendo un pesado camino ante el fracaso estrepitoso de sus políticas.
Las encuestas en este sentido parecen dar la razón a quienes han decidido seguir en la lucha.
Hay voces en EEUU que siguen hablando de lo inevitable; una participación de fuerza especiales. Rusia lo advierte desde su Cancillería, el resto de los países lo huelen y el gobierno de Maduro lo denuncia y llama a un diálogo con EEUU.
Aquí una entrevista del cadena norteamericana FOX, la más cercana a las políticas del presidente Donald Trump:
Aquí una entrevista del cadena norteamericana FOX, la más cercana a las políticas del presidente Donald Trump:
EL REGRESO DE GUAIDÓ Y EL DILEMA DE LA PRISIÓN
Corría el año de 1809 y el emperador de los franceses ordenaba arrestar al Papa Pío VII, cuyos territorios habían sido engullidos por Napoleón Bonaparte desde hace un año; a la postre y después de muchos avatares, el Sumo Pontífice terminaría por ser liberado de manos de los austríacos, cuando el Imperio se desmoronaba.
La anterior anécdota, traída rápidamente a la memoria, es el único recuerdo que conservamos de una situación ligeramente parecida, en la que una de dos personas que se disputan el poder sobre un territorio determinado, termine por ser arrestada por la otra, luego de coexistir sin violencia abierta.
Retroceder 210 años y cruzar un océano de distancia, para poder traer una historia tan siquiera aproximada a lo que estamos por vivir, da una idea de lo inédito del reto que plantea el anunciado retorno del presidente (e) Juan Guaidó al territorio venezolano. No es un tema de derecho: no importaron las razones que esgrimieron los carceleros de Pío VII, mucho menos las ocurrencias que puedan inspirar el camino del TSJ de ahora en adelante; es un asunto de mera política: ¿Puede Nicolás Maduro soportar el desafío flagrante a la autoridad de su fuerza o, por el contrario, pesa más el temor a seguir calentando el ánimo de la comunidad internacional?
Al principio, el chavismo jugó la baza de esperar que el movimiento de Guaidó se desinflara: Lo liberaron luego de capturarlo en la Caracas-La Guaira (aún en extrañas circunstancias), se negaron a arrestarlo, lo dejaron circular por el país, despachar desde el Palacio Federal Legislativo y, tan solo, le congelaron bienes tasados en inútiles bolívares y le prohibieron salir del país…
En rigor, invocar la Constitución y reclamar el poder de Miraflores no es más grave que desacatar una orden a todas luces decorativa del TSJ, pero plantea la dicotomía para los decisores de Maduro sobre si es el momento de dar el zarpazo final, de acabar con la charada y aguantar el chaparrón.
Maduro (la cara visible de todo esto), pudiera haber adelantado la respuesta en una entrevista a la cadena ABC News, diciendo que Guaidó no tiene libertad de movimiento, ya que la Justicia le impidió irse de Venezuela en enero, a raíz de la proclamación como presidente encargado… que deberá enfrentarse a la “justicia”. Pero tal como se presiente el asunto no es tan sencillo, ni tan binario, la amenaza está latente y la réplica adelantada del canciller colombiano Holmes Trujillo no se hizo esperar: “Hay amenazas en contra de la vida de Juan Guaidó y su familia. Responsabilizamos al usurpador Nicolás Maduro de cualquier acción violenta. Si sucede, se daría lugar a que el Grupo de Lima actúe con todos los mecanismos legales y políticos.”
Inicia el segundo round y, quien escribe estas líneas, no está muy seguro de creer que Maduro entienda la sutileza de la diplomacia neogranadina, pero seguro sí que recuerda las más contundentes advertencias de los personajes del Departamento de Estado, quienes por lo demás, seguramente estarán también en línea con el movimiento de Guaidó.
En suma, retornar a la estrategia inicial de esperar que se desinfle la Guaidomanía para poder actuar, pareciera ser el movimiento más conservador y quizás sea por donde se decante la orden de aguantar el arresto, tragar el desafío y mantener el juego del gato y el ratón… La estrategia contraria (la de la fuerza bruta), sin embargo, parece más acorde con la naturaleza de los personajes que tejen los hilos del poder venezolano.
Maduro con el arresto de Guaidó se pudiera poner en conteo de tres strikes. Uno quemando la ayuda humanitaria, el otro deteniendo y expulsando al más reconocido periodista hispano en EEUU y el tercero seria Guaidó . Hasta el más ignorante del juego de béisbol sabe que tres abanicadas significa que estas OUT.
Consultada una fuente nos asomó, que el TSJ va a cambiar prohibición de salida del país por restricciones al área metropolitana. Pero la angustia ayuda a la causa a favor de Guaidó. La otra pregunta sería ¿dónde encierras a un presidente reconocido por sesenta países, casi todos con equipos especiales sofisticados para misiones de rescates si es necesario? .
Nuestros lectores tambien opinan sobre el tema, aqui tienen nuestra encuesta:
FUENTE: http://reporteconfidencial.info/noticia/3324964/qu-pas-el-23f-con-guaid-qu-dice-la-genteel-regreso-y-el-dilema-de-la-prisin-/
ENVIADO DESDE VENEZUELA