lunes, 4 de febrero de 2019

Desafíos Argentina 2019

La economía argentina es compleja de por sí, dado que no solo se ve impactada por factores externos sino también por los locales. 
¿Qué fue lo que nos afectó el año pasado, y qué nos puede afectar en este 2019? ¿Tenemos perspectivas para invertir en el mercado local? 
Siendo una economía emergente, la coyuntura externa nos golpea con especial fuerza. Y nuestra fuerte dependencia al dólar subraya las debilidades locales. Nuestro ciclo económico depende de ambos factores: si estos son positivos la economía crecerá, caso contrario la actividad caerá. 
Durante el año pasado, la macro estuvo atada en gran parte a elementos locales y en menor proporción a eventos inesperados. Dentro de la macro local cuentan tanto los complejos desbalances en materia de déficit fiscal y externo, la dolarización, el turismo, los precios relativos desalineados y la estanflación como los errores de política económica propios (completa liberalización y unificación del mercado cambiario, endeudamiento del sector público, una política monetaria con metas de inflación irreales). 
Si hablamos de los eventos inesperados, tenemos que referirnos en primer lugar a la sequía, que le restó más de un punto porcentual al PBI del año pasado. 
En segundo lugar, la volatilidad externa de la mano de un nuevo presidente de la Reserva Federal que se encargó de profundizar el “quantitative tightening” (restricción monetaria) y de ajustar al alza la tasa de los Fed Funds. Como si esto fuese poco, Trump no tuvo mejor idea que enfrentar a Xi Jinping, desatando así una guerra comercial entre las dos naciones más poderosas del planeta. Como era de esperar, esto también impactó en los mercados y nuestro país al ser emergente se llevó la peor parte. Tuvimos que ser rescatados por el FMI para evitar el default, con lo cual el riesgo país se disparó por las nubes. 
Y, en tercer lugar, la recuperación económica de Brasil que terminó siendo modesta y entrecortada por el proceso electoral y la crisis argentina. Al final, la recesión de Argentina terminó perjudicando más a la economía brasileña que el bajo crecimiento de Brasil a la economía local: las importaciones argentinas desde Brasil cayeron 25% (unos US$ 4.000 millones) y las exportaciones hacia Brasil subieron 16% (US$ 2.000 millones). 
En 2018 los factores internacionales no ayudaron, pero su rol en la crisis cambiaria/financiera, la recesión y el salto inflacionario de 2018 fue marginal, casi nulo. 
Este año, nuevamente nuestra macro estará impactada más por lo local que por lo externo. Al cumplimiento a rajatabla con el FMI se le suma las elecciones presidenciales. 
Los escenarios para la economía mundial 2019 rondan el statu quo tanto en la faceta macro como financiera, aunque con algunos riesgos y amortiguadores. 
Para el mercado no hay a la vista drivers de un salto en el crecimiento económico mundial este año. El escenario base es el de repetir tasas moderadas similares a las de 2018 pero sin desestimar cierto riesgo de amesetamiento. Financieramente, los factores que generaron volatilidad en 2018 siguen sin resolverse en 2019 (guerra comercial, Brexit, Trump) por lo que no se descarta que la volatilidad se mantenga elevada. Pero a diferencia de 2018, la Reserva Federal trazó una hoja de ruta más amigable. En la última reunión que finalizó el miércoles pasado, dejó en claro que será paciente a la hora de subir la tasa.
En conclusión, los aspectos financieros del mundo son importantes para Argentina, pero no urgentes: se necesita que baje el riesgo país y se reabran los mercados externos, una necesidad más pensando en 2020 que en 2019. Durante este año, el paraguas de financiamiento que otorga el Fondo Monetario acota el impacto de las idas y vueltas en los mercados internacionales o el sesgo de la política monetaria de Estados Unidos. 
El interrogante principal recae sobre Brasil. Por ahora, los mercados le han dado un voto de confianza por el reaseguro de que se mantendrá el mismo andamiaje de política macro que rige en dicho país desde el Presidente Cardoso. Pero es un factor a monitorear. 
Si bien Argentina perdió inserción en el mercado brasileño (la participación de las exportaciones argentinas está clavadas desde hace cinco años en 6%), la alineación de un crecimiento menos modesto en Brasil, con recesión en Argentina y paridad cambiaria peso/real más a favor de Argentina, le dan chances a que 2019 termine con un saldo comercial bilateral positivo por primera vez en varios años. 
Como inversores, se abre una posible etapa de bonanza para el mercado local en vísperas a las elecciones de octubre. Veremos si el mercado nuevamente vuelve a comprar la promesa de un país mejor. 
Por un trade exitoso, 
Germán Fuentes
CONTRAECONOMÌA

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