La destrucción del sistema estadístico nacional fue muy severa y su reconstrucción demandará mucho tiempo y esfuerzo. En la transición, los datos del INDEC adolecen de limitaciones. Un ejemplo concreto es la gran proporción de personas que en la Encuesta Permanente de Hogares no declara sus ingresos. La alta y heterogénea cantidad de encuestas incompletas exige extremar los cuidados en el análisis de temas importantes y sensibles como es la incidencia de la pobreza.
Los últimos datos de pobreza que publicó el INDEC arrojaron que aproximadamente un tercio de la población urbana en Argentina es pobre. Más recientemente el ente de estadísticas puso a disposición las bases usuarias con las cuales el público tiene la posibilidad de realizar sus propios cálculos para reproducir los números del INDEC y analizar diferentes dimensiones de la pobreza. Esto es lo que permitía tradicionalmente indagar con más desagregación y profundidad en las características de los hogares pobres y formular con mejores fundamentos conclusiones y recomendaciones de política. Sin embargo, en la actual transición de reconstrucción del INDEC, una de las principales utilidades de las bases usuarias es buscar explicación a incoherencias que surgen de las estadísticas oficiales. Por ejemplo, que la incidencia de la pobreza según el INDEC en el norte del país sea similar a la de Rosario; o que Córdoba tenga muchas más personas pobres que Rosario, cuando históricamente tenían características muy similares. Dado que la pobreza se mide en función de los ingresos declarados por las personas, un punto clave es la calidad con el que el INDEC releva datos de ingresos. En este aspecto procesando las bases usuarias del INDEC se observa que: En las encuestas de Neuquén, Rosario y Santa Rosa más de la mitad de los registros no tiene datos de ingresos de las familias. En Córdoba más de un tercio de los registros no tiene datos de ingresos En Tucumán, Formosa y Jujuy prácticamente la totalidad de los registros de ingresos tiene datos completos. Estos ejemplos demuestran que se están aplicando criterios muy diferentes en el proceso de captura de la información. Promediando todas las localidades que releva el INDEC aparece que 1 de cada 4 registros no tiene datos de ingresos y es enorme la dispersión entre ciudades. Esto condiciona la confiabilidad de la información y los indicadores que de ella se extraen limitando la comparación entre localidades. Es probable que el alto y heterogéneo nivel de no declaración de ingresos sea unos de los factores que expliquen indicadores inconsistentes. Por ejemplo, que las familias de más bajos ingresos de Córdoba tengan ingresos totales ($8.750) similares a las de Jujuy ($8.650) e inferiores a la de Formosa ($9.960) o el tamaño medio de las familias de más bajos ingresos en Córdoba (4,46 miembros por hogar) sea mucho mayor que el de Rosario (4,04 miembros por hogar). Los problemas se potencian cuando se pretenden hacer análisis para determinados grupos (por ejemplo, la incidencia de la pobreza en niños) ya que al trabajar con una parte de la encuesta la calidad de la información empeora. No hay razones para sospechar que el origen de estas distorsiones sea la manipulación intencional de las estadísticas, como ocurría con el gobierno anterior. Por el contrario, es altamente probable que sean un derivado de la degradación institucional que generaron aquellas prácticas. Aplicar las encuestas de hogares es un proceso muy complejo que demanda el esfuerzo conjunto del INDEC (fijando los instrumentos de recolección) y las provincias (ejecutando el trabajo de campo con sus direcciones de estadísticas). La muy alta variabilidad de no registración de los ingresos de las familias entre localidades sugiere que los criterios aplicados por las direcciones de estadísticas de cada provincia distan de ser homogéneos, ante las muchas y variadas dificultades que se presentan cuanto se aplica un cuestionario en terreno. Esto introduce sesgos en las muestras que impactan negativamente en la calidad de los datos. El INDEC enfrenta el enorme desafío de reconstruir el sistema estadístico oficial. Es arrebatado exigirle calidad en el corto plazo en relevamientos complejos que además exigen coordinación con 24 jurisdicciones. Lamentablemente, en el corto plazo sólo se puede producir información aproximada y apelar a la responsabilidad y seriedad de los usuarios para que no generen con información parcial conclusiones equivocadas.
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