miércoles, 9 de enero de 2019

Las ventanas rotas Psic. René Galvàn Heim

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En 1969 el psicólogo social Phillip Zimbardo (el artífice del experimento Stanford que descubrió el comportamiento humano en reclusión y que en solo cinco días transformo a ciudadanos comunes y corrientes en personas con gran capacidad de hacer daño a otros a lo que le llamó el efecto Lucifer) hizo otro experimento interesante. Colocó dos automóviles exactamente iguales, marca, modelo, color y en las mismas condiciones, uno de ellos lo puso en la zona del Bronx en Nueva York, una zona pobre y conflictiva, y el segundo lo puso en la zona de Palo Alto en California, un lugar caracterizado por su riqueza y nivel de vida, y registró que es lo que le sucedía a ambos vehículos, y dejo observadores en la zona. El auto del Bronx, a los diez minuto fue vandalizado, le robaron las llantas, espejos, vidrios, y todo lo que pudiera vender, y lo que no se pudo extraer termino siendo destruido, a los tres días no quedo absolutamente nada útil del vehículo. Una hipótesis a priori diría que la pobreza y la falta de cultura de los ciudadanos fue el artífice de ese hecho. El otro auto en la zona de Palo Alto siguió intacto por una semana (se podría afirmar que la riqueza y educación de los habitantes evitaba que hicieran algo criminal), por lo que Zimbardo decidió ir mas allá, rompió un vidrio del automóvil, y el proceso que se había dado en el barrio del Bronx se repitió exactamente igual y en el mismo tiempo. ¿Que es lo que había ocurrido? Zimbardo y sus colaboradores se percataron que de alguna manera, la sensación de descuido y de abandono son las bases sobre las cuales inconscientemente se puede desatar la agresión y la vandalizacion, ¿si los demás lo hacen, por que yo no? no se trata de la educación y la pobreza, se rompe lo que en la psicología de la percepción se le llama "principio de la buena continuidad", o equilibrio perceptual, por ende se rompen las bases morales comunes que sustentan la sociedad, todo descuido de los espacios muestra abandono, desinterés y despreocupación, lo que termina anulando nuestros controles personales incluidos los sistemas de creencias morales, porque además de dejar de sentir que se hace algo malo en lo que otro ya dañó, se genera otro concepto de Zimbardo llamado "indiferencia expectativa", se deja de participar socialmente en la solución de problemas esperando que alguien mas tome la iniciativa, así que si nadie actúa para resolver un problema, ¿por que lo haríamos nosotros?, para eso están los gobernantes, se participa del problema mas no de la solución, o se queja de que se implementen medidas correctivas, se banaliza el problema y se difiere la solución o se deja en manos de aquellos que después criticamos por su actuación (sobre todo si sentimos que nos coarta la liberad de hacer lo que se hace y que de entrada pudiera ser malo como la corrupción, la piratería etc. Los investigadores James Willson y George Kelling retoman este trabajo y lo llaman "la teoría de las ventanas rotas" donde establecen que si en una casa abandonada, una ventana está rota, en poco tiempo todas lo estarán", de ahí seguirán los grafittis, el saqueo etc., llegan a esta conclusión "el delito es mayor en zonas donde el descuido, la suciedad y el desorden y el maltrato son mayores" Todo comportamiento antisocial banalizado y permitido ya sea intencionalmente o por omisión, terminara siendo exaltado (Estados Unidos prohíbe la droga y hay cientos de películas y series en las que se exalta el uso en un doble vinculo evidente y a partir de este fenómeno Gregory Bateson descubrió que los dobles mensajes es la cuna de la esquizofrenia funcional) por ende todas las medidas correctivas serán mas duras y costosas en todo sentido, cuesta mas caro reparar una ventana rota que reconstruir una casa entera, es decir, corregir las pequeñas acciones es mas barato que tener que usar medios mas fuertes y costosos para resolverlo. Sin embargo como medios de control y en toda conducta social siempre tiene dos puntos de vista que se contraponen, aplicar medidas de control es poco popular y quienes permiten de alguna manera ese desorden se vuelven populares, o gritan que lo resolverán (sin hacerlo de entrada, solo después de tener el poder y generalmente teniéndolo tampoco lo hacen) por ende estos dos argumentos se vuelven bocados deliciosos en el control de masas e incluso en las contiendas electorales. Se ha generado un clima de ventanas rotas no solo en nuestro país, sino en muchos otros y en muchas áreas sobre todo la seguridad, se aprovecha la ventana rota del contrincante para ocultar las propias y gana popularidad el descrédito, la opinión fácil ( los activistas de sofá como define el filósofo Zygmunt Bauman que opinan, pero no proponen ni actúan) y nos centramos en la paja del ojo ajeno o como decimos en mi tierra "hágase la voluntad en las mulas de mi compadre". Si realmente deseamos crear cambios y una conciencia mas creativa, es momento en el que tenemos que comenzar.
ENVIADO POR SU AUTOR DESDE MÉXICO

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