domingo, 8 de diciembre de 2013

El intervencionismo

Foto del perfil de Gabriel S. BoraginaPor el Dr.Gabriel Boragina(*)
Columnista  
Resulta prácticamente muy difícil encontrar personas que no estén de acuerdo con el intervencionismo, que el Dr. C. Sabino define de la siguiente manera:
"intervención estatal. Acción de los gobiernos que tiene por objeto afectar la actividad económica. El término es lo suficientemente amplio para incluir tanto la regulación y control de los mercados como la participación directa en la actividad económica."[1]
Este intervencionismo se ha querido justificar desde distintos ángulos y diferentes puntos de vista, de algunos de los cuales pasaremos rápida revista. Uno de ellos es el de su "necesidad" para la provisión de bienes públicos:
"En otros términos, el bien público constituye el argumento central del intervencionismo estatal, ya que en esta línea argumental, el gobierno produciría la cantidad óptima del bien en cuestión que sería financiado por todos a través de impuestos con lo cual se internalizaría la externalidad y no habría free-riders ni costos ni beneficios externos sin internalizar. Tal vez el resumen más claro de esta posición esté expresado por Marcun Olson quien sostiene que “Un estado es, ante todo, una organización que provee de bienes públicos a sus miembros, los ciudadanos”. [2]
Pero, el mismo profesor señala que:
"Las externalidades positivas y negativas se internalizarán o no en el proceso de mercado según sean los gustos y las preferencias del momento y, en su caso, según los costos involucrados pero en modo alguno pueden considerarse “fallas de mercado”. Sin embargo, el intervencionismo gubernamental constituye una falla (o una tragedia para utilizar la expresión de Garret Hardin) al recurrir a la fuerza para internalizar aquello que, tomados todos los elementos disponibles en cuenta, se considera no internalizable al tiempo que se distorsionan los precios relativos con lo que, según el grado de intervención, se obstaculiza o imposibilita la asignación eficiente de recursos."[3]

Ciertos autores consideran que la globalización es una suerte de barrera contra el intervencionismo:
"Otro resultado de la expansión de la división internacional del trabajo — llamada globalización — es que los estados participantes y sus políticas son controlados cada vez más por la competencia internacional. Debido a esta competencia, pierden parte del poder sobre sus ciudadanos, y el intervencionismo estatal debe ceder."[4]
Ciertamente, apuntamos a esta cita, que no resulta simple hacer ceder a los gobiernos su intervencionismo. De allí, las trabas que normalmente han impuesto y siguen imponiendo al comercio internacional único medio este por el cual esa división internacional del trabajo podría encauzarse. Frente a la división internacional del trabajo no con menor vigor los estatistas le oponen sus barreras proteccionistas.
El Dr. Mansueti analiza este tema desde otro ángulo diferente intentando una clasificación. Para él:
"una clasificación aproximada (no perfecta) de los sistemas de Economía Política sería así: ...De centro, el intervencionismo distributivo (Welfare State), por la igualdad a través el voto. Es el de las “Terceras Vías”: socialismo democrático, socialismo cristiano, y populismo.
– De derecha es sin duda el sistema de mercado; pero hay tres modelos distintos: el intervencionismo de privilegios corporativos (“crony capitalism” o mercantilismo); el capitalismo liberal, de gobierno limitado, que es de derecha porque busca la libertad dentro del orden; y el anarcocapitalismo, que resulta la verdadera “extrema” derecha."[5]
La clasificación ensayada por el Dr. Mansueti, si bien es bastante original, nos ofrece algunas dudas que no es del caso tratar aquí de momento. La citamos sólo con fines expositivos.
Más adelante certeramente añade:
"Es un principio general: si el Estado se entromete en una actividad privada cualquiera, es para imponer opiniones y reglas a sus protegidos, y a cambio conferirles ventajas frente a sus competidores. Así es en las cuatro actividades vistas hasta aquí –economía, prensa, educación y atención médica–; y la política no es una excepción. El intervencionismo estatal es un atentado contra la libertad: no debe ser."[6]
Estamos de acuerdo con esta última observación.
Un importante partidario del intervencionismo como K. R. Popper debe, sin embargo, reconocer que:
"la intervención económica, aun me­diante los métodos graduales aquí defendidos, tiende a acrecentar el poder del Estado. Se desprende, pues, que el intervencionismo es en extremo peligroso. Esto no constituye, sin embargo, un argumento decisivo en su contra, pues el poder del Estado, pese a su peligrosidad, sigue siendo un mal necesario. Pero debe servir como advertencia de que si descuidamos por un momento nuestra vigilancia y no fortalecemos nuestras instituciones democráticas, dándole, en cambio, cada vez más poder al Estado mediante la "planificación" intervencionista, podrá sucedemos que perdamos nuestra libertad. Y si se pierde la libertad, se pierde todo, incluida la «planificación». En efecto, ¿por qué habrán de llevarse a cabo los planes para el bienestar del pueblo si el pueblo carece de facultades para hacerlos cumplir? La seguridad sólo puede estar segura lujo el imperio de la libertad."[7]
Lamentablemente los temores de K. R. Popper se vieron cumplidos en la mayor parte de los países del mundo. Sucede que parece no haber advertido (al menos en la obra de la cual tomamos esta cita) que el poder tiende a su propia expansión tanto en el tiempo como en el espacio. Mucho antes de K. R. Popper Lord Acton ya exclamaba que el "El poder tiende a corromper. El poder absoluto corrompe absolutamente". Fue Acton quien demostró tener razón.
Hoy vivimos épocas de intervencionismo extremo, particularmente en Latinoamérica donde ha adoptado la forma de populismo en varios países como Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
(*) www.accionhumana.com

[1] Carlos Sabino, Diccionario de Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. Voz respectiva.
[2] Alberto Benegas Lynch (h), "Bienes públicos, externalidades y los free-riders: el argumento reconsiderado". Exposición ante la Academia Nacional de Ciencias. Noviembre 28 de 1997. Pág. 3
[3] Alberto Benegas Lynch (h), "Bienes...." Óp. Cit. Pág. 13.
[4] Hubertus Müller-Groeling-"La Dimensión Social de la Política Liberal"-Publicado por Fundación Friedrich Naumann (FFN)-Oficina Regional América Latina. pág. 18
[5] Alberto Mansueti. Las leyes malas (y el camino de salida). Guatemala, octubre de 2009, pág. 258.
[6] Mansueti A. Las leyes....ob. cit. pág. 310
[7] Karl R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. Pag. 345

Recuperando Potestades

clip_image002Por Enrique Guillermo Avogadro
“Es estúpido dejar las decisiones sobre economía a aquellos que no pagarán precio alguno por equivocarse”. Thomas Sowell
Cuando el hombre comenzó a vivir en comunidad y para evitar que continuara rigiendo la ley de la selva, naturalmente cedió algunas de sus libertades y derechos a algo superior, que dio en llamarse, mucho después, “Estado”. Así, a cambio de renunciar a ellos, le encomendó –y le exige- que se ocupara de su defensa, de su seguridad, de su educación, de su salud y de la Justicia; como parte de ese contrato tácito, paga al Estado los impuestos que le permitan soportar esas tareas. También le delegó la organización de las relaciones entre los individuos que componen la sociedad.
En la Argentina actual, y pese a que ese contrato sigue teóricamente rigiendo, apoyado en la Constitución y en el Código Civil, el Estado ya había desertado, y los ciudadanos estamos sometidos a la indefensión como nación, a la cotidiana inseguridad, a la falta de salud, de educación y a la falta de Justicia, por lenta y por sometida al poder de turno. Nos vemos enfrentados a soportar doblemente el costo de contar con esos beneficios elementales, ya que seguimos pagando impuestos pero, además, tenemos que hacer frente al costo de la contratación privada de vigiladores, colegios y prepagas médicas para subsanar esa ausencia estatal.
En estos días, en Córdoba, se vio a ciudadanos encaramados a los techos de sus viviendas y negocios, o nucleados atrás de barricadas, armados y dispuestos a defender con su vida –dada su inexperiencia- sus bienes ante las hordas que destruían todo a su paso. Sin darse cuenta, reasumieron una potestad que habían transferido, por ese acuerdo originario, al Estado, ya que éste había desertado y se encontraban en total desamparo frente a la violencia desatada.
Esta situación representa un salto cualitativo, hacia atrás, respecto a todos los conflictos sociales que los argentinos hemos soportado en los últimos años y, seguramente, continuará in crescendo, por el triste papel que desempeñaron, durante esas horas trágicas, quienes tienen a su cargo ejecutar las tareas que son propias del Estado. Doña Cristina in absentia, Anímal y hasta Randazzo hicieron fila para pegarle al Gallego de la Sota, lavándose las manos respecto a la crisis que la “década ganada” había generado y que, como vimos por televisión, estuvo a punto de convertirse en una tragedia. Al negarse a enviar a la Gendarmería –Super Berni lo ordenó, pero el Chino Zannini lo desautorizó- el cristinismo, una vez más, dio una muestra cabal de la confusión que en su concepto existe entre Gobierno y Estado; en ella, tal como lo confirmó un patético Coqui Capitanich invocando al federalismo constitucional, las fuerzas federales sólo pueden actuar cuando quien solicita su auxilio es un obediente seguidor de los dictados de Olivos. ¡Qué pena que ese mismo federalismo sea olvidado a la hora de repartir ingresos fiscales!
Se me ha preguntado, desde el momento de los hechos, si los saqueos estaban organizados por algún malparido con intencionalidad política. La respuesta contiene dos aseveraciones: sí lo estaban, y en esa organización seguramente participaron narcos, pero tuvieron esa magnitud porque existe un caldo de cultivo que favorece la protesta. Detrás de los primeros enmascarados, que robaban plasmas y alcohol, necesariamente hubo multitudes crispadas y enojadas, que padecen diariamente esta demencial política económica, que ha llevado a que el verdadero índice de precios (el de los changuitos de supermercado) se haya disparado a partir de noviembre, lo cual llevará la inflación anual a superar el 30%.
El Gobierno avivó la inquietud social con tres anuncios convergentes: no acepta pagar el bono que todas las centrales gremiales solicitan para fin de año, descontará el impuesto a las ganancias sobre la segunda cuota del aguinaldo y mandó a imprimir, en la Casa de la Moneda y en Ciccone, ciento cuarenta millones de billetes de cien pesos para hacer frente al pago de esa segunda cuota a los empleados públicos.
El desprecio que los funcionarios tienen por la inflación (a la que ningunean), la carencia de un plan económico coherente –no se puede considerar como tal al nuevo congelamiento de precios que, dicen, regirá a partir de enero- y la monstruosa emisión monetaria, harán que el arrastre de este año lleve al índice de los precios a superar el 40% en 2014; el permanente drenaje de reservas, la obligación de importar cantidades mayores de combustibles más caros y el nuevo robo que cometerán cuando paguen el cupón atado al crecimiento del PBI (nada menos que US$ 5.000 millones), tampoco permiten ser optimista respecto a un cambio diametral en la toma de decisiones.
Pero, tal vez, el principal factor coadyuvante de lo que ocurrió en Córdoba haya que buscarlo en la anomia moral que hoy reina en nuestra sociedad. Todos los límites se han sobrepasado, y se ha impuesto el “sálvese quien pueda”.
El mundo entero está contemplando, con asombro y repugnancia, cómo la señora Presidente se mofa de todos, acumulando una fortuna personal cuyo crecimiento exponencial ni se molesta en explicar, como tampoco lo hace con las relaciones que mantiene con los personajes más oscuros de la escena nacional, como Lázaro Báez, Cristóbal López, Spolsky, Eskenazi, Ferreyra (Electroingeniería), sus secretarios y sus jardineros y tantos otros, enriquecidos por haber prestado sus nombres para encubrir los latrocinios de la pareja imperial.
El Vicepresidente, el inefable Guita-rrita, se robó, con sus cómplices Nariga Núñez Carmona y Vandermoco, la mayor imprenta del país, que tiene a su cargo nada menos que la producción del dinero. Además de hacerse enormemente rico, y seguir festejándolo a carcajadas, le cobró una comisión de siete millones a la provincia más pobre del país para renegociar su deuda con el Estado nacional, o sea, con él mismo.
Sin embargo, los jueces de Comodoro Py no han llamado a ninguno de ellos a prestar declaración indagatoria, y todos –hasta Jaimito- siguen libres y haciendo daño. Entonces, ¿no resulta razonable que alguien crea que puede robar impunemente un televisor o un coche de bebé? Si a los grandes delitos que los funcionarios de todo pelaje han perpetrado no les ha correspondido pena alguna, ¿por qué preocuparse entonces por la comisión de un hecho tan menor?
Para terminar de aguar las esperanzas de quienes creían que los cambios en el Gabinete traerían aparejada una mejor relación con la sociedad, con el mundo y con los mercados, el viernes –como ya ha sucedido en la Cancillería- se produjo la designación de un chico de La Cámpora para ocupar la jefatura de uno de los organismos técnicos para prestigiosos del país, el INTA. Sólo cabe esperar que el peronismo, que aportó los votos necesarios en octubre, se niegue a seguir convalidando la ocupación del Estado por estos niñatos corruptos y espléndidamente rentados, pero incapaces, siquiera, de ganar una elección universitaria.
BsAs, 8 Dic 13
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ENVIADO POR SU AUTOR

UN MINI PLAN PARA JORGE MILTON: HACER MUCHO CON POCO.

Por el Lic. Jorge Ingaramo.
El Jefe de Gabinete está preocupado por las cadenas de valor y por la competitividad, entre otras, de las economías regionales, del girasol, la yerba y la carne vacuna. Le acercamos un Mini Plan de estímulos, para la cadena agroindustrial, que incluye la segunda transformación de valor agregado. Éste Complejo representa casi 58% de las exportaciones argentinas. La libertad para comerciar sin restricciones, salvo en el caso del trigo y un cronograma de baja de Retenciones, de escaso impacto fiscal, podrían tener una respuesta contundente, siempre que mejore el Tipo de Cambio real.
El Jefe de Gabinete anunció  que resolvería los problemas de competitividad, entre otros, de las economías regionales y del sector de la carne vacuna. También habló de la yerba mate y del girasol, como problemas específicos.
Posteriormente, se conoció que las cerealeras y aceiteras exportadoras traerían prefinanciación de exportaciones, fondeadas en el exterior, por MU$S 2000, como anticipo de los ingresos de la futura cosecha, o algo así como un “préstamo puente”, por cinco o seis meses, hasta que empiece a entrar la plata de la soja.
A esta especie de puente financiero, se le podría agregar un Mini Plan, de bajo costo fiscal, para estimular las producciones de cada una de las provincias de La Argentina. .

 Mini Plan de competitividad agroindustrial.
Supuestos :
-             En los primeros 10 meses del año, el 58% de las exportaciones del país provino del complejo agroindustrial .
-             Buena parte de las áreas productivas, para la presente campaña, ya está decidida. Pero faltan dos de las más importantes, ya que en el Informe de la Bolsa de Cereales de fines de noviembre, la soja se había sembrado en algo más de un 49% y el maíz en un 43,5%. Es decir que todavía está pendiente la aplicación de paquetes tecnológicos más o menos caros, según sea el resultado financiero esperado por el productor. El maíz es un cultivo que demanda erogaciones monetarias significativas, si se quiere obtener un rinde  compatible con el costo del alquiler de los campos.
-             Se sabe que el gobierno padece necesidades fiscales y que no estará dispuesto a arriesgar ingresos seguros por Retenciones. Pero también se puede deducir que, si el enfoque es exclusivamente fiscalista, a la larga los ingresos se pierden, por más que el gasto público está en pesos y, a igual alícuota de Retenciones, un Tipo de Cambio comercial más alto, da mayor capacidad financiera.
-             Es factible alcanzar, en la producción agrícola pampeana, MT 120, en tres a cuatro años, por la combinación de ampliación de áreas, mayor participación del maíz en el paquete, incorporación masiva de nuevas biotecnologías y aumentos en los rendimientos por mayor reposición de nutrientes, léase fertilizantes, entre otras prácticas aconsejables, como ser la rotación sustentable en el uso de los suelos. 

Con estos supuestos, presentamos nuestro Mini Plan , que puede hacer mucho con poco:

1)            Se modificará el sistema de ROEs, a partir del inicio de la campaña 2014/15, volviendo a la aplicación de la tradicional Ley 21453, y derogando la llamada Ley Martínez Raymonda, que exige la factura de la operación de originación, previo a la declaración de venta externa. No habría, con la vigencia de la Ley 21453, ninguna restricción para exportar, a partir del 1º de noviembre de 2014. De esta manera, se daría marcha atrás a las múltiples trabas destinadas a estimular el consumo interno, en detrimento de la producción agropecuaria.
2)            Se mantiene como única restricción cuantitativa transitoria la cantidad de trigo a ser exportada en la presente campaña, ya que la producción está “jugada”, y todavía no se sabe a ciencia cierta su volumen. Se apuesta a un excedente exportable de apenas MT 1,9, una vez abastecidas las necesidades internas, de los molinos y de semillas de uso propio. Habrá libre comercio para todas las otras producciones.
3)            Se eliminan automáticamente todos los Derechos de Exportación para economías regionales, con un costo aproximado de MU$S 178.
4)            Se establecen reintegros de impuestos indirectos internos a los productos alimenticios y textiles, e inclusive a los derivados de la madera, que tengan una segunda transformación. Por ejemplo, los aceites refinados y envasados o los tops de lana, es decir aquellos productos que tienen, al menos, una etapa más de agregación de valor. Se harán los cálculos pertinentes para no contravenir la normativa de la OMC al respecto, pero puede decirse que un reintegro promedio del 3%, tendría un costo fiscal de MU$S 100.
5)            Se bajan de 15 a 5% los Derechos de Exportación de la carne vacuna que no sea manufacturada, o sea todos aquellos cortes enfriados o congelados, que vayan al exterior y que requieran en su producción, por lo general, de animales de más de 430 kilogramos. Ello estimularía la productividad ganadera, por aumento del peso medio de faena y el agregado de un eslabón de recría vacuna a pasto, que hasta ahora fue virtualmente desalentado, dado que la exportación de carnes hoy representa el 7% del total producido y el consumo interno compra animales livianos, en su mayoría recriados y terminados en feed lots. El costo de la medida sería de unos MU$S 115.
6)            Se establecen Retenciones para el trigo, de 17%; del 14% para el maíz, el sorgo  y el girasol (como grano) y del 10% para sus productos derivados (hoy  32 y 30%). Los Derechos entrarán en vigencia automáticamente. El costo fiscal directo es de MU$S 340.

El impacto fiscal directo es de MU$S 733, vía instrumentos de comercio exterior. Se sabe que estos estímulos, sobre todo los provenientes de la libre comercialización, permitirán el empleo de todo el paquete tecnológico disponible y la agregación de valor, tanto en la primera como en la segunda transformación industrial. Por consiguiente, el impacto fiscal real sería menos de la mitad de la cifra calculada más arriba. No debe olvidarse que más insumos y más servicios, implican más impuestos y que un Tipo de Cambio en ajuste gradual, va mejorando los márgenes netos, aumentando el devengado por Impuesto a las Ganancias.
Nótese que no se han modificado los Derechos del complejo sojero. Por supuesto que, si hubiera cierta holgura en materia fiscal (o regreso al endeudamiento), el Ejecutivo podría anunciar un cronograma de disminución en las Retenciones, tanto para el grano de soja como para sus derivados, que hoy tributan 35 y 32%, respectivamente.
De concretarse el área sojera prevista por la Bolsa de Cereales, es posible una producción de MT 57 que, a los precios FOB cosecha, del MINAGRI, generarían un negocio de casi MU$S 29000 en exportaciones. Vale decir que los Derechos de Exportación del Complejo soja representarían casi un 87% de la recaudación de Retenciones, en 2014, con las alícuotas actuales. Cada punto de baja de Retenciones en la soja (o, lo que es lo mismo, cada tres puntos porcentuales de caída en los precios FOB), genera una merma de ingresos por MU$S 288.
Asumiendo el 100% del costo fiscal, de MU$S 733, estamos hablando de una significación de 2,5 puntos en la recaudación del complejo soja. De la mejora en la gestión en las finanzas públicas y de la mayor recaudación (en pesos), al aumentar el Tipo de Cambio, dependerá que se pueda anticipar un programa sustentable para el complejo soja, para la campaña 2014/15.
Finalmente, puede decirse que para todo el resto de los productos, excepto los del complejo soja, dar un paso adicional en la rebaja de Retenciones para la campaña 2014/15, (una medida que sería conveniente anunciar ya), podría significar un costo fiscal directo incremental de unos MU$S 400.
Como se ve, la soja-dependencia ha llegado a todos los niveles. Pero, se puede encarar una mejora en la competitividad del resto de los eslabones en la cadena de valor agroindustrial, con un pequeño sacrificio fiscal, sobre todo teniendo en cuenta que habría una clara reacción de los productores ante los estímulos propuestos en nuestro Mini Plan. Por algo se empieza.
ENVIADO POR ARTURO NAVARRO - www.arturonavarro.com.ar

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Por qué la AGN advirtió que la independencia de criterio del INDEC podría estar afectada

Es porque la mayor parte de los empleados no son permanentes. El organismo señala que el tope para contratados o planta transitoria es del 15% del total, pese a que son más del 60%. En cuanto a su rol como rector de estadísticas, el cumplimiento fue parcial. Hubo falta de control de los datos de los sectores de salud, educación y servicio públicos.
El exceso de personal no permanente del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) "podría impactar directamente sobre su independencia y criterio". Así lo manifestó la Auditoría General de la Nación (AGN) en su último informe que evalúa al cuestionado ente. También señaló que "cumple parcialmente con su rol de rector de la estadística nacional". Los empleados de planta transitoria y los contratados representan el 61% de los recursos humanos del Instituto. Ese porcentaje "supera ampliamente el establecido por normativa, que fija un 15%" como tope. Los auditores detectaron que "se cubren cargos de importancia para la estructura del INDEC con designaciones transitorias".
Por ejemplo, de las nueve Direcciones Nacionales del Instituto, "solo dos estaban cubiertas de modo regular, otras tantas estaban vacantes y las cinco restantes presentaban cobertura transitoria". Las que aún no tenían personal designado son la de Estadísticas de Precios de la Producción y el Comercio y la de Estadísticas del Sector Externo.
Las Direcciones con coberturas transitorias son la de Cuentas Internacionales, Estadísticas Sociales y de Población de Estadísticas de Condiciones de Vida, de Planificación y Coordinación Estadística y la de Administración de Operaciones. Por otra parte, de las 25 Direcciones simples con las que cuenta el Instituto "cuatro estaban vacantes, dos se encontraban cubiertas regularmente y 19 de forma estacional".
Retomando los porcentajes del personal, el informe señala que "los agentes de planta transitoria deben hacer tareas de ese carácter, estacionales". Sin embargo, los auditores encontraron que "de las 251 personas que conformaban el staff transitorio, el 56% tenía más de 15 años de antigüedad y otro 23% más de 20". Estos números son para la AGN evidencia suficiente de que "no realizan actividades temporales". Entre los contratados, "el 13% tiene más de cinco años" trabajando para el Instituto.
Continuando con el personal, se observó que en el INDEC "no hay procedimientos para evaluar la necesidad de incorporar empleados ni para cubrir los puestos de trabajo". En su descargo, el organismo auditado reconoció que "son las Direcciones las que evalúan las solicitudes verbales de las diferentes áreas".
Es importante destacar que para el rubro “Recursos Humanos” el Instituto destina el 70% de su presupuesto.
Sistema Estadístico Nacional 
En paralelo a la salida de Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio, la Auditoría aprobó este informe que evalúa los aspectos organizacionales y presupuestarios del INDEC entre 2010 y los primeros seis meses de 2011. En él, se menciona que el ente como rector de la estadística nacional tuvo un cumplimiento "parcial" de sus tareas.
La AGN señaló que los listados del Sistema Estadístico Nacional (SEN) "están desactualizados". Es que a la hora de revisar los documentos encontraron nombres incompletos o inconsistencias, por lo que consideró que la labor en los controles es "insuficiente".
La auditoría manifiesta que desde el INDEC "no se efectúan monitoreos sobre la confiabilidad de los datos recibidos en materia de salud y educación”. Respecto a ambas áreas, el organismo de control se basó en informes anteriores que habían detectado “falta de seguridad y de calidad de la información”.
Algo similar sucedió con los datos brindados por los entes reguladores de las comunicaciones y la Secretaría de transporte. Sobre este sector la AGN informó que “existen parámetros para evitar posibles errores cuantitativos de la documentación pero no hay metodologías de relevamiento para verificar la comparabilidad de los mismos”.
En cuanto a la información que respalda al Índice de Salarios, que releva la masa salarial del sector privado registrado y del sector público para establecer las variaciones mensuales, el panorama no es mejor y la falta de control sobre los datos se repite.
FUENTE: Publicado en  http://www.elauditor.info

7 Tendencias empresariales a tener en cuenta para el 2014


martes, 3 de diciembre de 2013

Producción Nacional - H. Giuliano: Nos quedamos sin reservas porque el gobierno pago deuda externa

Héctor Giuliano, Lic. en Administración y Finanzas Públicas, estudioso en Deuda Externa, hace un diagnóstico de la situación económica, analiza los cambios de gabinete, la deuda externa y pública, trata el tema Repsol-YPF, la situación de crísis en la que estamos sumergidos y los ajustes que se avecinan con motivo de esta pronta crísis económica. Fuente: YouTube- CTLV1º Canal Toda la Verdad Primero
ENVIADO Por su Director. Lic JUAN MANUEL SOAJE PINTO

lunes, 2 de diciembre de 2013

VEHICULOS “SUNTUARIOS” GENERAN 88 MIL EMPLEOS DE ALTOS SALARIOS

Presión tributaria
El nuevo gabinete debuta impulsando otro aumento de impuestos. Aunque el argumento oficial es que se busca castigar consumos “suntuarios” que drenan divisas, en realidad es una continuidad del proceso que llevó la presión tributaria a niveles récords. Para reducir de manera genuina el déficit fiscal, la inflación y la fuga de divisas una estrategia alternativa es comenzar a desmantelar el perverso mecanismo de subsidios económicos a empresas públicas y privadas. Esto, además, permitirá preservar muchos empleos de calidad. 
El gobierno elevó un proyecto de ley, con pedido de tratamiento urgente, para subir los impuestos a las ventas de autos, motos, aviones y embarcaciones nacionales e importadas. La iniciativa, modificada en Diputados, establece que los autos y aviones cuyos precios se ubiquen entre $170 mil y $210 mil verán incrementado el impuesto interno que pagan actualmente de 10% a 30% de su valor y para los precios superiores a los $210 mil el impuesto se eleva a 50%. Para las embarcaciones de recreo los tramos de montos son entre $22 mil y $170 mil y para las motos entre $22 mil y $40 mil, respectivamente.
El argumento oficial es que el impuesto ayudará a paliar el drenaje de divisas al encarecer el consumo de productos cuyo acceso está restringido a la población de altos ingresos. Dentro de las debilidades de este planteo, una muy importante es que el impuesto no solo grava productos importados sino también la producción nacional.
La incidencia sobre la producción nacional del nuevo impuesto es muy amplia, ya que además de la industria afecta de manera indirecta a una gran cantidad de servicios. De todas formas, dimensionando sólo su impacto directo sobre la industria manufacturera, los datos oficiales del INDEC para el 1° semestre del 2013 señalan que:
· La industria nacional de vehículos automotores de la Argentina genera 32 mil puestos de trabajo directos con un salario promedio de $20 mil mensuales.
· La industria nacional de carrocerías y autopartes genera 46 mil puestos de trabajo adicionales con un salario promedio de $11 mil mensuales.
· La industria nacional de motos y embarcaciones de recreo, por su parte, crea 10 mil puestos de trabajo más con un salario promedio de $9 mil mensuales.
Estos datos muestran que los sectores industriales productores de los bienes que, en principio, serían alcanzados por el incremento del impuesto generan unos 88 mil puestos de trabajo de muy buena calidad. El salario promedio es de $14 mil mensuales, un 34% superior a la remuneración media de toda la economía formal. Si bien el impuestos afecta sólo a los autos, motos, barcos y aviones de mayor precio y la información oficial se refiere al total de la producción, como el proyecto de ley fijó valores nominales sin mecanismos de actualización por inflación en poco tiempo la mayor parte de los bienes producidos por estas industrias quedarán alcanzados, tal como sucede con el impuesto a las ganancias.
En el argumento oficial se justifica la aplicación de este impuesto porque se trata de bienes “suntuarios”. Ciertamente que, en general, es la población de alto nivel de ingreso la que accede a la compra de un automóvil, moto, avión o embarcación de recreo con estos precios. Pero más que representar una mayor progresividad en el sistema tributario, esta reforma constituye un nuevo eslabón en el intenso e indiscriminado aumento de impuestos que llevó a que en la última década, entre los años 2003 y 2013, la presión impositiva nacional y provincial pasará de 23,4% a 37,6% del PBI.
Para mitigar la pérdida de divisas del Banco Central hay que reducir la inflación y, para ello, hay que eliminar el déficit fiscal. Para lograrlo, no es necesario pensar en nuevos impuestos, aunque se justifiquen en que sólo impactan en la gente de altos ingresos, sino en dejar de subsidiar a la gente de altos ingresos con los subsidios económicos. A través de este mecanismo los segmentos sociales más favorecidos se apropian de recursos públicos asignados a mantener artificialmente bajas las tarifas de agua, electricidad, gas, transporte público y pasajes de Aerolíneas Argentinas. El Estado nacional este año va a erogar casi el 6% del PBI en subsidios económicos, porcentaje que supera el déficit fiscal –antes de transferencias de ANSES y el Banco Central– que este año superará el 4% del PBI.
Resulta socialmente muy regresivo seguir aumentando los impuestos mientras se mantiene activo el perverso mecanismo de usar fondos públicos para subsidiar empresas públicas y privadas proveedoras de servicios públicos. En este aspecto, los primeros pasos del nuevo gabinete sugieren que no habrá cambios de fondos sino “parches” difiriendo la resolución de los problemas estructurales para el próximo gobierno.

FUENTE: IDESA www.idesa.org (enviada por mail)

Sin cambios de política con el nuevo gabinete.

Por Arturo Navarro(*)
Expresé al cierre de la campaña electoral que la situación del sector y del interior era mucho más grave que la planteada por la resolución 125, en 2008, cuando reaccionaron (en el campo) en conjunto.
A pesar de esa situación, ni desde el oficialismo, ni desde los partidos de la oposición se escucha ninguna propuesta de política macro y sectorial que permita empezar a corregir las graves
distorsiones económicas que está soportando el sector agropecuario, especialmente las economías regionales.
La idea es que se materialice lo antes posible una política para poder salir de la actual distorsión de precios relativos y  volver a producir competitivamente, con el fin de aumentar las
exportaciones que generen más dólares genuinos a las ecuánimes arcas del Banco Central.
Tanto el nuevo jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, como el ministro de Agricultura de la Nación, ingeniero Carlos Casamiquela, me consta que conocen muy bien el sector y saben
perfectamente qué hay que hacer para permitirle al sector poder expresar todo su potencial de producción.
No lo digo por lo que hicieron en el último tiempo. Lo afirmo por sus amplios conocimientos del sector y el trabajo en cadenas productivas que se han desarrollado en el interior en forma incipiente, que serán las bases fundamentales de los clúster regionales para poder terminar con las erráticas políticas de concentración que explosionan cada diez años.
El diagnóstico de la capacidad de producción que tendría el  sector agropecuario y agroindustrial ya está suficientemente definido.
Surgió en las conclusiones del Plan Estratégico Agroalimentario (PEA), como antes lo había realizado la Fundación Producir Conservando, entidad que sí definió que aumentando la superficie de siembra en 10% y usando las políticas que aplican los productores de punta, la producción del país podría superar
las 150 millones de toneladas en pocos años, siempre que se lo acompañe con inversiones en infraestructura en general que se necesitan, para poder producir y exportar en forma competitiva al
mundo.
Por lo tanto ¿Qué es lo que necesitamos definir para superar las 100 millones de toneladas y llegar en algunos años a las 150?
Lo que necesitamos es que se pongan de acuerdo en forma definitivatodos los sectores privados y los políticos, que es la única política que nos va a permitir llegar a dichas metas.
Es trabajando y produciendo con una economía abierta al mundo,con políticas cambiaras uniformes y competitivas, sin ningún  impuesto distorsivo del federalismo y el funcionamiento pleno de
una libre competencia de todos los actores.
En el mundo, el objetivo de producir y aumentar la producción de alimentos en cantidad y calidad no tiene ideología. Está demostrado que cuanto mayores sean las exportaciones de
cualquier alimento mejor vamos a atender el consumo interno con cantidad y calidad.
Por lo tanto mi propuesta para la actual coyuntura sería poder avanzar por lo menos en el aumento de la productividad en el ciclo 2013-2014 por un mayor uso de insumos sensibles.
Para darle una señal a los otros sectores productivos, habría que eliminar los impuestos por exportar -mal llamado derechos de exportación– a todas las producciones del país, salvo a la de soja, en la que se debería avanzar en una reducción escalonada en los próximos ciclos.
Dicha propuesta representaría solamente una reducción deingreso por impuestos por exportar de 1700 millones de dólaresincluyendo 200 millones de dólares por aplicación de los reintegros a las producción exportadas con valor agregado.
El sacrificio fiscal que representaría este incentivo del Estado se debería compensar con mayor en deudamientointernacional, como una forma de poder revertir en forma urgente la situación de quebrantos de todas las economías regionales comode las otras producciones, con la única exclusión de la producción
de soja.
Sería una mejora muy importante para muchos productores y producciones y un mensaje muy concreto del nuevo gabinete de queempezó a cambiar política para el sector.
El interior no tiene más capacidad de pago y está trabajandocon márgenes negativos, como lo saben muy bien los nuevos funcionarios.-
(*) www.arturonavarro.com.ar
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domingo, 1 de diciembre de 2013

El poder adquisitivo del dinero

Foto del perfil de Gabriel S. BoraginaPor el Dr.  Gabriel Boragina (*)
Columnista
Todavía sigue siendo popular un muy antiguo error de muchos economistas que creen que la inflación es el aumento generalizado de los precios. Y, en consecuencia, también es mayoría la gente que repite en forma inconsciente el mismo error. Sin embargo, la inflación no es eso, sino que se trata de un fenómeno monetario, uno de cuyos efectos es la disminución del poder adquisitivo del dinero.
Murray N. Rothbard explica en forma sencilla en qué consiste el poder adquisitivo del dinero:
"Cuando rige el sistema de trueque, si el precio de una docena de huevos es de un kilogramo de manteca, el poder adquisitivo de una docena de huevos será, inter alía, de un kilogramo de manteca. El poder adquisitivo de una docena de huevos será también una décima parte de un sombrero, etcétera. A la inversa, el poder adquisitivo de la manteca equivale a su precio en términos de huevos; en este caso, el poder adquisitivo de medio kilogramo de manteca es media docena de huevos. Después de la aparición del dinero, el poder adquisitivo de una docena de huevos es igual a su precio monetario, que en nuestro ejemplo es un dólar. El poder adquisitivo de medio kilogramo de manteca será cincuenta centavos de dólar, el de un sombrero diez dólares, etcétera."[1]
Inmersos desde antaño y en nuestros días en una economía monetaria, la gente está acostumbrada a medir el poder adquisitivo de su dinero en términos monetarios y no en términos de trueque, pero, en última instancia, los que se intercambian son unos bienes por otros. Los bienes económicos (y recordemos que el dinero también es un bien económico) poseen todos poder adquisitivo entre sí.
El poder adquisitivo del dinero es lo que le confiere su valor y viceversa:
"El valor del bien económico utilizado como dinero está sujeto a las mismas consideraciones que otras mercancías. Los individuos le otorgan un valor porque resulta útil; les permite, en un futuro próximo o lejano, adquirir otros bienes. Le dan valor porque goza de poder adquisitivo, y goza de este poder adquisitivo porque la gente le da valor.
Éste es un razonamiento tortuoso, a menos que reconozcamos el orden correcto del proceso de valoración. El valor de cambio del dinero es una función de las valoraciones subjetivas de la gente; éstas se ven influidas por su recuerdo del poder adquisitivo del pasado el que, a su vez, puede ser rastreado hasta el valor de uso del bien monetario. Sin conocer el origen de su valor de cambio, pero recordando claramente el poder adquisitivo que poseía ayer, la gente le otorga valor al dinero, según sus escalas de valor. Pueden aumentar sus tenencias de efectivo si el dinero en efectivo es más valioso que los bienes económicos ofrecidos a cambio, o pueden reducirlas si los bienes disponibles para intercambio son más valiosos. Los cambios del valor individual afectan a los cambios del poder adquisitivo."[2]
El poder adquisitivo del dinero dependerá entonces de factores subjetivos (la valoración que le otorgan los consumidores a la moneda) pero también estará relacionado con otras condiciones, que son de orden objetivo, dadas estas por la cantidad de circulante que exista en la economía, lo que, a su turno, afectará los precios y estos, nuevamente, -en un efecto de feedback- las valoraciones que la gente haga de su dinero.
La inflación disminuye el poder adquisitivo del dinero, y puede llegar a suprimirlo por completo, como cuando se producen situaciones de hiperinflación.
La inflación es un indicador clave a la hora de medir el llamado "crecimiento económico" (famoso) de un país o de una región. Por ejemplo, si se dice que la tasa de "crecimiento de la economía" de un país "X" es del 8 % anual, pero la inflación existente en ese mismo país es del 20 % o 25 % en idéntico periodo, se visualiza claramente que el dato es engañoso, dado que lo que realmente está ocurriendo allí es la existencia de un "crecimiento" negativo (en el caso del -12 % o -17 % anual respectivamente). Ello, sin considerar otras variables para "medir" la supuesta tasa de "crecimiento de la economía", y atento que, el poder adquisitivo de los bienes que componen el índice de "crecimiento de la economía" es igual a su precio monetario, (que será la moneda vigente en cada país, como explica Murray N. Rothbard en el párrafo citado más arriba), se advierte con claridad que la inflación, al disminuir ese poder adquisitivo, impide hablar (en esa misma medida) de "crecimiento económico" de ninguna índole, sino de su inverso.
El sistema de banca central (en EEUU Sistema de la Reserva Federal) ha tenido mucho que ver con el problema que estamos comentando:
"Después de setenta años de manipuleo monetario, es evidente que el nuevo sistema es más deficiente que cualquier otro de la historia. Ha dado lugar a una inestabilidad sin precedentes, ha reducido el poder adquisitivo del dólar estadounidense a unos pocos centavos de su antiguo valor. Ha creado inflación, que enriquece a algunos y empobrece a otros, generando de esta manera conflictos y luchas sociales. Se trata de una enfermedad que no es ni accidental ni el resultado de fallas o malicia individuales. Es el producto final de ciertas ideas económicas que guiaron a los legisladores que diseñaron el sistema, y de las autoridades monetarias que lo dirigen."[3]
Exactamente lo mismo puede decirse de todos aquellos países en donde existe un sistema de banca central o de banca estatal (al fin de cuentas la misma cosa).
En suma, las políticas estatales siempre producen pobreza y miseria generalizada, tal como se lo viene observando desde los comienzos mismos del intervencionismo y en particular en Latinoamérica.

[1] Murray N. Rothbard, "La teoría austriaca del dinero", Revista Libertas Nº 13 (Octubre 1990) Instituto Universitario ESEADE, pág. 2-3.
[2] Hans F. Sennholz. "Moneda y libertad". Revista Libertas IV: 7 (Octubre 1987) Instituto Universitario ESEADE, pág. 10.
[3] Sennholz, H. "Moneda....", op. Cit. Pág. 16.

El remiendo tardío.

Alberto Medina Méndez Por Alberto Medina Méndez (*)
La desesperada tentativa de cambios por parte del gobierno argentino parece ser solo una reacción extemporánea que ni siquiera tiene pretensiones de apuntar al núcleo de las cuestiones que debe resolver.
Es lo que sucede cuando se llega tarde. No existe tiempo material suficiente para implementar las transformaciones necesarias, ni tampoco la voluntad política necesaria para hacerlo. Cuando no se puede ir al fondo de los problemas, se termina optando por el maquillaje, por los remiendos, por hacer como que se hace, en vez de proceder con seriedad.
Al elegir el camino de los parches, los funcionarios no están abocados a reparar cada uno de los inocultables inconvenientes que la gente los percibe con una intuitiva claridad.
La inflación y la inseguridad han sido temas determinantes en el último resultado electoral, y el gobierno ha tomado nota de semejante llamado de atención, aunque lo haga en silencio y sin reconocerlo públicamente.
Tenía muchas alternativas para seleccionar, pero la prioridad política nuevamente gano la pulseada. Ya no se trata entonces de entender lo que la sociedad necesita, sino solo de registrar el reclamo siempre bajo los paradigmas que propone la próxima compulsa electoral.
En ese contexto, el gobierno ha optado por quitarse la responsabilidad sobre la seguridad, aduciendo que son las provincias las que deben implementar políticas ya que de esa jurisdicción dependen las fuerzas policiales, omitiendo de ese modo su participación directa en la generación de las múltiples causas estructurales de la inseguridad que son alimentadas desde las inadecuadas decisiones nacionales.
Este discurso muestra, que no serán replanteadas en lo más mínimo, por lo tanto es de esperar que nada cambie demasiado. La apuesta del gobierno es solo cambiar de culpables. No tienen la solución, no saben siquiera por dónde arrancar ni que hacer al respecto. Sus urgencias políticas dicen que todo lo que se podría encarar, no tendrá impactos positivos de corto plazo y es mejor entonces no poner energías en lo que no se puede ni emparchar.
El otro gran frente de batalla, la inflación, es ciertamente el foco que han decidido enfrentar. En ello apelarán a remedios heterodoxos. No se ocuparán de enmendar la causa, es decir el indisimulable exceso de gasto estatal que los obliga a emitir moneda desenfadadamente como lo han venido haciendo en estos últimos años, cada vez con menos pudor.
Recurrirán para ello a formulas tan inmorales como hipócritas. Saben, aunque no lo digan, que deben reducir la emisión monetaria que ha sido su fuente vital de financiamiento, y reemplazarla pronto.
Apelarán a una combinación de elementos encaminados a mitigar la consecuencia del desmadre de las cuentas públicas. Por un lado, ajustarán en silencio, porque su relato sostiene lo contrario, pero ahorrarán donde puedan, aunque no necesariamente haciendo lo adecuado. No serán austeros, tampoco desmantelarán el agujero eterno de la corrupción, sino que solo achicarán partidas donde no se note demasiado postergando pagos con instrumentos financieros que les permitan ganar tiempo y caja.
También apelaran a sacarle provecho al monstruo que han creado, licuando sus gastos, indexándolos por debajo de la inflación real y hasta es probable que reduzcan por etapas "algunos" subsidios que ya resultan insostenibles.
La estrategia más importante será la de hacer los deberes para endeudarse. Desde lo discursivo no tienen como justificarlo, pero ya encontrarán algún eufemismo para explicarlo, aunque nadie se los crea. El ingreso de divisas vía créditos, lo que implica gastar ahora para que lo pague otro gobierno y la siguiente generación de ciudadanos es una herramienta que combina una perversa inmoralidad con un indiscutible pragmatismo.
Algún recurso adicional de esos que necesitan a gritos, vendrá de la mano de grandilocuentes inversiones foráneas, que serán anunciadas con bombos y platillos, pero que en su mayoría provendrán del habitual mecanismo de las inversiones prebendarías con contratos especiales y cláusulas ocultas.
El esquema general se apoya sobre una rara mezcla. Pero su objetivo final sigue siendo el político electoral. Pretenden llegar al próximo turno con alguna chance concreta de continuar en el poder. Suponen los gurúes de la planificación local, los mismos que recitaban que el modelo era exitoso y ahora se ocupan de emparchar como pueden, que estos giros les permitirán apostar por un nuevo mandato con un simple recambio de caras.
La sensación es que no les alcanzará el tiempo para hacer lo que esperan y mucho menos que la sociedad esté dispuesta a redimirlos de sus errores del pasado y el presente, sobre todo por su credibilidad en caída libre.
Los cambios son siempre bienvenidos cuando intentan aportar soluciones. Esta vez estamos frente a una burda tentativa de maquillar el presente sin arreglar nada, una grosera maniobra para esconder la basura debajo de la alfombra y construir un puente que les permita garantizarse impunidad y sostenerse en el poder. Solo un remiendo tardío.
FUENTE: INFOBAE
http://opinion.infobae.com/alberto-medina-mendez/2013/12/01/el-remiendo-tardio/ 
(*)www.albertomedinamendez.com.ar

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Las provincias deben independizarse

Por José Benegas (*)
El primero de Mayo de 1853 y después de cuarenta años de divisiones e incoherencias políticas, la Argentina logró la unión nacional sancionando una constitución. No se trata solo de la piedra fundamental del sistema jurídico y político del país, sino también de un pacto federal por el que las provincias históricas dieron origen al estado nacional bajo sus condiciones.
Un siglo y medio después mucha agua ha corrido bajo el puente. De la primitiva autonomía provincial queda poco. Al costado del sistema constitucional se erigió una realidad política que lo sobrepasa, unitaria, despótica, con gobernadores que sirven al partido oficial y una presidencia omnímoda que de acuerdo al pensamiento que predomina carece de responsabilidad. La facción que gobierna lo hace a través de una caja con la que somete a los gobernadores y mantiene a sus partidarios a los incentiva a hostilizar a los ajenos.
Peor es la situación del fundamento liberal de aquél pacto de unión, no solo ha desaparecido sino que coinciden todas las ofertas partidarias más relevantes en rechazar los principios que además de dar origen a la Argentina como país en aquella constitución, motivaron el inicio de su proceso de independencia.
La Argentina de 1853 no existe más y por lo tanto tampoco el compromiso de las provincias que ni siquiera cuentan con la posibilidad de contar con sus propios recursos. El estado nacional a su vez no presta servicio útil alguno al ciudadano, es un enorme barril sin fondo del que distintas bandas se quieren apoderar invocando cualquier doctrina justificatoria a mano. Se trata de un negocio que no tiene vestigios de orden legal, cuyo fin es servir a los objetivos de una banda a cargo con la anuencia explícita o la indiferencia de otras bandas en competencia.
Los recursos de muchos municipios alcanzarían para financiar todo tipo servicios públicos locales por mucho menos de lo que el estado nacional les extrae.
Todo esto lleva a una conclusión que ya es obvia. El estado nacional no sirva para nada y las condiciones que obligaban a las provincias a mantenerse unidas a la nación han desaparecido para siempre.
El debate sobre la independencia de las provincias debe comenzar.
(*) José Benegas es un abogado, ensayista y periodista especializado en temas filosófico políticos, institucionales y económicos   http://josebenegas.com/
PUBLICADO CON LA AUTORIZACION DE SU AUTOR

Tropezón y Caída en la Pasarela

Foto de perfil de Enrique AvogadroPor Enrique Guillermo Avogadro

“No nos profeticéis lo verdadero, decidnos cosas halagüeñas; profetizad mentiras”. Isaías, XXX, 10
El despido de tres de los integrantes del quinteto disonante que ¿condujo? la economía cristinista –el Ministro de Economía, la Presidente del Banco Central y el Secretario de Comercio Interior- constituyó una confesión ficta del fracaso de cuanto se hizo hasta la fecha; si no fuera así, ¿por qué se los habría cambiado? Pero, más allá de ello y, sobre todo, del aplauso que prodigo a varias de las nuevas políticas oficiales en tanto van en la dirección correcta para la reconciliación con el mundo y sus mercados, el “modelo” primero tropezó frente a la realidad y, ahora, se ha caído definitivamente de la pasarela en la que el “relato” lo ha hecho desfilar durante una década. Y en la caída sufrió una grave fractura cuyas reales consecuencias no es posible vislumbrar aún.
El reconocimiento de la necesidad de aceptar las sentencias del CIADI y las auditorías del FMI, arreglar con el Club de París y con Repsol, sincerar las estadísticas, devaluar sin que se note, etc., son medidas tendientes a buscar, a como dé lugar, los dólares que tanto faltan y que el Gobierno no puede imprimir ante la negativa de Obama a prestarle la maquinita a Cristina, Ciccone, Vandermoco y Guita-rrita. Como dije más arriba, estoy de acuerdo con todo ello, pero creo que presentará algunas dificultades.
Porque, presumo, aún para alguien tan eficiente en “vender” exitosamente disparates a su clientela como ha demostrado ser la señora Presidente, será difícil que los que le gritan “acá tenés los pibes para la liberación” y algunas organizaciones sociales que sinceramente adoptaron como dogmas religiosos los discursos del kirchnerismo acepten, sin protestas, rumbos tan contrapuestos como los que ahora parece llevar adelante la Casa Rosada. Es más, si los llegaran a “comprar” dejarían expuesto que no acompañaron hasta ahora por ideología sino por meros intereses crematísticos, de esos a los que esta pseudo izquierda es tan afecta.
Por su parte, y tal como preveíamos, los opositores no consiguen siquiera aprovechar el cambio de agenda que la realidad impuso al discurso oficial, y sus mayores exponentes continúan perdidos a la espera de un rescate que los vuelva a impulsar hacia la superficie del magma en que se encuentran. Cuando surgió la disputa que debió ser la más acérrima, la discusión del Código Civil en el Senado, un silencio profundo fue la respuesta de quienes hubieran debido gritar su disenso y convocar a la ciudadanía a manifestarse en calles y plazas; no basta con que hayan dejado al oficialismo votando en soledad. Que el pueblo no sepa, en general, de qué se trata no sólo habla mal del Gobierno y del deterioro que, a pesar de los mayores recursos, se ha producido en la educación durante esta década, sino de quienes, liderando otras fuerzas políticas, hubieran debido explicar clara y universalmente la importancia del tema.
Lo más curioso, por supuesto, en esta semana aciaga para las esperanzas de futuro, fue la actitud inefable del Senador Miguel Pichetto –sí, ese que fue menemista, duhaldista, nestorista y cristinista, sucesivamente. y que, con el mismo fervor, apoyó la privatización y la confiscación de YPF- que aclaró que, pese a que no estaba de acuerdo con el proyecto de Código, lo votaría por “obligación política”. Si a quienes sostienen que el pejotismo sólo cambia de color para ser siempre el mismo –una máquina para construir y conquistar el poder, para lucrar desde él- les faltaba un argumento decisivo, el rionegrino les mostró a qué extremos se puede llegar y cómo funciona ese hilo conductor.
Mientras tanto, y dando una prueba más de su innata habilidad, el Gobierno sustrajo del proyecto de nuevo Código uno de sus temas más complicados –la irresponsabilidad civil del Estado y de sus funcionarios, a título personal, es decir, una verdadera autoamnistía- para transformarlo en una futura ley, que ya fue aprobada en Diputados y puede ser sancionada rápidamente, aún durante las sesiones extraordinarias. Un nuevo clavo se habrá puesto entonces en el ataúd donde yacen los restos de la seguridad jurídica nacional. La frutilla de este maloliente postre fue la propuesta de tantos nombres de abogados adictos (incluido quien fue letrado de Boudou) para integrar la Cámara de Casación Penal.
Y aquí llegamos al problema básico: hasta que no resucitemos una Justicia independiente y consolidemos ese “concepto horroroso” (según Kiciloff), no habrá medida que pueda superar la aversión que produce en los inversores el enorme riesgo que significa invertir hoy en la Argentina. Si, para muestra, basta un botón, la oferta oficial a Repsol de pagar con bonos que rinden el 8% anual en dólares permite confirmarlo, ya que Bolivia, Paraguay y Uruguay están hoy consiguiendo dinero fresco en el mundo a larguísimos plazos y a tasas que, en ningún caso, superan el 4%; por su parte, y como era de esperar, Repsol ha pedido mayores garantías que la mera firma de la señora de Kirchner, a quien no considera merecedora de crédito alguno.
Porque, debemos recordar, fue el propio don Néstor (q.e.p.d.) quien inventó a los Eskenazi en YPF para robarse el 25% de la empresa, y que el pago, garantizado por la firma del mismo Kirchner y de Patotín en el contrato, implicó no sólo la pérdida del autoabastecimiento energético sino la necesidad creciente de importar combustibles, primera razón de la inflación galopante actual. Más tarde, cuando falleció su marido e intentó proteger la fortuna familiar, la negativa de los testaferros a reconocer esa calidad llevó a la confiscación del 51% de la empresa y a la contemporánea ejecución de la deuda que los bancos y Repsol tenían contra quienes habían prestado su nombre para la maniobra.
En resumen, un cuento tan chino como los que nos contaron tantas veces y, ahora, el de los préstamos en yuanes que el Gobierno está tan entusiasmado en obtener, dinero que, si es que aparece, sólo podrá servir para comprar productos de la propia China, y que necesitará de un nuevo discurso épico para explicar que entonces será bueno que compitan contra los artículos fabricados aquí.
El cristinismo va a tratar de sobrevivir –y conservar libertad y fortuna- cambiando su aspecto. Dependerá, entonces, de la inteligencia de nuestros conciudadanos percibir qué hay detrás de los siete velos con los cuales, como las hetairas musulmanas, intentará esa supervivencia que, a mi modo de ver, ni siquiera el luto olvidado podrá garantizarle.
R.O.U., 1 Dic 13
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Muhammad Yunus: 'La caridad no resuelve el problema de la pobreza'

En entrevista con La Nación, Yunus aseguró que sus creaciones son exitosas.

Primero ideó un modelo de microcréditos por el cual fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz en el 2006.
Muhammad YunusMuhammad Yunus dio un nuevo paso y creó el concepto de empresa social “cuyo objetivo no es obtener ganancias, sino resolver problemas”.
En ambas innovaciones sociales, el objetivo es combatir la pobreza, no con caridad, sino promoviendo el talento de la gente.
En entrevista con La Nación, Yunus aseguró que sus creaciones son exitosas pues son el resultado de lo que él denomina una “nueva forma de pensar”.
El Banco Grameen, creado por usted, es una evidencia de que los pobres son buenos pagadores. ¿Cuáles son las razones de ese comportamiento?
El microcrédito es una oportunidad para estas personas que, por primera vez, pueden recibir servicios financieros de una institución; es una puerta abierta que no quieren que se les cierre; por lo tanto, pagan porque saben que así la puerta sigue abierta. Además, se genera un sistema de apoyo entre compañeros. Por ejemplo, cinco mujeres se unen y de manera colectiva manejan las cosas, gestionan el préstamo y todo lo hacen juntas. Ahora tenemos un programa en Nueva York que cuenta con seis sucursales y 18.000 personas recibieron préstamos; no tenemos morosidad.
Si el financiamiento es una forma de sacar a la gente de la pobreza y los pobres son buenos pagadores, ¿por qué las instituciones financieras y el propio Estado no favorecen los microcréditos?
Las instituciones financieras están diseñadas para prestar dinero a gente rica. Cuando se ideó el sistema bancario no se tomó en cuenta a los pobres como posibles clientes. Entonces, cuanto más dinero tiene una persona, tanto más le van a prestar. Todo estriba en la garantía: cuanto mayor sea la garantía, mayor el préstamo. Es una cuestión sistémica; sencillamente, el sistema no se concibió para los pobres.
¿Qué puede hacer el Estado?
El gobierno puede crear la legislación para crear bancos microfinancieros. Los que diseñaron el sistema bancario nunca pensaron en los pobres. A ellos se los dejan a la caridad; no se piensa en ellos como clientes bancarios, y eso pasa aquí, en Costa Rica, y en todo el mundo.
Hablemos sobre su más reciente proyecto: la empresa social. Pareciera contradictorio.
La empresa social es una buena idea, diferente a la empresa convencional, cuyo principio es ganar dinero para el individuo. Cuanto más dinero gana, más exitosa. Yo hice un tipo diferente de empresa, cuyo objetivo no es obtener ganancias, sino resolver problemas. La empresa social elimina el interés egoísta y promueve el deseo de ayudar a otros. No hay dividendos personales, aunque con el tiempo, se puede recuperar el dinero de la inversión. Las ganancias se quedan en la empresa.
”Los programas gubernamentales se basan en la caridad, son programas de bienestar social: educación, nutrición, compensación para desempleados. En esto, el dinero se da una sola vez, se entrega y no vuelve. En la empresa social se crea múltiples veces. Se puede usar el dinero una y otra vez”.
¿Cuáles son los beneficios de las empresas sociales que ya existen?
Tenemos empresas sociales en el campo de la salud, clínicas que dan servicios; unas que producen yogur para nutrir a los niños. También unas que hacen ropa de muy alta calidad y muy barata para niños. Tenemos en capacitación vocacional; hay una empresa en Colombia que produce papas. Con la de Costa Rica esperamos nutrir a bebés. Tenemos empresas en tecnologías y en el sector ambiental, por ejemplo, una que produce energía solar y da electricidad a un millón de casas en Bangladés.
¿Qué debemos esperar de Nutrivida?
Es una empresa pionera en Costa Rica, fundamental para establecer la empresa social en este país. Sirve para mostrar que se pueden crear empresas que no produzcan ganancias, sino que resuelvan problemas. Esperamos que el modelo de Nutrivida se copie en muchos países que tienen el mismo problema.
¿Cuáles son los pasos para impulsar otras empresas sociales en Costa Rica?
Crear ejemplos, como Nutrivida. Enseñar de este modelo en las universidades. Crear un fondo para la empresa social, que motive a la gente a producir ideas a sabiendas de que hay forma de financiarlas. Este fondo retará a la gente, porque sabe que no tendrá que invertir, que se le va a suministrar el dinero para sacar adelante la idea.
¿Cómo acabar con la pobreza?
En Bangladés, mi país, en 1971 el 85% de los habitantes eran pobres. Hoy se ha reducido a 30% y tenemos esperanza de llegar a cero en el 2030. Si se crean las facilidades, se logra.
”La pobreza no la crean los pobres, sino el sistema. El manejar las cosas de la forma que se hace es lo que la crea. La tecnología no se proyecta a ellos, la educación no se proyecta a ellos. Se han creado muros alrededor de la gente, de modo que no se puede salir de ahí; hay que dar las facilidades para que lo logren.
”La empresa social es muy importante, las personas no buscan empleo, crean su empleo. Un gran fondo da el dinero para que la persona ponga su pequeño taller y cuando termina de pagar ese dinero, la empresa es suya. A la gente le da temor adquirir una deuda, pero en la empresa social se paga nada más lo que se tomó prestado. Si no tiene éxito, no hay problema. El fondo conseguirá a otro”.
En Costa Rica la economía crece y tenemos un modelo de desarrollo social consolidado. Sin embargo, necesitamos que ambos se vinculen mejor, porque la pobreza no baja y el gasto social no es tan eficiente. ¿Qué nos aconseja?
El modelo de desarrollo social es algo que suena bonito, pero en realidad lo que se tiene es un modelo de caridad, que no vence a la pobreza, no la elimina. La gente pobre es muy creativa, pero no le dan oportunidades. El asunto no estriba en dar de comer a la gente, sino en ponerla en acción para salir de la pobreza.
LA NACIÓN  COSTA RICA GDA
Fuente: Publicada en  http://www.eltiempo.com

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