martes, 29 de enero de 2013

Capitalismo y Moral
Leonardo Girondella Mora
En lo que sigue examino la relación que existe entre capitalismo y moral —poniendo, sobre todo, en tela de juicio la noción común de que el capitalismo es esencialmente inmoral.
La realidad es que entre capitalismo y moral existe una conexión por demás particular y que exploro en los siguientes puntos.
• El capitalismo, en su esencia más pura, sostiene a la libertad como el más alto de los valores esenciales del ser humano —su posibilidad y capacidad para actuar de maneras distintas decididas por cada persona.
Si el capitalismo defiende a la libertad del ser humano, igual para todos, por necesidad lógica tiene que creer y fomentar reglas o principios que regulen esa libertad —formas de actuar que sean congruentes con esa libertad.
En este sentido, el capitalismo, para sorpresa de muchos, no sólo no es inmoral, sino que promueve la existencia de un código moral coherente con el respeto a ese valor humano —considerando malo todo aquello que ataque a la libertad y bueno a lo que la respete y promueva.
• A pesar de esa innegable relación positiva entre moral y capitalismo, existe una faceta curiosa en esa conexión y que no es sencilla de comprender en su inicio.
El capitalismo, sus instituciones y sus organismos, funcionan de tal manera que tienen poca dependencia de las motivaciones morales de las personas. La afirmación es extraña pero tiene su justificación en un sistema de libre mercado en el que existe competencia.
Cuando varias firmas compiten con productos sustitutos está en su mismo interés y beneficio el actuar buscando la preferencia del consumidor con buen precio, calidad esperada, servicio bueno —de lo contrario, perderá clientes y bajarán sus ventas.
Es la idea misma muy conocida de que no es la bondad del panadero la que coloca el pan en la mesa de quien lo necesita. Es decir, bajo condiciones de libertad económica que creen libre concurrencia en los mercados, los productores tendrán un incentivo fuerte para complacer al consumidor y tratarlo bien.
• Los dos puntos anteriores muestran una relación peculiar entre moral y capitalismo y que va en contra del clisé usado con frecuencia para atacar al capitalismo —el de suponer que por necesidad el actuar económico del capitalismo es inmoral sin remedio.
La base de esa acusación es muy directa: la motivación de ganar dinero es moralmente reprobable, o al menos despreciable. Ya que el capitalismo tiene como motivación central el tener un beneficio económico, se concluye que es un sistema despreciable e incluso inmoral.
¿Es ganar dinero inmoral en sí mismo?
Responder que sí, haría inmorales a los ingresos de toda persona, no importa quién sea, trabajador o empresario o gobernante. En cambio, lo que sí puede ser reprobable es la manera en la que se obtiene un ingreso —como en el caso del ladrón, o del defraudador, lo que se reprueba no es la obtención de dinero, sino la manera en la que eso se hace.
¿Es inmoral toda ganancia empresarial?
No necesariamente, depende de los medios usados para lograrla —si para ella se usa el engaño y el incumplimiento de contratos, lo será. Pero en el caso de una empresa que vende productos que el público desea y con los que está satisfecho, no hay nada inmoral —incluso sería positivo moralmente.
• Los precios logrados en un mercado capitalista y libre contienen un elemento de justicia muy fuerte que impide calificarlos de inmorales por altos o bajos que sean. El acuerdo mutuo y voluntario de intercambiar bienes entre dos personas indica que ambas encontraron que el precio les convenía —de lo contrario no habría habido compra-venta.
En los puntos anteriores he querido poner en tela de juicio la idea de que el capitalismo es esencialmente inmoral —exponiendo razones que justifican que no lo es y que, para sorpresa de muchos, tiene un contenido moral.
En sus procesos, el capitalismo orienta a la actividad económica a actuar de manera honesta y virtuosa, incluso a pesar de quien interviene en ellos.
En su esencia, el capitalismo fomenta y respeta una base axiológica sustentada en la libertad a la que considera como parte de la naturaleza humana. Fuente: Contrapeso.info

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