martes, 30 de julio de 2013

“Progre-cisma”

Por Jose Benegas(*)
En la Argentina lo que más sorprenden son las sorpresas. Por ejemplo la del director teatral Carlos Rivas con la actitud facciosa de Estela Carlotto a favor de un gobierno con el que está asociada desde hace una década. Tanta fue su decepción que lo escribió a La Nación que de acuerdo al Ministerio de la Verdad K es hoy por hoy el centro de la conspiración mundial contra el fútbol para bobos y la movilidad social de Lazaro Baéz.
Otros se sienten decepcionados por el aval y luego el “yo no fui” de un señor de los servicios de inteligencia. No hablo de Milani, sino de Horacio Verbitsky.
¿Verbitsky también? ¿No era un gurú moral, el ejemplo a seguir por el periodismo la intelectualidad permitida y la cultura cartonera? El hecho de que fuera el número dos de la inteligencia de Montoneros, una banda de facinerosos dedicada al secuestro extorsivo, el ataque terrorista, en función de la instalación de un régimen totalitario (o llamale terrorismo de estado si te parece), no solo no era obstáculo sino que era la explicación de la admiración.
Desde su puesto de lucha el admirado espía supongo que se dedicaría a ver a qué hora salían del colegio los niños de Fulano o el empresario tal dónde tenía su cuenta bancaria, además de qué destino darle al botín del secuestro de los Born ¿Qué otra cosa hace un señor de inteligencia de una organización criminal, además de servir de norte de anciano a la juventud nac&pop?
Si seguimos el derrotero de lo que son llamados “organismos de derechos humanos” en la Argentina entenderemos un poco mejor el tamaño del problema. Empecemos con Alfonsín creando una comisión de notables que recibía denuncias de ilegalidades en la represión y desapariciones. Un órgano formado por el Poder Ejecutivo, un decreto que determinó a quiénes investigar, un período permitido para el estudio, un procedimiento y un tribunal especial que terminó con una condena expiatoria.
Hasta ahí parte de la sociedad reclamaba que también se juzgara también a los guerrilleros y terroristas. Nadie se animaba a llamarles “militantes”. El propósito expresado era juzgar la clandestinidad, los daños colaterales, los inocentes incluidos en listas, la falta de procedimientos legales, las torturas y las desapariciones. Durante años eso fue variando y nos fueron haciendo a la idea de que sólo importaba lo que hubiera hecho el estado en contra de sus “militantes”. Por ejemplo no había que contabilizar lo que el estado hubiera hecho a su favor (como la liberación de los criminales que con orgullo pidió Rivas en el 73 y que contó como aval de su crítica actual).
Después vimos que los “organismos de derechos humanos” reivindicaban regímenes criminales como el de Cuba y que pasaron a sostener la heroicidad de sus culpables, no los inocentes que cayeron en la brutalidad de la lucha. Ya no se quejaban de la ilegalidad de la represión sino que fueron estableciendo el estándar de que frente a esa violencia solo cabía dejarse matar o hacer volar por el aire ¿Y si eras de esos a los que no les cae bien que ellos te quieran matar? Entonces eras un fascista. Así lo enseñó el estado, no el sector privado, durante estas tres décadas. Toda la sociedad los siguió llamando “organismos de derechos humanos” pero sin comillas.
Hubo que olvidar a los muertos que ellos mataron. Con el kirchnerismo se le prohibió a las fuerzas armadas homenajear a sus víctimas. El aparato de propaganda de verdad fascista del gobierno estigmatizó y persiguió a los familiares y amigos de esos muertos que querían nada más recordarlos.
Hicieron del Nunca Más un libro sagrado y Alfonsín jamás cumplió su promesa de contar la historia de la violencia terrorista de los idealistas militantes que hubiera permitido separar la condena a la ilegalidad de la represión de cualquier sospecha de reivindicar los crímenes de aquellos grupos homicidas.
Después no fue suficiente esa omisión, porque el que fuera héroe máximo del Nunca Más Ernesto Sábato había dejado claro que no se tenía que interpretar que el informe era una defensa de la bomba, el tiro por la espalda o el secuestro extorsivo por amor. Los “organismos de derechos humanos” nos explicaron en esta etapa que condenar esas cosas o ponerlas al lado de crímenes de agentes del estado (ellos son unos consistentes defensores de la actividad privada, pero solo de la violenta) era sostener una “teoría de los dos demonios”. Demonio hubo uno solo y ellos nos lo señalarían. Los derechos humanos se convierten en unas prerrogativas que corresponden a los combatientes de un tipo de proyecto totalitario y a nadie más.
En el ínterin hubo que reescribir conceptos como la cosa juzgada, el derecho de defensa, anular leyes, establecer un filtro para ver quienes entran y salen de la justicia federal para que no se vayan a equivocar los jueces acerca de a quién condenar, a quién absolver y a quienes asegurar impunidad, que cosa es contra la humanidad (ellos) y cuáles solo contra las personas corrientes.
Ahí fue cuando llegaron ellos mismos al estado. De un día para el otro todo lo que se dijo sobre las cosas malas las hace el estado se aplicaron al revés. Los jodidos eran los “sectores concentrados”. El poder contra el que ellos luchaban no era el estatal, sino el de las corporaciones ¿Y corporaciones que eran? ¿Acaso grupos privados sin responsabilidad como los Montoneros o el ERP? No, grandes peligros de los que el estado tenía que defendernos como programas de P+E. Una cosa son tonterías como bombas y granadas y otra unos pesados criminales que hablaban contra la estatización virtual de las exportaciones agropecaurias. O cualquier persona fuera del estado que no lo defendiera o los denunciara. Ahora que estaban del otro lado del mostrador, los derechos humanos pasaron a resumirse en la frase fascista: dentro del estado todo, fuera del estado nada. Es decir al revés de lo que nos venían diciendo cuando eran privatistas.
La cosa se puso cada vez más explícita. Los enemigos actuales pasaron a ser enemigos históricos editando la historia y aparecían por todos lados sus vinculaciones con uniformes. Pero siempre afuera de la facción. Dentro de la facción, la de los cada vez más pocos que son humanos, podían explicarnos desde los trabajos de Verbitsky en la Fuerza Aérea en plena etapa caliente, hasta el cargo de Juez de Zaffaroni, el de Alicia Kirchner en el Sur, las fotos y solicitadas de los Kirchner en el Santa Cruz, o la dirección de don Timermann del pasquín La Tarde, lo que sea. Los organismos de derechos humanos evitaban que nos fuéramos a confundir en cuanto a quién tenía que ser condenado y quién salvado. Un salvado podía pasar a ser condenado si se peleaba con el gobierno como la señora de Noble.
Lo de Milani es como el final de este largo cuento. Carlotto ya dice que como la Biblia para los católicos, el Nunca Más no puede ser leído de manera directa sino que debe pasar por las aclaraciones de ellos los intérpretes finales.
Y todos son millonarios, viajan en primera, hacen de sus fundaciones empresas constructoras, están llenos de cheques rebotados y una eterna lista de etcéteras.
Entonces amigos progres, esta es su realidad. No son los limpios de la sociedad que se molestan por algunas transgresiones, son esta cosa. Ustedes no pueden decepcionarse entre si porque no hay cosa espantosa que no hayan hecho, defendido o promovido. A los que los miramos de afuera no nos asombran, no nos decepcionan, continúan comportándose como el culo de manera sistemática y coherente desde hace treinta o cuarenta años. No nos jodan más con el aparente escándalo con el que toman cada vez que quedan al descubierto siempre que el horizonte sea el posible agotamiento de la vía para seguir robando con el pasado mal editado en el que viven. Les gusta más la guita que el sexo. Y cuando no les gusta le guita, que los hace más humanos, les gusta la mentira, la violencia, la banalización de cualquier principio general y odian todo sentido real de justicia.
Estas facturas casi dan ganas de pedirles que se las pasen en privado. A los demás no nos interesan. Nos tienen los huevos al plato.
(*) http://josebenegas.com Es un abogadoensayista y periodista especializado en temas filosófico políticos, institucionales y económicos. Nacido en Buenos Aires, se graduó en la Universidad de Buenos Aires en 1987 y obtuvo una maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE con diploma de honor en el 2005.
PUBLICADO CON LA AUTORIZACIÓN DE SU AUTOR

lunes, 29 de julio de 2013

DERECHOS HUMANOS

Dr. Gabriel ZanottiPor Gabriel Zanotti (*)
Toda persona tiene derecho natural al fruto de su propio trabajo, o a lo legítimamente heredado o donado sin fraude. Ello incluye al libre comercio.
Por ende, todo impuesto que grave la propiedad o la renta es contrario al derecho natural y por ende intrínsecamente inmoral.
Y toda persona es inocente excepto se demuestre lo contrario.
Por ende, ninguna persona tiene por qué declarar ante nadie sus ingresos, ni el origen o el destino de sus ingresos.
Todo impuesto que grave la propiedad o la renta es contrario al derecho natural y por ende intrínsecamente inmoral.
Toda persona tiene el derecho de entrar, permanecer o salir de su territorio.
Por ende, toda persona tiene el derecho de emigración e inmigración sin declarar absolutamente nada de sus ingresos legítimamente adquiridos.
Si alguien ha adquirido sus bienes por robo, fraude, dolo, violencia o evasión de los pocos impuestos justos que pudiera haber (viejo debate), debe ser previamente procesado y recién allí la justicia tiene derecho a inquirir sobre sus bienes y revisar su propiedad.
Hasta entonces, toda pregunta coactiva sobre cuándo, cuánto, de dónde o hacia dónde, sobre los bienes propios, en viaje o no, es intrínsecamente inmoral.
Por ende, todas las personas que violen estos derechos, requisando, preguntando, expropiando y por ende robando lo que no deben, están haciendo un acto intrínsecamente inmoral, lo sepan o no, del cual son responsables, primariamente, desde los autores intelectuales de esas legislaciones, el poder ejecutivo que la impulsa, los legisladores que las sancionan, y los jueces que las hacen cumplir. Las responsabilidades personales, desde el punto de vista de la conciencia subjetiva, sólo las sabe Dios (no juzguéis y no seréis juzgados), pero ello es aplicable tanto al violador de menores como a los que expropian la propiedad ajena.
Todos los que ejecutan y hacen cumplir esas leyes son por ende los verdaderos criminales y delincuentes, y todo aquel que se resiste es el verdadero inocente que se está defendiendo del robo ejecutado por una banda de criminales, llámese gobierno o Al Capone.
Sólo la conciencia de estos derechos es la verdadera revolución. Mientras tanto, sólo la esclavitud es nuestro destino.
http://www.gabrielzanotti.com.ar
PUBLICADO CON LA AUTORIZACIÓN DE SU AUTOR

9 de cada 10 trabajadores no están alcanzados por ganancias

Distribución de las remuneraciones en el mercado laboral

Entre un cuarto y un tercio de los asalariados formales pagan impuesto a las ganancias. Pero si se considera a los trabajadores informales, que mayoritariamente son de bajos salarios, el impacto se reduce a sólo el 10% del total de trabajadores. En este marco, reducir la incidencia del impuesto a las ganancias sin previamente disminuir gastos improductivos del Estado –como se acaba de disponer con el medio aguinaldo y propone gran parte de la oposición– es un cambio regresivo porque necesariamente lleva a aumentar la carga de otros tributos, como el impuesto inflacionario, que recaen sobre la gran mayoría que tiene bajos ingresos. 
La no actualización de los parámetros del impuesto a las ganancias ha llevado a que crezca la cantidad de trabajadores alcanzados por el impuesto y el monto que pagan. Como reacción a este fenómeno pululan las iniciativas tendientes a reducir la incidencia del impuesto a las ganancias a los trabajadores. Para compensar la pérdida fiscal, se propone en paralelo eliminar la exención que gozan las rentas financieras.
La propuesta suena políticamente atractiva, pero carece de consistencia financiera. Las exenciones a la renta financiera alcanzan a los intereses de caja de ahorro y plazo fijo, las rentas de títulos públicos y la compraventa de acciones y valores que cotizan en bolsa y el mercado de valores, las cuales implican, según estimaciones del Ministerio de Economía, una recaudación no efectuada del orden de los $5.270 millones. Es decir, apenas el 4% de la recaudación total del impuesto a las ganancias. Si bien por consideraciones de equidad tributaria sería pertinente revisar estas, y otras, exenciones en ningún caso tienen volumen suficiente para compensar la reducción del impuesto a las ganancias sobre los trabajadores.
El planteo de reducir el impuesto a las ganancias de los trabajadores también debe ser evaluado desde el punto de vista de la equidad. En este sentido, los datos de la encuesta de hogares del INDEC para el 1° trimestre del 2013 muestran que:    
· La remuneración promedio considerando a todos los ocupados (asalariados registrados y no registrados, y cuentapropistas) es de $4.232 mensuales.
· El 90% obtiene una remuneración mensual por debajo de $8.000 mensuales.
· El 10% restante tiene remuneraciones superiores a los $8.000.
Dado que aproximadamente $8.000 mensuales es el umbral a partir del cual se empieza a pagar el impuesto a las ganancias, estos datos muestran que el impuesto afecta a apenas el 10% de los trabajadores. En contrapartida, 9 de cada 10 trabajadores tiene ingresos por debajo del umbral a partir del cual se empieza a aplicar el impuesto. Esto implica que disminuir la incidencia del impuesto a las ganancias de los trabajadores aumenta la regresividad en la distribución personal del ingreso. La conclusión es aún más contundente si se incluyen a los jubilados ya que tres cuarta partes cobran el haber mínimo ($2.165).
Ciertamente que una remuneración de $8.000 no es alta sino que apenas permite alcanzar un nivel de vida razonable. El punto es que el nivel de deterioro que prevalece en el mercado de trabajo es tan grande que alcanza con superar esa modesta remuneración para ubicarse entre el 10% de los trabajadores con más altos ingresos. La explicación es que la pirámide salarial se compone de una muy alta proporción de trabajadores informales (prácticamente la mitad) los cuales reciben remuneraciones muy bajas.
El inédito aumento de la presión tributaria de la última década reposa sobre impuestos que inciden sobre las familias de más bajos ingresos. Entre los más importantes está el IVA, ingresos brutos, cargas sociales y el impuesto inflacionario. Estos impuestos tienen la particularidad, a diferencia de ganancias, de no ser explícitos. Por eso reducir la incidencia del impuesto a las ganancias, cuyo cobro se percibe de manera directa en el recibo de sueldo del trabajador, resulta políticamente muy atractiva. Pero si se lo hace sin previamente disminuir gasto público improductivo –como se anunció con el medio aguinaldo y propone gran parte de la oposición– conduce necesariamente a aumentar la incidencia de los otros impuestos. De esta forma, se sustituye un impuesto progresivo (impuesto a las ganancias) por otros mucho más regresivos (por ejemplo, el impuesto inflacionario). Desde el punto de vista de la equidad distributiva es difícil imaginar una alternativa más regresiva.
En lugar de alimentar el debate inconducente y cargado de hipocresía sobre el impuesto a las ganancias, la prioridad debería ser mejorar la organización del Estado. Con gasto público y regulaciones de mejor calidad se podría inducir un proceso sostenido de inversiones que permitirían elevar los paupérrimos niveles de remuneraciones que sufre gran parte de la población. Así, se podría reducir la presión tributaria, priorizando la eliminación de aquellos impuestos que recaen sobre las familias más pobres.
Fuente: Publicado en IDESA  http://www.idesa.org/informes/698 - Enviado por mail

Corrupción, indiferencia y resignación.

Alberto Medina Méndez Por Alberto Medina Medina
Cierta impotencia, bronca e indignación puede convertir determinadas percepciones superficiales en verdades absolutas e irrefutables. Eso sucede con la corrupción. Se trata, de un fenómeno casi universal que se presenta con tonalidades que van desde las más burdas a las más disimuladas.
Su creciente virulencia y su permanencia en el tiempo, a lo que se agrega su exacerbación contemporánea, han instalado la idea de que la corrupción florece gracias a la complicidad y el silencio de muchos ciudadanos honestos que prefieren hacerse los distraídos frente a tanto despropósito evidente.
Es cierto que un sector de la población se ajusta a esa descripción de la sociedad. Muchos ciudadanos prefieren la apatía, miran a otro lado y eligen ignorar lo que ocurre o solo tomarlo como una variable más de la realidad.
Pero buena parte de esa indiferencia tiene, tal vez, una explicación un poco más profunda y pocas veces abordada. Son muchos los que están asqueados por la corrupción y por como la corporación política sostiene esta perversa dinámica, que es capaz de torcerles el brazo a tantos que parecen defender valores inmutables.
Abundan historias en las que gente honrada, que proviene de diversos oficios y profesiones, ni bien ingresa al mundo de la política, empieza a mutar lentamente, para luego tomar impulso y hacerlo con mayor velocidad hasta finalmente confundirse con cualquier personaje de la partidocracia.
Ese poder ilimitado y arbitrario, ha conformado una compleja red de complicidades, con ladrones que roban mientras los honestos elijen una extraña lealtad desde el secreto y una incomprensible discreción, como mecanismo evasivo, creyendo que la ocultación los exculpa de algún modo.
La corrupción tiene un entramado difícil y cuesta saber desde que lugar intentar su desarticulación parcial o total. Por un lado están los que gobiernan y estafan. Del otro los que, sin ejercer la conducción, prefieren dejar intacto el sistema sin modificar las bases de la corrupción estructural, porque suponen que atacar ciertos intereses es inviable o porque esperan usar lo que está vigente, para hacer, oportunamente más de lo mismo.
Los oficialismos ignoran la existencia de la corrupción, o a lo sumo la minimizan. Mientras tanto, la inmensa mayoría de la oposición zigzaguea entre la descomprometida crítica y la excesiva prudencia absoluta.
Bajo esas circunstancias, obviamente la ciudadanía siente que no tiene opciones, que no hay salida, que la corrupción no es una alternativa, porque todos roban, y solo se puede elegir ciertos matices o estilos, pero no aparecen alternativas que ofrezcan integridad y virtudes. Solo como ejemplo, si la política no puede explicar el origen de su financiamiento, mal podrá ofrecer transparencia en la administración de los recursos.
Los ciudadanos se encuentran así atrapados, encerrados, sin opciones. Se los convoca a elegir entre diferentes matices de lo mismo, y entonces la corrupción desaparece virtualmente de la agenda porque ya no existe chance de eliminarla o siquiera mitigar su impacto cotidiano.
Habrá que entender que no se trata de resignarse sin más y agotarse en esto de describir los sucesos como meros observadores del presente, sino de intentar vislumbrar lo que ocurre, para luego construir un diagnóstico que permita no equivocarse en la formulación de posibles soluciones.
No se puede pretender curar una enfermedad que previamente no se entiende o no se interpreta correctamente. Para encaminarse hacia la solución del problema se debe comprender todo para decidir cómo encarar un tratamiento que tenga chances de ser exitoso en un plazo razonable.
No es simple. No se trata solo de apatía ciudadana, de abulia cívica e indiferencia crónica. Hay de eso y mucho, pero también se presencia una brutal resignación que deprime, angustia y entristece, hasta la impotencia.
Es preciso construir opciones políticas honestas y transparentes que devuelvan la esperanza, y permitan recuperar la credibilidad. Para ello, es importante aceptar que la corrupción crece, se fortalece y se consolida allí donde existe un Estado grande, repleto de recursos económicos, con poder centralizado, sin contrapesos y una discrecionalidad a prueba de todo.
Si la sociedad pretende líderes con esas características, omnipotentes, que gobiernen tomando decisiones inconsultas, sin acuerdos, ni consensos, no es posible esperar otra cosa que una sucesión de gobiernos corruptos. Eso dice la historia, eso dice el presente.
Es tiempo de abandonar aquella creencia de que el problema son las personas y su inmoralidad. Los pocos países que lograron erradicar la corrupción o llevarla a niveles insignificantes, no eligen héroes, sino que construyeron sistemas políticos con equilibrios, donde resulta imposible hacer lo impropio sin ser descubierto. Por eso funciona.
En estas latitudes no se encuentran soluciones porque se parte de un diagnóstico equivocado y se prefiere creer que solo se trata de malos funcionarios y no de ideas erróneas. Tal vez sea un mecanismo social que la gente encontró para no modificar sus paradigmas, excusarse y quitarse así responsabilidades que le son propias.

ENVIADO POR SU AUTOR

domingo, 28 de julio de 2013

"Igualdad de oportunidades"

Por el Dr. Gabriel Boragina (*)
Es bastante difícil encontrar personas que no estén a favor de la "igualdad de oportunidades", pero -al mismo tiempo- no es menos dificultoso hallar quienes se hayan detenido a pensar si lograr dicha meta es fácticamente posible, siquiera en alguna medida mínima.
Lamentablemente, lo que se ha dado en llamar el ideal igualitario o igualitarista, es imposible de ser alcanzado -y esto último- no por defectos o malas intenciones en (o de) la naturaleza humana, sino por motivos más de fondo, que radican -en última instancia- en circunstancias fácticas, de tipo físico (incluido el biológico) y psicológico.
El Dr. Krause explica:
"Entre las tantas cosas que nuestras sociedades modernas demandan de sus gobernantes se encuentra extendida aquella que se resume en la frase "igualdad de oportunidades". No obstante, a poco que pensemos sobre ello nos daremos cuenta que la misma, en su sentido literal, es imposible. El conocimiento se encuentra inevitablemente disperso, como también los talentos y capacidades, y así también los recursos.
Es más, si efectivamente lográramos tener un gobierno que alcanzara dicho objetivo, sería uno en el cual se extinguiría todo vestigio de libertad individual y el respeto por muchos de los derechos que ahora también exigimos que esos gobiernos respeten y garanticen. Tenemos distintas preferencias y nos proponemos alcanzar distintos fines en nuestras vidas y ése es un conocimiento que sería imposible transmitir a un agente tal como el gobierno para que nos lo otorgue.
La función del gobierno, entonces, no puede ser garantizarnos ciertos resultados particulares a cada uno de nosotros sino generar ciertas condiciones generales en las que tengamos “más” oportunidades para perseguir, y eventualmente alcanzar, cualesquiera que sean nuestros objetivos particulares. Es mantener dicho orden, formado por un marco de normas, tanto formales como informales, que tampoco el gobierno mismo ha generado en su totalidad sino que es el resultado de largos procesos evolutivos."[1]

"Inclusión social"

En los últimos tiempos se ha puesto de moda otra alocución que se usa en lugar del ya clásico eslogan de la "igualdad de oportunidades", y el que ya se ha convertido en una muletilla de políticos, periodistas y muchas otras personas, que hablan incesantemente de la "inclusión social". Sin embargo, nadie acierta a definir con exactitud a qué se quiere referir con esta novedosa fórmula, lo que no impide, a poco que quien intente explicarla lo haga, descubrir que detrás de esta nueva expresión no encontramos otra cosa que a nuestra antigua conocida "igualdad de oportunidades". Parece ser que esta es una nueva estrategia de "progresistas" y "populistas" para escapar a la necesidad de probar cómo sería posible conseguir aquella utópica "igualdad de oportunidades". No obstante, el punto de estos "modernos" demagogos sigue siendo esta hipotética "igualdad" imposible de obtener.
La "inclusión" que se pide, es la de los "desfavorecidos" en el círculo de los "favorecidos", y esta declamada "inclusión" sólo podría lograrse mediante el añejo expediente de quitarles a aquellos "favorecidos" lo que les pertenece, y entregárselo a los que no les pertenece (los "desfavorecidos"), con lo que nos volvemos a topar con otro eslogan mas pretérito aun: el de "la justicia social", que ya hemos examinado otras veces. Y si se negara, diciendo que se tratan de "cosas diferentes", ello nos llevaría de retorno al concepto de "igualdad de oportunidades".
 "La "igualdad de oportunidades" carece de trascendencia en los combates pugilísticos y en los certámenes de belleza, como en cualquier otra esfera en que se plantee competencia, ya sea de índole biológica o social. La inmensa mayoría, en razón a nuestra estructura fisiológica, tenemos vedado el acceso a los honores reservados a los grandes púgiles y a las reinas de la beldad. Son muy pocos quienes en el mercado laboral pueden competir como cantantes de ópera o estrellas de la pantalla. Para la investigación teórica, las mejores oportunidades las tienen los profesores universitarios. Miles de ellos, sin embargo, pasan sin dejar rastro alguno en el mundo de las ideas y de los avances científicos, mientras muchos outsiders suplen con celo y capacidad su desventaja inicial y, mediante magníficos trabajos, logran conquistar fama."[2]
Casi todos los gobiernos -y no sólo los populistas y progresistas que venimos sufriendo desde hace décadas-, persiguen la utopía igualitaria, y buscan ese mundo plano y chato en el que nadie sobresalga ni destaque sobre su prójimo. Lo que obtienen es la paralización del progreso y del mejoramiento humano, al tiempo que las riquezas y el poder económico se acumulan en manos de una clase política que, habiendo pasado por el poder o permaneciendo en el mismo en cualquiera que sea sus niveles, es cada vez menos igual a aquellas masas de gentes que demagógicamente dicen que quieren "igualar en oportunidades". La única "igualdad de oportunidades" que jamás estarán dispuestos a compartir es la oportunidad de hacerse con el poder absoluto y totalitario con el cual someten a sus gobernados. Prueba de ello, son las demagogias sudamericanas en manos de los Kirchner en Argentina, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador y el comunismo chavista venezolano.
El sistema que brinda mayores oportunidades para todos es el capitalismo,como lo explica el Dr. Mansueti cuando dice de él:
"No es perfecto, aunque es muy superior a cualquier otro para generar ahorros e inversiones, que llevan a la formación o “acumulación” de capital. Es ideal para los trabajadores, porque la competencia incrementa sus oportunidades de empleo y opciones para escoger entre numerosos empleadores, y la acumulación de capital aumenta su productividad e ingresos reales. Y quienes mejor lo saben son los propios obreros: ellos se trasladan, casi siempre con sacrificios y altos costos, desde sitios donde hay relativamente menos libertades y oportunidades, a destinos donde hay (relativamente) más; y nunca a la inversa."[3]


[1] Martín Krause. Índice de Calidad Institucional 2012, pág. 6 y 7
[2] Ludwig von Mises, La acción humana, tratado de economía. Unión Editorial, S.A., cuarta edición. Pág. 424-425
[3] Alberto Mansueti. Las leyes malas (y el camino de salida). Guatemala, octubre de 2009, pág. 66-67
ENVIADO POR SU AUTOR

"Ideas al Siglo XXI" Nº21 Los servicios de inteligencia yankees jaquean a los que atacan a Monsanto

Fuente: YouTube- CTLV1º- Canal Toda la Verdad Primero Publicado el 25/07/2013 Javier Ordoñez, conductor del Programa Ideas al Siglo XXI abarca la temática de la supuesta liberación cubana, relaciones entre Fidel y Rockefeller. También sobre Monsanto y sus protectores. Sobre la seguridad, enfatiza sobre los caminos que usa el imperio para imponer la droga en nuestro país, dañando nuestra juventud y promoviendo la corrupción. La lucha de clases por la mala distribución de la riqueza, etc. Categoría Activismo y ONG Licencia Licencia estándar de YouTube
 ENVIADO POR SU DIRECTOR Lic. JUAN MANUEL SOAJE PINTO

"PSR" La farsa nacionalización de la vaciada YPF, asumimos 70 mil millones de deuda y ahora Chevron?

Fuente: YouTube-CanalTLV1 - Canal Toda la Verdad Primero Publicado el 24/07/2013 Adrián Salbuchi y Enrique Romero fundadores del PSR Proyecto Segunda República hacen el balance semanal sobre lo ocurrido en Argentina, Petróleo, Chevron, YPF y la venta de todo el patrimonio nacional y sus responsables. Detroit y la quiebra. Categoría Activismo y ONG Licencia Licencia estándar de YouTube
  ENVIADO POR SU DIRECTOR EL LIC JUAN MANUEL SOAJE PINTO

¡Hagamos Lío!

Por Enrique Guillermo Avogadro
“La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”. José de San Martín
A la luz de los hechos producidos en Rio de Janeiro por S.S. Francisco, que tanto han impactado en el mundo entero y, en especial, en su patria de nacimiento, sobre los cuales mucho se ha escrito y dicho (lo mejor, sin dudas, fue la columna de hoy en Perfil, firmada por Alfredo Leuco), sólo cabe, a quienes contamos ya demasiadas primaveras, el recuerdo de otro acontecimiento religioso que, décadas atrás, fue una bisagra en la historia de la Argentina.
La Presidente, para permitirnos reflexionar acerca de cuánta razón tenía el General San Martín, no pudo menos que comparar al Papa con don Néstor (q.e.p.d.), olvidando cuántos billetes, todos ellos manchados en la sangre de los muertos de Once y Castelar, en el hambre de los niños y de las comunidades más pobres del Norte y en las míseras chabolas que rodean a nuestras ciudades, tienen las bóvedas de Santa Cruz.
Mientras esa luz de esperanza se irradiaba desde Brasil, aquí las barrabasadas del cristinismo hicieron la vida imposible a los porteños, que debieron sufrir un infernal caos producido por la protesta de ciento cincuenta individuos que no encontraron nada mejor, pese a tratarse de empleados municipales de la Provincia de Buenos Aires, que cortar completamente la Avda. 9 de Julio. Los habitantes de Villa Urquiza, por su parte, no pudieron recibir los beneficios de la prolongación del subterráneo hasta su barrio por “disconformidad” de los metrodelegados kirchneristas.
El otro hecho significativo aquí fue el fracaso legislativo de la pretensión presidencial de encumbrar al cargo más alto del escalafón militar al General César Milani, ahora empujado por el CELS y el Perro Verbitsky al mundo de los jueces corruptos y prevaricadores que mantienen en las cárceles a 1200 imputados –muchos de ellos sin sentencia- por acontecimientos ocurridos hace casi cuarenta años y cuyo promedio de edad es de 77 años, amén de los más de doscientos muertos en cautiverio por las sevicias aplicadas y por la falta de atención médica. Baste recordar, a modo de ejemplo, el caso del Almirante Antonio Vañek, que la semana próxima cumplirá 89 años, a quien, después de soportar quince años de prisión domiciliaria, se ha encerrado en estos días en el penal de Marcos Paz.
Si pensamos en la curiosidad que representa la eximición de prisión concedida por la Sala de Feria de la Cámara Federal de Apelaciones, cuando es de Perogrullo que existe peligro de fuga –¡estuvo prófugo una semana!-, alteró y sustrajo pruebas –también está procesado por ello- y puede poner en riesgo las investigaciones, por su amistad con el poder, resultará interesante ver qué rasero usarán los magistrados cuando, más temprano que tarde, el Espión se vea ante sus estrados.
Dejemos ahora de lado la actualidad y tratemos de pensar en el futuro, ése que heredará el próximo ocupante de la Casa Rosada; doña Cristina, y su antecesor, dejarán problemas de tal magnitud que pondrán en serio riesgo nuestra existencia misma como nación independiente.
La sideral dependencia argentina de las importaciones de combustibles, que este año alcanzarán a los US$ 13.000 millones, y que se incrementarán acumulativamente a razón de US$ 3.000 millones anuales por los próximos diez años, será la principal preocupación. Hoy, se recurre a la generación de agrodólares y a las reservas del Banco Central para pagarlas, pero ambas fuentes de divisas se encuentran en franca declinación, y nadie ha dicho cómo piensa enfrentar el problema en caso de resultar electo.
Por su parte, la ideologizada guerra contra el campo, que ha producido la virtual desaparición de la carne argentina de los mercados mundiales, a punto tal que ni siquiera se puede cumplir con la cuota Hilton (la frutilla de ese postre), y del trigo, por la incapacidad de atender a la demanda interna, tiene otros factores que complican el futuro inmediato.
La demarcación del dólar oficial (utilizado para las transacciones de los exportadores) respecto del blue (indispensable a la hora de importar insumos agrícolas), y el incremento de los fletes, producto tanto de la monstruosa obsolescencia de la infraestructura vial y ferroviaria como de los aumentos en el precio del gasoil importado, están achicando esas nuevas fronteras, y condenan a las economías regionales, que con tanto esfuerzo habían encontrado nichos externos para sus productos, a la muerte por inanición.
El aislamiento internacional de la Argentina, generada por la falta de cumplimiento de sus compromisos financieros (CIADE y Club de París), de la falsificación de las estadísticas públicas y de la inexistencia de seguridad jurídica (“un concepto horroroso”, dijo Kiciloff), tampoco permitirán al nuevo mandatario –quien quiera que sea- acceder a los mercados de crédito en forma inmediata, además de haberse comenzado a encarecer el dinero antes fácil y barato que tanto benefició a los demás países de la región; sin esa financiación, dada la carencia de ahorro interno, resultará harto difícil poner al día la infraestructura nacional –vial, ferroviaria, portuaria y de comunicaciones-, que se está cayendo a pedazos.
Desarmar la maraña infernal de subsidios de todo tipo que esta “década ganada” ha creado requerirá, ahora sí, de una sintonía fina y, casi, de una cirugía microscópica, ya que existen hoy miles de compatriotas que los necesitan para no sucumbir. Respecto a los planes del tipo “Trabajar”, tal vez la solución pase por transformarlos en contribuciones temporales a su salario. Los demás subsidios –electricidad, gas, transporte- deben dejar de ser universales y mantenerse sólo para aquellas personas que acrediten su necesidad.
El descarado saqueo a todas las cajas del Estado, incluidos los bonos en moneda extranjera, sumado a la indiscriminada jubilación de tantas personas que nunca habían aportado, llevará a mediano plazo al colapso del sistema previsional; evitarlo, en medio de la situación descripta más arriba, requerirá de mucha imaginación. Mientras tanto, en materia de asignaciones familiares, deberían recrearse las cajas compensatorias que, gobernadas por empresarios y trabajadores, funcionaron con tanto éxito hasta la década de los 90’s y que fueron inexplicablemente disueltas por Carlos Menem.
Una parte significativa del campo minado que la Presidente dejará a su sucesor está constituido por el narcotráfico, ignorado por el Gobierno y sus personeros de un modo tal que se los puede considerar cómplices. En este tema, tampoco hay mucho que inventar, ya que existen experiencias en el mundo que pueden ser traspoladas sin más a la Argentina.
La educación que, pese a la mayor asignación de fondos en los presupuestos nacionales y provinciales, cada vez empeora en nuestro país, deberá ser un asunto prioritario para la futura administración, ya que está condenando a generaciones enteras a escasas posibilidades de inserción en los mercados laborales, amén de carecer de imprescindibles graduados en profesiones que el país indispensablemente necesita. Contamos con los suficientes expertos –Guadagni, Llach, etc.- como para encarar las reformas necesarias, que deberán incluir la recuperación del principio de autoridad de los educadores, la permanente evaluación de éstos y de los establecimientos educativos y, como digo, la priorización y el fomento de las profesiones que la Argentina necesitará para su crecimiento y desarrollo.
Pero, sobre todo y como nos pidió el Papa a todos nosotros, debemos convertirnos en activos militantes de la paz y la concordia, de la justicia y de la reconciliación, parte de lo cual pasa, sin dudas, por el respeto irrestricto a la Constitución Nacional, ese indispensable pacto que hemos firmado como manual de convivencia cívica, pero que tanto ignoramos y mancillamos.
Sólo la esclavitud ante la ley nos hará verdaderamente libres, y el 8 de agosto debemos salir a pregonarlo así en todas las calles y plazas de la Argentina.
Bs.As., 28 Jul 13
ENVIADO POR SU AUTOR

En defensa de la Globalización

Fuente: You Tube- Victor Milan Subido el 14/06/2011
En este documental, Norberg muestra como la mayor parte de los mitos sobre la globalización están fundados en la ignorancia de principios económicos básicos o en mentiras propagadas por los enemigos del capitalismo global. Norberg viaja a tres países: Taiwan, Vietnam y Kenia: - El primero, que adoptó una economía de mercado hace unos cuarenta años. - El segundo que comienza a hacerlo actualmente. - Y el tercero, donde sólo se consiguen trazas de capitalismo. Las diferencias entre ellos son, desde luego abismales. Les invito a acompañar a Johan Norberg en su viaje y a aprender cómo el capitalismo global nos puede beneficiar a todos. http://www.anarcocapitalismo.com Categoría Educación Licencia Licencia estándar de YouTube

sábado, 27 de julio de 2013

Guillermo Covernton y Nicolás Cachanosky hablan de la educación académica argentina en comparación con el resto del mundo

Fuente: YouTube- David Rey Publicado el 26/07/2013 Guillermo Luis Covernton - Doctor en Economía - ESEADE Docente en la Universidad Católica Argentina (UCA) Nicolás Cachanosky - Doctor en Economía Docente en Suffolk University of Boston, Masachusets Assistant Professor Metropolitan State University of Denver (MSU Denver) La entrevista está disponible en: www.DAVIDREY.com.ar Categoría Educación Licencia Licencia estándar de YouTube

Sin retenciones aumentá la producción.

Por Arturo Navarro(*)
Está demostrado que el principal incentivo para aumentar la producción es el precio más alto que recibe el productor por su trabajo determinado por el juego libre de los mercados. Mucho mejor si dicho valor se fija en un marco de funcionamiento pleno de las instituciones de la República para darle más previsibilidad y sustentabilidad a las inversiones.
Este hubiera sido el contexto ideal para producir y exportar, con un Estado que cumpla solamente con las funciones indelegables, como hicieron los países exitosos que se abrieron a todos los mercados del mundo para crecer, sin pensar en precios internos desacoplados de los externos. Con mayores exportaciones se atiende mejor el consumo interno.?
Por eso, quienes defendemos siempre esta idea, aun en los momentos de crisis, podemos afirmar que si el sector agropecuario hubiera trabajado los últimos 10 años con dicho marco institucional, el país estaría produciendo 130 millones de toneladas de granos y hubiéramos achicado a niveles mínimos los 12 millones de pobres que tiene el país. Con 130 mil toneladas y con menos pobres, si podríamos decir que fue una década ganada.?
De la misma manera, con una mayor producción de energía, se hubiera evitado la déficit actual de la balanza de pagos, por las abultadas importaciones de energía que se consumen el 50% de los recursos que ingresa el sector agropecuario; un porcentaje que está proyectado que se agrave si no cambian las políticas.
Para aumentar las producciones agropecuarias y de energía, hay que terminar con el impuesto a la exportación que distorsiona todas las variables económicas y la geopolítica del país.
Muchos políticos en campaña hablan de federalismo pero defienden a las retenciones como un instrumento de política económica en defensa de la mesa de los argentinos. Esto, a pesar del fracaso que demostró el abastecimiento de trigo y el precio del pan entre otros insumos.
Otras graves consecuencias del impuestos a las exportaciones, son los menores volúmenes de producciones y exportaciones factibles, que terminaron con los superávits gemelos -bases fundamental del “modelo” de dólar alto con retenciones- que nos llevó a una situación más grave que la convertibilidad, por la política cambiaria y la presión impositiva, a pesar de los valores altos de los commodities.
Lo que necesitan los ciudadanos es que se renueven los políticos en sus ideas y sus dirigentes, para poder escuchar en la campaña electoral la propuesta de un proyecto alternativo para cambiar y conducir el país en los próximos años. Que dejen de mirar el corto plazo y planifiquen un proyecto de desarrollo a varios años para concretar un crecimiento sostenido, en el cual estén incluidos todas las regiones y todos sus pobladores. Pensar que el país pueda seguir dependiendo solo de las buenas variables internacionales de coyuntura, es una nueva utopía que le quiere vender en la campaña electoral.
Para aumentar las producciones y sus transformaciones en origen, con mayor inclusión social en clusters regionales, necesitamos instrumentar políticas de Estado para poder hacer más previsibles las inversiones que necesitan los empresarios, especialmente los sectores agroindustrial que dependen además de factores climáticos y económicos relacionados. ?Un país que aspira a desarrollarse no puede continuar en un régimen de emergencia permanente. No se puede seguir pensando en crear nuevos impuestos. Hay que reducir primero el intolerable gasto público de un 47% del PBI -que la actividad privada ya no puede atender con la actual presión fiscal de un 42% del PBI- con más razón si el Estado no cumple con sus funciones indelegable, está llevando a endeudarse para poder cumplir y abre la puerta a una rebelión fiscal. No es sostenible por mucho más tiempo, señores dirigentes, este festival de subsidio en el GBA mientras en el interior sus habitantes pagan servicios a valores de su costo.
Los derechos a las exportaciones o impuestos por exportar pueden haber servido para una emergencia, pero no pueden ser una herramienta permanente. No existe en ningún país del mundo que quiera crecer y desarrollarse. En último caso, en forma transitoria, puede cobrarse como retención a cuenta para el pago de impuestos provinciales y nacionales.
Por lo tanto hay que volver a la propuesta que fijo la Constitución Nacional. Hay que discutir y consensuar una nueva ley de coparticipación que se adapte a los cambio estructurales del país y una reforma impositiva basada en los tres principios de la tributación: pagar por lo que se gana, por lo se gasta y por lo que se tiene.
Para poder volver a dicha propuesta que permita cambiar las variables economías actuales, es fundamental terminar primero con la inflación y definir la política cambiaria que nos permita integrando al comercio del mundo libremente.
El Estado tiene que recuperar la potestad de cobrar todos los impuestos a todos los contribuyentes, no solo al sector agropecuario, sin tener que apelar a impuestos distorsivos como son las retenciones, que ya demostraron su nefasta consecuencia a la concentración la recaudación en el Gobierno Nacional.
Han servido para distorsiona el mapa político por la dependencia fiscal que les crea a quienes tienen que gobernar las provincias y los municipios, sin distinción de colores políticos, y la concentración de recurso en el poder central fue responsable de promover la gran emigración de todos el interior a las grandes villas miserias del GBA.
“Sin retenciones crecen las producciones” para poder atender con recursos genuinos todas estas demandas que son urgente revertir si queremos solucionar los problemas económicos, sociales y políticos existente.

(*) Consultor Agropecuario. Especial para Infocampo. 
 www.arturonavarro.com.ar 
ENVIADO POR SU AUTOR

viernes, 26 de julio de 2013

El dilema social de la pobreza

Por Iván Cachanosky y Nicole Leclercq
Iván Cachanosky es Licenciado en Administración de Empresas y candidato a Magister de la Maestría en Economía Aplicada de la Universidad Católica (Argentina).
Nicole Leclercq es investigadora de la Fundación Libertad y Progreso (Argentina).


El concepto de pobreza, es un concepto relativo que ha ido mutando a lo largo de la historia humana. Este enfoque fue sistematizado a comienzos del siglo XX por el británico Seebohm Rowntree en Poverty: A Study of Town Life (1901). La pobreza comienza a ser percibida y asumida como problema cuando resulta causa de insatisfacción en su reflejo o contraste con la sociedad. Por ejemplo, en la edad media, donde las economías eran mayormente de autoconsumo y la mayoría de la población vivía con bajos estándares de vida, la pobreza no era percibida como un problema a nivel social. Luego de la Revolución Industrial, cuando parte de la población comienza a aumentar sus estándares de vida, la pobreza comienza a visualizarse como tal a partir de la desigualdad entre los que alcanzan mejores condiciones de vida y los que aún no las alcanzan. El tema de la desigualdad comienza a ser central en el debate. Es tomada, por ciertas ideologías, como la causa fundamental de la pobreza a pesar de ser ésta no causa sino producto del aumento generalizado de la calidad de vida.
El presente artículo pretende en primera instancia mostrar la dificultad para poder definir la pobreza debido a la subjetividad del término. En segundo lugar, intenta dar cuenta que para analizar de una forma acertada los números de pobreza es importante concentrarse en la “movilidad social” y no en la “desigualdad”. Por último, se concentrara lo analizado en las perspectivas a futuro para Argentina.

La dificultad en la definición de pobreza
A lo largo de la historia, podríamos considerar tres etapas definidas: pre-industrial, la industrial y la post-industrial. Las diferentes formas productivas y sus consecuentes configuraciones sociales han dado lugar a diferentes representaciones de la pobreza e interpretaciones de sus causas.
La primera, antes de la Revolución Industrial, donde la producción era fundamentalmente rural y la industria era artesanal y a domicilio, con un importante componente de autoconsumo. Hasta comienzos del siglo XIX la pobreza era considerada como la norma de la vida humana. En esta primera etapa el problema principal radicaba en la falta de producción suficiente para vivir sin penurias y sin hambre en el propio terruño donde vivía el 80% o 90% de la población. Se trataba entonces de una pobreza generalizada.
La segunda, que se inicia con la revolución industrial, se caracteriza por la división del trabajo, la concentración de la producción en la fábrica o en las explotaciones mineras alrededor de las cuales nacen ciudades. La característica fundamental de esta etapa, es la distribución del ingreso que se genera a través del empleo y que, a su vez, impulsa el consumo, el ahorro, la inversión y el nuevo ingreso. El problema deja de ser la incapacidad de producir los bienes suficientes y el dilema comienza a ser la distribución de esos bienes que se juega en el mercado laboral.
La tercera etapa, en ciernes desde las últimas décadas, se caracteriza por el fuerte y acelerado desarrollo tecnológico, nuevas formas productivas y consecuentemente una nueva configuración social. En los países desarrollados comienza a percibirse un alto desarrollo del sector terciario de la economía, el sector de los servicios, el cual está probando compensar la pérdida de empleo del sector industrial. Este nuevo fenómeno está produciendo una mayor distribución de las unidades de producción hacia una estructura más atomizada de pequeñas empresas, la cual favorece la aparición de un subsistema de distribución socialmente más objetivo al estar más cerca del sistema de precios en sus decisiones.
De las tres etapas mencionadas podemos destacar un punto positivo y uno negativo. El punto positivo es que la pobreza, gracias a la Revolución Industrial, se consiguió reducir abruptamente. Antes de la Revolución Industrial era normal que hasta un 80% de las poblaciones viviera en la pobreza. Hoy, los países desarrollados se encuentran por debajo del 20%. Como señala el economista Henry Hazlitt, lo que existe en la actualidad son bolsas de pobreza y no una pobreza generalizada.
Por el otro lado, el punto negativo es que la discusión acerca de la pobreza se desvío hacia el concepto de la desigualdad. Es común hoy en día que muchos economistas y políticos hagan hincapié en que la pobreza es un problema de desigualdad. Por lo general, estos economistas suelen ver a la economía como un juego de suma cero en donde si alguien gana es a costa de que otro pierda. Este concepto es erróneo ya que la riqueza puede crearse y eso es lo que ha demostrado el capitalismo a partir de la Revolución Industrial. Steve Horwitz señala que el enfoque de la desigualdad es erróneo. Horwitz sostiene: “Si a una persona se le pregunta si prefiere comer 1/6 de pizza o 1/9 de pizza, la respuesta debería ser que depende del tamaño de la pizza”. En otras palabras, puede existir una mayor desigualdad en la distribución de las porciones, pero si la pizza es más grande me conviene esa mayor desigualdad porque se obtiene un mayor pedazo de pizza. No importa demasiado la proporción de la pizza que me toque sino el tamaño de esa proporción, que dependerá siempre del tamaño de la pizza.
El concepto señalado por Horwitz no es menor ya que si la desigualdad no es lo que importa para resolver el dilema de la pobreza, ¿qué es lo que importa? El mismo economista señala que es importante ver la evolución de las personas que en algún momento fueron pobres. Es decir, analizar la movilidad social.

Movilidad social
Teniendo en cuenta que la desigualdad no mide pobreza, lo interesante a analizar es ver que sucedió con la gente a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si en un año determinado hay un 20% de pobres en un país, se debe analizar luego de un período de tiempo, cuántas de esas personas logran salir de la pobreza. Puede ocurrir que por ejemplo, años más tarde, la pobreza siga siendo un 20% pero que sean distintas personas. Esto querría decir que los que se encontraban en situación de pobreza lograron salir de esa situación. Si eso ocurriera, el 20% de pobreza nuevo estaría compuesto por lo que se denomina los “nuevos pobres”.
Si bien no hay que abandonar jamás la lucha por bajar el porcentaje de pobreza a cero, también es importante asegurarse que los que tienen la desgracia de encontrarse en esa situación puedan salir. De esta manera cabe preguntarse: ¿Es posible la movilidad social?
El ya mencionado Horwitz, cuenta que hay información de la Universidad de Michigan que revela que entre 1975 y 1991, un 95% de familias de EE.UU. que vivían en la pobreza, dejaron de serlo en esos años. A pesar de que la data corresponde a varios años, no deja de demostrar que la movilidad social es posible.
Desafortunadamente no existe data disponible para el caso de Argentina, aunque de todos modos pueden aproximarse unas conclusiones. Argentina posee una gran cantidad de planes sociales. A pesar que los índices de pobreza en los años posteriores a la crisis del 2001/2002 bajaron, dichos planes sociales se han incrementado notablemente durante los últimos 10 años, lo que indirectamente nos revela que sigue existiendo una gran cantidad de gente en situación de pobreza. La pregunta es si son las mismas personas o no.

El caso de la Argentina
En un contexto global de alta tecnologización, especialización y competitividad, la Argentina, a pesar de todas sus posibilidades, se aleja cada vez más de formar parte del sistema global. La debilidad institucional, falta de reglas claras y de respeto a la Constitución Nacional que limite los desbordes gubernamentales, resulta en la falta de estabilidad y crecimiento socioeconómico sostenido en el largo plazo.
En la última década el gobierno Kirchnerista ha sostenido su gestión sobre el relato de “lajusticia social”, la disminución de la pobreza y del desempleo. Para ello se han implementado políticas de redistribución de la riqueza a través de la alta presión tributaria, otorgamiento de subsidios, planes sociales y generando un alto gasto público que pasó del 30% al 43% del PBI. El número de empleados públicos creció un 50% en los distintos niveles de estado, duplicando y aún más el crecimiento del empleo privado.
La pregunta es: Por un lado, en base a estas políticas, ¿se redujo la pobreza? Y por otro lado, ¿qué costo produjeron?
En lo que respecta a los costos podemos observar que las regulaciones impuestas por el gobierno y la alta presión tributaria sumado a la inflación consecuencia del indiscriminado gasto público, ha derivado en una extrema fragilidad del sector productivo más eficiente y el desincentivo a la inversión tanto extranjera como local resultando en la pérdida de lacompetitividad a nivel global y evitando un crecimiento sostenido a largo plazo.
El escenario no es del más positivo para Argentina. Para eliminar la pobreza es indispensable que los ciudadanos puedan conseguir trabajo y estabilidad y para lograr esto, cada vez se exige mayores niveles de educación. ¿Cómo se encuentra Argentina en relación a estos conceptos?
Según un informe de IDESA, para el año 2009, el 46% de la Población Económicamente Activa (PEA) no había terminado la secundaria. Por lo general, las personas sin título de bachiller completo consiguen lo que se denomina “trabajo no calificado” y hoy en día es menor la cantidad de “trabajo no calificado” que se demanda haciendo que todos los trabajadores busquen especializarse cada vez más. Para el 2009 también, la demanda para el “trabajo no calificado” era del 19%. Esto hace que la oferta y la demanda de trabajo se encuentren dislocadas.
Es esta falta de coordinación entre estructura laboral y la PEA por nivel educativo lo que hace difícil que se genere una movilidad social, ya que estas personas en vez de especializarse para competir terminan “beneficiándose” de los planes sociales y en definitiva sin poder salir de la situación de pobreza.
Un trabajo de investigación realizado por la fundación Libertad y Progreso indica un impresionante aumento en el número de planes sociales durante la última década lo cual no debería conciliar con la disminución de la pobreza. Si la pobreza disminuye así también deberían hacerlo los planes sociales. Ahora bien, si la baja en los índices de pobreza ésta determinado por los planes sociales, no se puede decir que ese grupo de gente haya superado la pobreza. Más bien la realidad es que su mejoría económica depende exclusivamente del estado y lo más probable es que sea transitoria. A su vez produce costos tan altos como lo es el de la inflación, la cual afecta principalmente a éstos sectores de mayor vulnerabilidad. Las mediciones privadas de los últimos años lo demuestran. Según el Observatorio de la deuda social, a nivel urbano, la tasa (máxima) de pobreza alcanzó para el año 2010 casi el 30%. Si bien en el año 2011 el porcentaje se redujo a casi un 25%, en el año 2012 la tasa (máxima) volvió a incrementar a casi un 27%.
Aun habiendo informes que indican que las tasas de pobreza serían más altas si el estado no pagara la Asignación Universal por Hijo, ni la pensión prevista para madres de siete o más hijos, especialistas en investigaciones sociales acuerdan en que las políticas de transferencia no solucionan la problemática social. Por un lado, el otorgamiento de planes sociales muchas veces genera dependencia que puede ser transmisible de generación en generación, lo que imposibilita el real crecimiento y ascendencia en la escala social de aquellos sectores destinatarios de planes sociales. Por otro lado ningún tipo de auxilio social resulta posible si no es sobre la base de una economía productiva. Es por esto que “La solución no está en dividir, sino en multiplicar el producto social. Los que dedican su atención a problemas de distribución cometen siempre el error de querer distribuir más de lo que la economía nacional está en condiciones de hacer en proporción a su productividad” (Ludwing Erhard, Bienestar para todos, Union Editorial, 1989).

Conclusiones
Se ha tratado de demostrar que la solución a la pobreza radica en producir riqueza más que en distribuirla. A pesar que la desigualdad social suele crear tensión, ya que las carencias se miden en términos comparativos con el resto de la sociedad, es importante no confundir el concepto de pobreza con dicha tensión social. Como se ha dicho anteriormente, por más desigualdad que exista entre los miembros de una sociedad, la importancia radica en que todos ellos dispongan de los bienes necesarios más allá del porcentaje de la “torta” que les pertenezca. Cuanta más riqueza se produce en una sociedad mayor es el producto del que cada individuo dispondrá más allá del porcentaje destinado a cada uno. Centrar el esfuerzo en aminorar las desigualdades muchas veces no resulta eficiente. En primer lugar, de nada sirve reducir las desigualdades si esto implica disminuir la riqueza, lo que podría resultar en una generalización de la pobreza. En segundo lugar, resulta muy difícil acordar que es lo que debe ser igualado y de qué forma debe igualarse. Los intentos de reducir las desigualdades, muchas veces resultan de decisiones arbitrarias en manos de unos pocos, quienes determinan a quien se le debe quitar y a quien se le debe dar. Son estas decisiones arbitrarias, a su vez, las que pueden crear fragmentaciones o categorizaciones sociales que dificultan la movilidad social. Se ha mencionado, en este caso, los efectos que produce el otorgamiento de los planes sociales.
Es por esta razón que se le ha puesto el foco, con el fin de abordar el problema de la pobreza, al concepto de la movilidad social. La importancia radica, entonces, en que los que se encuentran en situación de pobreza puedan crecer por sus propios medios. Para ello resulta indispensable un sistema sociopolítico que favorezca el crecimiento económico y el respeto a las instituciones que aseguren la defensa de los derechos individuales y la estabilidad normativa. Se ha hecho, también, especial hincapié en la educación, como determinante fundamental en la movilidad social.
De un mundo de escasos recursos se ha pasado, con la revolución industrial, a un mundo de alta productividad con el conflicto puesto en el subsistema de la distribución del ingreso. Actualmente, con el avance del capitalismo y el desarrollo de nuevas tecnologías, se percibe un mundo de estructuras productivas mucho más atomizadas, conformándose, consecuentemente, un subsistema distributivo “socialmente más objetivo” como se mencionó anteriormente.
En la Argentina sin embargo, todavía estamos lejos de comprender la importancia que tienen esos tres pilares fundamentales del desarrollo que son la institucionalización que facilita el aprendizaje social dando lugar al verdadero proceso de acumulación que no es otra cosa que la acumulación de conocimiento a través del capital humano en una economía cada vez más tecnologizada.
Referencias:
Cachanosky, Iván. 2011. “Argentina: Atención la Educación”. El Cato.
Hazlitt, Henry. 1973. La conquista de la pobreza. Unión Editorial.
Horwitz, Steve. “Are the Poor Getting Poorer?
Krause, Martín. “La desigualdad no es pobreza”.
Rowntree, Seebohm. 1901. Poverty: A Study of Town Life. Policy Press.

EL PAPA FRANCISCO

María Celsa Rodríguez
Por María Celsa Rodríguez
Desde que el Papa Francisco llegó al Vaticano ha producido un baño de  fe en muchos católicos  que se habían mantenidos alejados de la Iglesia.
Trajo esperanza y la liberó del protocolo en el trato con la gente.
Ya que quien está al frente de la Iglesia no puede estar en oposición a sus propias ideas y principios, y eso ha hecho Francisco, - seguir el protocolo sería ser contrario a si mismo-. Su humildad, su sencillez y su apertura espiritual lo hacen popular, porque no gestiona la fe desde el báculo sino desde el alma.

Con su sonrisa cálida y su mirada sincera, cautivó a todos. Porque ha sabido leer el corazón humano y esto le ha permitido conquistar a las multitudes  sin importar nacionalidades.
La naturalidad de sus gestos fuera de todo acartonamiento a lo que la Iglesia  nos tiene acostumbrados, él las dejó de lado. Rechazar el beso en el anillo como así también negarse a llevar  las obligadas  indumentarias papales,  fue un pre-anuncio que empezaba una nueva era en el trono de Pedro.
Dijo ser un pecador, activando desde ese momento un puente  de humildad donde no solo le tiende la mano  a la gente sino también tiende una mano desde el alma, para abrirse al diálogo a quien tenga necesidad de escucharlo y sentirlo cerca.

Verlo en Brasil en un Papa-móvil abierto, demuestra que carece de miedo, y que confía  en que su mensaje de amor y de paz romperá toda cadena de odio, llegando al corazón de todos y aún de aquellos que no lo han aceptado todavía.
Si hasta tomó un mate que le ofreció  un peregrino  que salió entre la multitud.

Si bien el Pontificado tiene la particularidad que el objetivo de su oficio pastoral lo conduce  a ser un maestro espiritual que bosqueja los valores y costumbres de su pueblo. Francisco dejó en claro de como desea que sea un cristiano: "es alegre, nunca triste... no puede ser un pesimista. No tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo" dijo. Es decir  el Papa no quiere que seamos los viudos de la vida.
Porque Francisco trajo luz a la Iglesia, le quitó el luto, la solemnidad, abrió sus puertas, la acercó a la gente y renovó la fe de todos.

jueves, 25 de julio de 2013

El Fiscal Marcelo Romero habla de la justicia

FUENTE: YouTube- keopsfm Publicado el 04/06/2013 El Fiscal Marcelo Romero estuvo en los estudios de La 90.1 Keops FM junto a Gustavo Zacañino en CAFÉ DE POR MEDIO. Miralo en HD por Keops TV Categoría Noticias y política Licencia Licencia estándar de YouTube ENVIADO POR MAIL

Análisis económico de Adrián Ravier

FUENTE: YouTube- UnionEditorialVideos Publicado el 25/02/2013 Adrián Ravier habla sobre su obra La globalización como orden espontáneo (Unión Editorial, 2012) en la Universidad Francisco Marroquín. http://unioneditorial.net/novedades/n... Categoría Noticias y política Licencia Licencia estándar de YouTube

Eliminar la competencia ¿Es posible o deseable?

Juan Fernando Carpio
El ‘capital’ es una porción de riqueza personal o conjunta que se encuentra en algún proceso de reproducirse o multiplicarse. Es riqueza actualmente empleada en distintos planes para mantener la misma proporción de riqueza o una superior. Abandonar el capitalismo significa abrazar el consumismo puro, es decir, utilizar riqueza creada o descubierta sin ninguna porción de ella dispuesta para el mantenimiento de su cantidad y calidad, ni para su incremento.
Los bienes de capital son bienes (objetos que apreciamos) que sirven para producir bienes de consumo (los que realmente vamos a utilizar). No, no es posible superar la era capitalista. Hemos tenido eras de estancamiento y destrucción económica, pero si nuestras voluntades sumadas deciden que queremos más riqueza o al menos la misma, necesitamos un sistema social capitalista y no consumista o destruccionista.
¿No sería mejor un sistema social de cooperación en vez de uno de competencia? La pregunta supone que la competencia es una alternativa deseable sólo en ciertos aspectos comparada con la ausencia de ella. La verdadera pregunta debe ser: ¿Considera deseable que sólo a una persona u organización se le autorice a realizar cada actividad? La respuesta de cualquier persona sensata es un ‘no’. La alternativa a la competencia no es la fraternidad, es el monopolio.
En una sociedad de desconocidos (de más de 1.000 habitantes) es impensable no tener instituciones que pueden parecer ‘frías’ o ‘impersonales’, como empresas, bancos, cortes, competencia, precios, etc. La alternativa es inmoral e impráctica. Si abandonamos un pueril deseo de vivir por siempre en el útero materno, entenderemos que los desconocidos no pueden ser todos nuestros hermanos. Pero podemos beneficiarnos en intercambios directos e indirectos, para el bien de nosotros y quienes sí son parte de nuestro círculo personal.
Fuente: Publicado en Instituto Ludwig von Mises Ecuador http://misesecuador.drupalgardens.com

miércoles, 24 de julio de 2013

SRA. PRESIDENTE DE LA NACION
Dr. Fabián Bergenfeld
Me dirijo a Ud., a raíz del cuestionamiento que efectuara ayer a un periodista que anticipó en una nota  ráfica de un matutino del día domingo, que podría suscitarse un enfrentamiento entre barras bravas esa misma tarde que finalmente se produjo, y que según su criterio debió tal cronista denunciar anticipadamente por ante las autoridades policiales o judiciales.
Es por ello que opto por informarle por este medio que, sin contar con más elementos de convicción que aquellos que provienen del sentido común, y como vecino del Barrio de Belgrano y Socio del Club Ríver Plate, en fecha 3/6/2013 promoví por ante el Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº19 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires un amparo para evitar que los encuentros futbolísiticos se desarrollen en horarios nocturnos, planteando una medida cautelar para que se modificara el horario del encuentro programado para el domingo 9 de junio a las 21,30hs. entre River e Independiente.
Seguramente al tomarse conocimiento a través de los medios de tal iniciativa, primo la cordura y el horario se modificó atenuándose incidentes que se produjeron sólo dentro del estadio.
Pero en tal proceso judicial, mi legitimación se encuentra hoy circunscripta a los encuentros que se desarrollen en River Plate, lo cual me obliga a anticiparle a Ud. que las tragedias invariablemente van a producirse en otros estadios, con más razón en ocasión de eventos multitudinarios que comiencen los domingos a las 21,30hs. y que culminen con la total desconcentración al día siguiente…
Es por ello que, siendo Ud. la representante del Estado Nacional que ha suscripto con la Asociación del Fútbol Argentino el contrato denominado “Fútbol Para Todos”, le solicito que en ejercicio de sus derechos y en defensa de la seguridad de toda la ciudadanía, intime a su co-contratante a que se abstenga de continuar programando eventos futbolísticos nocturnos, con la superflua intención de competir por el “rating” televisivo. Ello sin perjuicio de que corresponda también instruir a su Ministro de Seguridad, para que prevenga nuevas e inexorables tragedias que me atrevo a anticiparle, de no mediar una actuación eficaz y oportuna del Estado.
La saludo con el respeto y consideración que Ud. merece.

(*) Dr. Fabián Bergenfeld - Abogado, apoderado de Fundación Bicentenario. Equipo especializado en acciones judiciales en defensa de los derechos colectivos afectados por la inseguridad física y jurídica.

La red de comunicación de la Metropolitana no tiene cobertura en toda la Ciudad

Este sistema los comunica con el SAME y Emergencias. La AGCBA señala que de no ampliarse el espectro si hay un accidente grave la situación sería “inmanejable”. La fuerza no cuenta con programas de reconocimiento facial y de huellas balísticas. Hay casi 1500 cámaras de seguridad que no están señalizadas como corresponde.
“Es necesario aumentar la cobertura radioeléctrica en los espacios de la Ciudad que aún no la tienen”, señaló la Auditoría General de la Ciudad (AGCBA) sobre el servicio de comunicación que la Policía Metropolitana tiene a su cargo y desde el cuál se comunica con áreas críticas como el SAME, Defensa Civil y Tránsito. De no hacerse, sostienen que, “en el caso de un gran accidente, la situación sería inmanejable”.
La Auditoría destaca que el sistema opera en la banda de los 800 mhz y que para ello utiliza las 10 frecuencias que fueron asignadas por la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC). A modo comparativo, el informe señala que la Federal utiliza 40 canales. Sin embargo, pese a que la fuerza dispone de la tecnología para ampliar el espectro, no se puede utilizar porque no fueron incrementadas las frecuencias ni sus posibilidades de alcance.
Al sistema de comunicaciones, el trabajo de la AGCBA le dedicó un tratamiento especial. Según el equipo “si se llegara a aumentar la cantidad de terminales o incorporaran más servicios de emergencia, los problemas serían exponencialmente más grandes”. Para el organismo de control, los espacios físicos con cobertura radioeléctrica“deberían ser revisados, ampliados y adaptados en vista de las posibilidades del alcance de las comunicaciones frente a las nuevas necesidades”.

Cámaras ¿de seguridad?
La reglamentación de la ley que dio vida a la Policía Metropolitana se sancionó el 20 de marzo de 2010. Esta nueva fuerza tenía entre sus objetivos “la ampliación de la red de cámaras de monitoreo en la Ciudad”, que se esperaba que fuera “una de las herramientas principales para la prevención del delito”. Sin embargo, la Auditoría detectó algunas “debilidades” en el Centro de Monitoreo de Imágenes.
En primera instancia, de las dos centrales, “a junio de 2012 solo uno estaba en operaciones”. La misma posee 20 puestos de trabajo y opera las 24 horas los 365 días del año. A mayo de 2012 había 1772 cámaras instaladas en la Ciudad “de las cuales solo 300 estaban señalizadas”. Sobre este punto los auditores manifestaron que “no se cumple con la Ley 2.602 que exige la señalización de todas las cámaras con un cartel indicativo de manera clara y permanente”, ni con la 3998 que “obliga a publicar en la página web del Gobierno de la Ciudad los puntos donde se instalan las cámaras”.
Otra de las irregularidades que se detectaron en el Centro de Monitoreo de Imágenes, y que se publicaron en el informe de la AGCBA aprobado este año, es que “no se prohíbe el uso de celulares particulares en las salas de monitoreo”. Por esto, “se encuentra en riesgo la confidencialidad de las imágenes”. Además, pese a que los videos deberían guardarse por 60 días hábiles solo se resguardan por 60 días corridos.

Criminalística
Es el área dentro de la fuerza que se encarga de realizar las pericias químicas y balísticas en el lugar de los hechos y de identificar físicamente a quienes cometieron un crimen.
Sin embargo, la Auditoría señaló que “no disponen del equipamiento y la tecnología específica para su trabajo”. De hecho, no “tienen software de reconocimiento facial y uno para huellas balísticas, entre otros”.Además, la Policía Metropolitana no tiene convenios formales para contar con las bases de datos de otras instituciones, tales como el Registro Nacional de las Personas y la Federal, esto dificulta “obtener y operar” con datos más precisos.
El equipo de auditores, que evaluó el período junio 2011/diciembre 2012, detectó que los agentes que trabajan en este sector “no cuentan con un espacio físico para realizar las pericias de forma adecuada”.

Otros delitos
La pedofilia, los casos de pornografía infantil, las estafas, amenazas, tráfico de estupefacientes y otros delitos suelen estar relacionados con el uso de Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
Sobre el sector que actúa en estos casos, los auditores observaron que “no posee un laboratorio bien equipado donde realizar las pericias”. El informe destaca que “solo hay un espacio disponible para oficinas administrativas, pero la fuerza lo usa para guardar las evidencias recolectadas” porque el depósito destinado para ello “está excedido”.
A esto se suma que, “pese a que solicitaron los programas necesarios para realizar sus estudios y análisis, al cierre de la auditoría, aún no los habían recibido”. Además, como no hay suficientes computadoras, “el personal utiliza máquinas personales”.

lunes, 22 de julio de 2013

PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO CAYÓ AL NIVEL DE HACE 20 AÑOS ATRÁS
En la última década, el país sufrió un retraso sin precedentes en su capacidad de producción petrolera. El origen de este proceso es la aplicación sistemática de regulaciones irracionales que combinan prohibiciones, privilegios, malos impuestos y subsidios poco transparentes. En este contexto, el acuerdo de YPF con Chevron no es ni la “salvación” ni la “entrega” sino una manera de perseverar en el fracaso ya que se insiste con la misma lógica de malas regulaciones. Para revertir el retroceso y lograr resultados positivos se necesita imponer mejores reglas de juego. 
Desde la crisis del año 2002 se multiplican los problemas en el sector petrolero. Primero fue el control de los precios y la elevación de los derechos de exportación para atenuar el impacto de la megadevaluación. Al utilizar paliativos coyunturales e improvisados, se produjo un fuerte desaliento a la inversión. Esto provocó reducción en las exportaciones y luego pasar a ser importador de combustibles. El fracaso fue la excusa para legitimar la estatización de YPF apelando a un controvertido proceso de expropiación cuya resolución todavía está pendiente. Ahora, ante la insuficiencia de fondos para financiar inversiones, YPF avanza en un acuerdo con la empresa Chevron. Esta es la nueva apuesta con la que se espera revertir la caída en las inversiones petroleras.

Para contextualizar los resultados producidos con estos vaivenes en la política petrolera resulta muy ilustrativo analizar la serie histórica de producción de petróleo en la Argentina en los últimos 60 años. Según información publicada por el Instituto Argentino de Petróleo y Gas se observa que:    

Entre los años 1958 y 1972 se dio la primera gran ola inversora en el sector petrolero pasando la producción de 6 a 25 millones de metros cúbicos por año.

Luego de 2 décadas de estancamiento, entre los años 1991 y 1998 se dio la segunda gran ola inversora aumentando la producción de 29 a 49 millones de metros cúbicos por año.

En el año 1999 se inicia un proceso de involución que lleva a que en el año 2013 la producción de petróleo caiga a 33 millones de metros cúbicos por año.

Estos datos muestran que la degradación de los últimos años fue mucho más profunda que la registrada en las décadas de los ´70 y ´80, a tal punto que hizo involucionar la producción petrolera al nivel que había prácticamente hace 20 años atrás. El resultado es que se consumió toda la capacidad de producción desarrollada en la segunda ola inversora que se produjo en la década de los ´90.   

En este contexto, se anuncia el “Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos” en el marco de la Soberanía Carburífera. Se trata de una nueva regulación diseñada “a medida” del acuerdo con Chevron. Entre los puntos más importantes se destaca el establecer que si una empresa invierte más de $1.000 millones en 5 años, podrá exportar 20% de su producción sin pagar derechos de exportación y disponer libremente de esas divisas. El incentivo se mantiene incluso si por falta de abastecimiento interno debiera vender esa cuota internamente, ya que recibirá el equivalente al precio internacional sin derechos de exportación y pudiendo convertir ese ingreso a dólares al tipo de cambio oficial. 

Más paradójico que aprobar un beneficio especial para Chevron declamando soberanía es que se fije como régimen de “promoción” lo que el sentido común indica que debería ser la regla general. En lugar de permitir exportar y disponer libremente de los dólares generados a todos los operadores, se impone una maraña de regulaciones irracionales que producen caída de la inversión, la que luego es utilizada para legitimar complejas excepciones generadoras de “nichos” de negocios oscuros. Habría menos corrupción y más incentivos a la inversión productiva generalizando este “privilegio” de poder exportar y disponer de las divisas a todas las empresas de todos los sectores.  

El sector energético ilustra la lógica de las políticas públicas que se vienen aplicando en la última década. Es decir, la subestimación –no sólo del Gobierno sino de gran parte de la clase dirigente– de la relevancia que tiene la calidad de las instituciones. Mientras oficialismo y oposición distraen esfuerzos discutiendo las cualidades financieras, técnicas y/o éticas de Chevron, pasan por alto que lo importante no es la empresa sino las reglas de juego que se aplican. Empresas bien intencionadas, bajo regulaciones deficientes, fatalmente generan malos resultados; en igual sentido, empresas mal intencionadas no tienen siquiera cabida cuando el diseño de reglas de juego que se aplican es bueno.
Fuente: Publicado en IDESA  http://www.idesa.org/informes/694 - (Enviado por mail)

La injusta "justicia social"

Por Gabriel Boragina (*)
Quienes levantan las banderas de la "justicia social", sin saberlo están haciendo un llamado a un mundo cada vez más y más injusto. El lector se preguntará sorprendido ¿cómo es posible esto? Por empezar, digamos que quienes defienden la "justicia social" no saben en rigor de qué es lo que están hablando. Primeramente hagamos unas consideraciones semánticas, para luego introducirnos en algunas cuestiones más de fondo.
El profesor A. Benegas Lynch (h) explica:
"El premio Nobel en Economía Friedrich A. Hayek se ha referido extensamente a Comte y a sus seguidores (1952/1979: 321 y ss.) pero, en su última obra, debido a todos los malos entendidos y galimatías utilizados principalmente por la corriente de pensamiento marxista en torno a la palabra “sociedad”, este autor la sustituye por la expresión “orden extendido” (1988: 6 y 113) y, además, agrega que el adjetivo “social” a continuación de cualquier sustantivo lo convierte en su antónimo (ib.: 114-119). Dejando de lado las buenas intenciones con que muchas veces se han acuñado ciertas expresiones y las sanas tradiciones en las que aparecieron, piénsese en la expresión "justicia social" que, en el mejor de los casos, constituye un pleonasmo mayúsculo puesto que la justicia no es vegetal, mineral ni animal y, en el peor, contradice la clásica definición de Ulpiano de “dar a cada uno lo suyo” para transformarse en sacar a unos lo que les pertenece para dar a otros lo que no les pertenece."[1]
A esto se refería Frédéric Bastiat cuando utilizaba la frase expoliación legal, con lo que podemos completar la idea, diciendo que la "justicia social" es el nombre con el cual se consuma la expoliación legal, la que asimismo se transforma en su resultado inmediato. La "justicia social" es la antítesis de la justicia misma, ya que faculta a los gobiernos a despojar impunemente a unos lo que en justicia les pertenece, para darles a otros lo que en justicia no les pertenece. Agreguemos que no obstante, este es el sistema que impera en la mayor parte del mundo.
El mismo Hayek citado por el Dr. A. Benegas Lynch (h) dice en otra parte:
"La interpretación errónea del orden del mercado, como una economía que puede y debe satisfacer necesidades diversas en un cierto orden de prioridad, aparece especialmente en los esfuerzos de las políticas destinadas a corregir los precios e ingresos, en función de lo que se denomina "justicia social". Cualquiera sea el significado que los filósofos sociales hayan atribuido a este concepto, en la práctica de la política económica éste ha implicado siempre la protección de ciertos grupos, para evitar que éstos desciendan necesariamente de la posición material absoluta o relativa que han disfrutado durante cierto tiempo. No obstante, éste no es un principio sobre cuya base se puede actuar en forma general, sin destruir con ello los fundamentos del orden del mercado. No sólo el incremento continuo, sino que en ciertas circunstancias aun la mera mantención del nivel existente de ingresos, depende de la adaptación a ciertos cambios imprevisibles. Esto implica necesariamente que la cuota relativa y, quizás también la absoluta, de algunos deberá reducirse, aunque éstos no sean responsables en manera alguna de su reducción."[2]
La "justicia social" -nos dice aquí Friedrich A. von Hayek- es un instrumento del proteccionismo económico (no el único, desde luego), ya sea que la protección se dirija a unos grupos o a otros. Pueden englobarse entre estos mecanismos diversos instrumentos, tales como los subsidios, transferencias directas y otras prebendas. Ora destinados a personas particulares –por ejemplo, empresarios- ora a organizaciones, sean estas sindicatos, empresas, asociaciones, sociedades, etc. Y añade que, intentar sostener la "justicia social" demolerá -a la larga o a la corta- el orden del mercado. Señalando que, tanto el incremento como el mantenimiento del nivel de ingresos han de depender, necesariamente, de los cambios propios que se dan dentro del ámbito del orden de mercado.
Si introducimos el nefasto "principio" de la "justicia social", impedimos no sólo el crecimiento de los ingresos, sino incluso su mantención en el punto en el que se encuentran a la fecha de la aplicación de ese eslogan mal llamado de "justicia".
Y agrega, seguidamente, como la "justicia social" empeorará las condiciones laborales de las personas que trabajan o desean hacerlo:
"Una de las paradojas del mundo actual es que los países comunistas están probablemente más libres de la pesadilla de la "justicia social" y, a la vez, más dispuestos que los países capitalistas a dejar recaer el peso en aquellos para quienes el desarrollo ha sido desfavorable. Para ciertos países occidentales, al menos, la situación no parece tener remedio, precisamente, porque la ideología que domina sus políticas hace imposibles los cambios que son necesarios para que la condición de la clase trabajadora se eleve lo suficientemente rápido como para provocar la desaparición de esta ideología."[3]
La "justicia social" es una formidable excusa que tienen los populismos y sus megalómanos cabecillas para embaucar a la gente de buena fe y engañar a incautos de todo tipo. Pero, al mismo tiempo y desde un punto de vista económico, simboliza la antítesis de lo que los mal llamados "progresistas" (que no son sino los representantes del verdadero atraso y pobreza mayúsculas de todos los pueblos donde gobiernan) intentan "defender" cuando se llenan la boca con dicha fórmula "bonita" y se hacen pasar por "justicieros sociales" cuando no son más que fenomenales farsantes y simples asaltantes encaramados desde el poder del estado-nación, detrás del cual se escudan para cometer sus fechorías impunemente.
Donde impera a "justicia social" observamos que campea la corrupción, el latrocinio, la venalidad, la pobreza y la miseria más indignante para cualquier persona de bien.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
[1]Alberto Benegas Lynch (h). "Una refutación al materialismo filosófico y al determinismo físico". Revista de Economía y Derecho. Lima, 6(22), Otoño 2009. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, UPC. pág. 3
[2] Friedrich A. von Hayek. "La competencia como proceso de descubrimiento". pág. 10
[3] Friedrich A. von Hayek "La competencia..." op. cit. pág. 11

www.accionhumana.com
(*) Abogado.Master en Economía y Administración de Empresas.Egresado de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).Presidente del CFi (Centro de Estudios Económicos,Filosóficos y Políticos).Director del curso sobre Escuela Austriaca de Economía,dictado por el Centro de Educación a Distancia para los Estudios Económicos (CEDEPE).Director del Departamento de Derecho Financiero del INAE (Instituto Argentino de Economía).Colaborador de "Contribuciones a la Economía"; revista académica de amplia difusión mundial publicada por el Departamento de Economía de la Universidad de Málaga.Columnista de "La Historia Paralela",revista crítica de política y economía internacional.Ex columnista y sponsor de la revista Sociedad Libre y de la revista Atlas del Sud.Ex presidente de ESEDEC (Escuela de Educación Económica).Profesor de Elementos de Análisis Económico y Financiero en la UNBA.Ex profesor de la materia universitaria Política Económica Argentina; de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA; de Finanzas y Derecho Tributario de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).
PUBLICADO CON LA AUTORIZACIÓN DE SU AUTOR

ARCHIVOS DE TEMAS DEL BLOG

Buscar articulos