Durante
la semana que pasó, tal vez como un anticipo de lo que sucederá cuando nuestra
Presidente -que ha optado por plebiscitar el “modelo” en las urnas de octubre-
pierda las elecciones, nos hemos acercado varios pasos hacia el abismo
“chavista” en que doña Cristina quiere despeñar a la
Argentina.
Un
hecho trascendente fue la asunción del General César Espión Milani como cabeza del Ejército
y, en la práctica, de la Armada y la Aeronáutica, y aún del Estado Mayor
Conjunto, ya que en ellos consiguió encumbrar a hombres que le son fieles. Y la
importancia de lo sucedido radica en que la viuda de Kirchner, después de
agostar y denigrar a las fuerzas armadas por toda una década, hoy las convoca a
respaldar al Gobierno -no a la Patria- e intenta apoyarse en ellas como fuerza
basal de su decadente “modelo”, bajo la inspiración del finado Papagayo Caribeño. La razón fundamental
de este viraje radica en que la Presidente está mirando con preocupación extrema
la creciente protesta social, y
pretende que el nuevo Ejército que el corrupto Milani comanda la mantenga
informada y sirva para acallarla; sin embargo, la cadena de mando está cortada
justo abajo del generalato, y no habrá quien consiga hacerse obedecer si una
orden en ese sentido fuera impartida.
Quienes
conocen a Espión no dudan en
compararlo con Emilio Cero Massera,
aquel Almirante que, después de recibir la medalla a la lealtad peronista, no
dudó en encabezar el Proceso de Reconstrucción Nacional y usarlo para “hacer platita” que le permitiera,
traicionando una vez más a sus camaradas, dedicarse a la política. Haría bien la señora Presidente en
recordar esta similitud.
Otro
hecho importante lo constituyó un episodio ¿policial?: la muerte, en manos del
Grupo Halcón de El Lauchón, un agente
de la Secretaría de Inteligencia (ex-SIDE), colaborador de Horacio Jaime Stiusso -¡otro!- es decir, algo
relacionado al Espión. En esta
historia, como dijo ayer Jorge Lanata (http://tinyurl.com/nhvw9gg), hay
mucho más que cuatro tiros por la espalda y es parte del proceso de
“chavización” pretendido.
Finalmente,
el procesamiento y pedido de captura de Ricardo Avioncito Jaime no es sólo la
confirmación del poderoso olfato de los jueces federales penales, que ya han
comenzado a detectar el fétido olor a descomposición que surge de la Casa
Rosada. Si lo comparamos con el ingreso a prisión de Luis Bárcenas, el otrora
poderosísimo tesorero del Partido Popular, que está jaqueando al gobierno
español, lo importante será la respuesta a una pregunta concreta: ¿aceptará el
prófugo Jaimito convertirse en el
único pato de esta boda o, por el contrario, empezará a hablar, poniendo en
juego la santa memoria de don Néstor (q.e.p.d.) y la insólita fortuna de sus
herederos? Si hay pacto de silencio, ¿cuál será el precio? La garantía final,
¿no será su propia vida?
Alguien
peor intencionado que yo podría atribuir el gesto de Claudio Botitas Bonadío, hasta ayer uno de los
más fieles inquilinos de Comodoro Py a cualquier oficialismo, a la aceptación
por el Gobierno de la necesidad, frente a tanta denuncia de corrupción, de tirar
a los leones a uno de sus más emblemáticos ladrones, pero ello no responde a las
preguntas. Por lo demás, Botitas, que
en sus fallos pide permiso a una mano para mover la otra, también llamó a
indagatoria a Guillermo Patotín
Moreno; este Juez muy pocas veces ha realizado esa diligencia sin resolver,
dentro de los diez días, el procesamiento del imputado.
La
banda de delincuentes que secundan a la viuda de Kirchner justifican el poder de
ésta únicamente en el dudoso 54% de los votos que obtuvo en 2011; ello, y el
ejercicio salvaje de ese poder, les permite reclamar la eternidad para su
enferma líder. Pero ese número mágico se verá fuertemente cuestionado tanto en
las PASO cuanto en las legislativas
formales de octubre, ya que doña Cristina no ha encontrado candidato alguno
capaz de atraer esas indispensables voluntades.
¿Qué
sucederá cuando resulte innegable que no habrá, en democracia, otro futuro para
ella y sus cómplices que la pérdida del poder y de los cargos? ¿Sobre qué bases
invocará contar con un respaldo popular que le habrá sido demostradamente
negado? En las respuestas a esas preguntas está el futuro inmediato de todos
nosotros.
Cuando
pongo en duda –lo sigo haciendo- que las PASO se realicen, ya que sólo servirán
para demostrar que el Gobierno y su reina están desnudos, muchos contestan que
para suspenderlas se necesita una ley del Congreso, ya que los decretos de
necesidad y urgencia no pueden utilizarse para temas electorales; así,
careciendo ya hoy de las mayorías necesarias para imponerse, resulta obvio que
el Frente para la Victoria no dispondrá de los recursos necesarios para obtener
una norma a su medida.
¿Significa
eso que el oficialismo se resignará a una tan cantada derrota? Pues no. Y la
razón básica es que no cree en la democracia representativa, al menos no en la
forma establecida en la Constitución; por el contrario, cree en la democracia
“delegativa”, esa que practican en Venezuela, en Nicaragua, en Cuba, en Bolivia
y, algo menos, en Ecuador, es decir, en aquella en que las minorías sólo pueden
expresarse a través de su periódico voto, mientras que quien encarna a la
mayoría hace o deshace a su antojo durante el resto del tiempo.
En
resumen, ¿por qué el cristinismo va a permitir que se realice un acto electoral
que no dejará dudas acerca de su condición minoritaria, aún después de todas las
alquimias matemáticas posibles? ¿Cómo continuar vanagloriándose de un porcentaje
de votos que ya habrá probado ser inexistente? A esta altura, todos sabemos qué
poco le importan al oficialismo las formas constitucionales, a punto tal que
pretende arramblar con la propia carta magna. Cuál será el método que escojan
esta vez para ignorar las leyes, sólo lo saben Ella y, tal vez, Zannini, pero
mucho me temo que será color rojo sangre.
El 8 de
agosto, como un anticipo de lo que sucedería en las urnas el domingo siguiente,
la ciudadanía saldrá nuevamente a las calles, unificando las consignas en torno
a la corrupción, a la inflación y a la inseguridad, tres dramas en los cuales el
Gobierno tiene responsabilidad directa por estar integrado por ladrones y
promover el lavado de dinero, por el estropicio del derroche, y por su
asociación con el tráfico de drogas. Quizás hayamos aprendido que nada se
resuelve sólo con votar, especialmente cuando los candidatos no nos dicen, más
allá de las remanidas frases condenatorias, cómo piensan luchar contra esos
flagelos, sino que debemos participar en la toma de decisiones, como lo hicieron los franceses un día como hoy,
en 1789, cuando tomaron La Bastilla.
Se
trata únicamente de salir a hacernos cargo del futuro con nuestras propias
manos, y expresando nuestro hartazgo militante respecto de un sistema que, cada
día, roe los cimientos sobre los cuales fue construida la República en la que
nacimos y seguramente moriremos, salvo que sigamos mirándonos el ombligo y
permitamos que la maten antes.
Bs.As.,
14 Jul 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
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