lunes, 21 de noviembre de 2016

Donald Trump y el dinero helicóptero

Muchos economistas suponen que la emisión monetaria genera inflación. Sin embargo, temo decirles que, por sí sola, la emisión de dinero no es inflacionaria. Ésta debe ser combinada con el concepto de “velocidad de circulación del dinero”, que debe permanecer constante, para que aparezca la inflación.
La mayoría del dinero emitido por la Fed en estos años fue simplemente depositado en la Fed por los grandes bancos que lo recibieron. Ese dinero nunca fue gastado ni prestado. Eso se tradujo en una caída de la velocidad de circulación del dinero, e impidió que se produjeran los aumentos de precios.
Otra respuesta es que la inflación no se vio en los precios de los bienes de consumo, pero sí en los precios de las acciones y los commodities. Las burbujas en el mercado bursátil, en los bienes raíces y en algunas materias primas durante los últimos ocho años son un tipo de “inflación” en sí mismas.
Pero podríamos haber alcanzado un punto de inflexión donde aparezca la inflación que todos conocemos en los precios de bienes de consumo.
Esto es peligroso porque se alimenta a sí mismo. Una vez que empieza la inflación, los individuos esperan que haya cada vez más. Empiezan a cambiar su comportamiento pidiendo prestado y acelerando sus compras. A medida que las expectativas pasan de deflación a inflación, es difícil volverlas a cambiar.
Todavía no estamos en la etapa de inflación desenfrenada de los ‘70, pero hay algunas advertencias. Esta es una tendencia que estaré mirando de cerca.
Tal vez pronto entremos en un nuevo período de dominancia fiscal por el Tesoro. La Fed podría subordinar su independencia política al estímulo fiscal coordinado por la Casa Blanca y el departamento de Hacienda, especialmente si tenemos en cuenta los planes de aumento del gasto público del presidente electo, Donald Trump.
Los economistas convencionales han sido los defensores más grandes de la independencia del Banco Central. La opinión era que si los políticos estaban a cargo, habría una continua presión por tasas de interés más bajas y una inflación más alta.
Fue considerado necesario asegurar la independencia de la Fed así los gobernadores (principalmente doctores en economía) podían tomar decisiones difíciles y subir las tasas cuando fuera necesario. Pero ahora el profesor de Harvard, Larry Summers, antiguo secretario del Tesoro de Estados Unidos, está pidiendo lo contrario.
Le gustaría que la Fed trabajara más de cerca con el Congreso y la Casa Blanca para implementar políticas de “dinero helicóptero”. El dinero helicóptero resulta cuando los gobiernos tienen déficits fiscales más grandes y los bancos centrales imprimen el dinero para cubrir esos déficits.
Los bancos centrales han estado imprimiendo dinero desde 2008. El problema es que los bancos no prestaron ese dinero a la gente y la gente no lo gastó. El dinero helicóptero elimina al intermediario. Los gobiernos solo piden prestado y gastan el dinero directamente sin esperar a que el sistema bancario haga el trabajo. Los bancos centrales pagan la cuenta.
Summers no está solo en su pedido. Esto es lo que las elites nos están diciendo.
Adair Turner es un miembro de la elite monetaria global. Su título es Barón Turner de Ecchinswell y es la antigua cabeza de la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido. Hoy es la cabeza de la organización de George Soros, el Instituto por el Nuevo Pensamiento Económico.
Turner escribió un artículo el 9 de mayo de 2016, llamado “Helicópteros encadenados”, en el cual habla de monetizar la deuda (nombre técnico del dinero helicóptero). Este es un extracto:
“El caso técnico para la financiación monetaria del déficit es indiscutible. Es una política que siempre estimulará la demanda nominal, incluso cuando otras políticas — como los déficits fiscales financiados con deuda o las tasas negativas de interés — sean ineficaces… Una pequeña cantidad producirá un estímulo potencialmente útil tanto para impulsar el producto como el nivel de precios.”
Incluso si el plan de Summers no es adoptado, su misma existencia está diseñada para empujar a la Fed hacia una política más acomodaticia.
La economía estadounidense ha crecido un 2% por año desde el 2009. Esta tasa está por debajo del crecimiento potencial de la economía de 3% y muy por debajo del ritmo de las últimas recuperaciones.
Para los inversores comunes, esas tendencias se resumen en una cosa: inflación más alta, tarde o temprano. Es tiempo de diversificar en activos duros antes de que el plan de Summers se vuelva realidad.
Nadie tiene que ser una víctima de su plan. Solo tienes que verlo venir y ponerte a salvo frente a ciertos desarrollos. Como siempre, el timing es crítico. Es importante mantenerse enfocado y ser ágil.
Muchas de las tendencias a corto plazo son exactamente lo opuesto de las fuerzas a largo plazo. Las acciones pueden tener una buena performance a corto plazo mientras los bancos centrales mantienen su política de dinero fácil. Pero una vez que la inflación despega, eso tiende a ser un ambiente desastroso para las acciones porque la inflación lastima la formación de capital y las nuevas inversiones.
El efectivo es otro buen activo a corto plazo porque pelea contra la deflación, reduce la volatilidad de tu portafolio y te da liquidez para migrar hacia otros tipos de activos cuando es más claro el plan de la elite. Aun así, el efectivo será una mala decisión a largo plazo porque sufre más en la inflación
En casos extremos, el efectivo puede perder todo su valor.
Los bonos son solo una forma más volátil de efectivo, con un interés más alto. Repito, los bonos son una buena jugada a corto plazo (por los miedos de deflación) y una apuesta mala a largo plazo (porque la inflación es solo cuestión de tiempo).
Algunas de las mejores oportunidades serán en la financiación privada de proyectos y start-ups tecnológicas. Estas tienen que ser cuidadosamente seleccionadas porque la tasa de fracasos en startups es alta. Pero las buenas ideas pueden prosperar en cualquier ambiente.
Hemos visto cómo Google, Amazon y Apple salieron del colapso tecnológico de 2000 y de la crisis financiera del 2008 sin problemas. Encontrar estas compañías no es fácil, pero están ahí afuera.
El oro es un buen jugador en todos los partidos. Al oro le va bien con la inflación y la deflación (porque el mismo gobierno aumentará su precio).
El problema con el oro es que podría no estar disponible cuando más lo desees. Esto podría ser por el simple juego de la oferta y la demanda o porque los gobiernos podrían tratar de regular las ventas o comprar el suministro para sus propias reservas.
Es tiempo de ponerte en acción y proteger tu riqueza.
Atentamente,
Jim Rickards Para El Inversor Diario.

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