martes, 15 de mayo de 2018

De la compasión a la acción. Ángel Alvarado

CRISIS HUMANITARIA. «No podemos quedarnos aquí sentados de brazos cruzados mientras la gente pasa hambre”. Esta sentencia, lanzada como una flecha por el Papa Francisco, conmueve e invita a pasar de la compasión a la acción…
Se dice que los economistas somos profetas del desastre y esto suele ser cierto. Pero cuando ese desastre que vemos venir es en nuestro propio país, el compromiso moral y los afectos se imponen sobre el cálculo profesional. Supongo que a los médicos les pasa igual; cuando el paciente que les toca atender es alguien cercano, alguien que aman, quieren dar el todo por el todo y es imposible no involucrarse por completo en su atención.
Alimenta la solidaridad Petare es un proyecto que comenzó cuando se instaló la Asamblea Nacional Constituyente. Este hecho alargaba la crisis política y, por lo tanto, estábamos seguros de que se agudizaría la crisis económica en nuestro país. Todo el año pasado invertí grandes esfuerzos, igual que muchos otros economistas, en denunciar que se avecinaba la hiperinflación y que la hambruna se convertía en una amenaza latente.
Ante ese desastre que veía venir, no podía permanecer pasivamente como testigo de lo que ocurría a mis hermanos venezolanos. Decidí participar en la solución, y emprender este proyecto fue una respuesta moral a la crisis. No era suficiente denunciar: urgía pasar a la acción. Alimenta la solidaridad empezó por iniciativa de otro político amigo joven, Roberto Patiño, y Andrés Schloeter y yo replicamos y multiplicamos la idea en Petare porque la solución a esta crisis exige un esfuerzo que requiere contar con la voluntad de todos.
El primer comedor que abrimos atendía a 30 niños en el Barrio San Blas y no teníamos financiamiento. El crecimiento ha sido exponencial, en siete meses hemos abierto siete comedores y con seguridad en los próximos meses llegaremos a diez. Actualmente, en los siete comedores de ALS-Petare se sirven 3.000 almuerzos semanales a 600 niños y se atiende a 400 madres. Todo esto es posible gracias al aporte solidario de ciudadanos particulares que no están dispuestos a esperar a que el Gobierno nacional atienda esta crisis que generó, sino que ellos mismos están dispuestos a ser parte de la solución.
El objetivo que sostiene todo nuestro accionar en ALS es que en Petare ningún niño puede morirse de hambre; pasamos de la compasión a la acción y de la crítica a la solución. Sabemos que los comedores son una solución temporal y queremos que a mediano y largo plazo ya no sea necesario servir allí comida, sino que sean espacios comunitarios para desarrollar las capacidades socioemocionales y socioproductivas de las madres. Porque hemos visto en esta experiencia que la salida de la crisis pasa por empoderar a las madres, darles herramientas para el trabajo y la productividad. Una madre sana, educada y estable emocionalmente es la principal condición para el desarrollo pleno de sus hijos.

El primer comedor que abrimos atendía a 30 niños en el Barrio San Blas y no teníamos financiamiento. El crecimiento ha sido exponencial, en 7 meses hemos abierto 7 comedores y con seguridad en los próximos meses llegaremos a 10. Actualmente, en los 7 comedores de ALS-Petare se sirven 3000 almuerzos semanales a 600 niños y se atiende a 400 madres.

Conviene recordar que el sábado 10 de febrero de 1996 en el Teatro Teresa Carreño de Caracas el Santo Padre Juan Pablo II dirigió un discurso a los responsables de la vida social, cultural, política y económica en Venezuela, con plena vigencia en la situación que vivimos. El Santo Padre afirmó en aquel momento sobre Venezuela: “Actualmente se enfrenta a serias dificultades en los diversos ámbitos de la vida nacional, pues una grave crisis económica, que venía preparándose inexorablemente, está afectando duramente a la clase media y baja, aumentando de forma dramática la pobreza hasta hacerla desembocar en muchos casos en auténtica miseria”.
Alimenta la solidaridad quiere sacar a la gente de ese estado de shock en el que están, producto de haber pasado de la pobreza a la miseria. Devolver el poder a la madre y la familia. Lo que estamos viviendo es un genocidio silencioso porque el Gobierno se ha negado a ayudar a la gente. Nosotros nos queremos que los petareños se sientan solos; queremos ser la compañía de quienes más necesitan apoyo para sobrevivir el paso por el desierto en el que nos ha puesto este Gobierno.
Juan Pablo II alertó además que “no se debe olvidar que el proceso de empobrecimiento material conduce muchas veces a un empobrecimiento moral y espiritual de las personas y de los grupos sociales, especialmente de los jóvenes y adolescentes. Ello origina una grave crisis por la ausencia de valores en el campo de la ética, de la justicia, de la convivencia social y del respeto a la vida y dignidad de la persona. Esto, ciertamente preocupante, lleva a la desorientación, provoca desaliento y desesperanza, así como una cierta desconfianza en las instituciones”
Hoy las madres venezolanos son presas de pánico y miedo, se sienten absolutamente desesperadas y abandonadas. La desesperanza y la frustración han generado una parálisis emocional y física en las personas. Por ello, el próximo paso que nos hemos plantado es comenzar a ser impulsores de emprendimiento para exportación. Que la meta de las madres de ese sector no sea vender productos en la Redoma de Petare, sino que trabajen por producir para el mundo.
Nosotros hemos reconocido que es vital convencer a las madres venezolanas de que son dueñas de su destino, sea cual sea la realidad que les tocó vivir, y que tienen el poder de construir su futuro. El gran paso que puede generar un cambio radical en Venezuela es que dejemos de percibirnos como víctimas para ser protagonistas y construir el cambio que deseamos.
La precariedad de la situación ha hecho que muchas personas se sientan sometidas a una condena de pobreza, pero si dejamos que los venezolanos se vuelvan esclavos de la desesperanza, todo estará perdido. Hoy atendemos una necesidad primaria, como lo es la alimentación, pero no debemos olvidar que lo que realmente saca a alguien de la pobreza es tener herramientas de trabajo y superación. Ese debe ser nuestro norte y hacia allá estamos apuntando.
FUENTE: http://elpitazo.info/opinion/de-la-compasion-a-la-accion/

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