jueves, 16 de agosto de 2018

Eliminar las Lebac no resolverá la crisis. Por Iván Carrino

Turquía está ubicada exactamente entre Asia y Europa. Es un país de 785.500 kilómetros cuadrados y una población de cerca de 80 millones de personas. En términos de PBI per cápita, se estima que los turcos ingresan USD 11.014 por año. 
Este país euroasiático llegó a las tapas de los diarios financieros recientemente producto de la fuerte turbulencia que los afecta. En lo que va del año, el dólar subió allí 68,3%, gracias a que los inversores eligen salir corriendo hacia activos más seguros. 
A fines de 2017, Turquía y Argentina habían sido encuadrados por la consultora Standard & Poor’s como los países emergentes más vulnerables a la suba de tasas de la Fed. Según la consultora, la vulnerabilidad se explicaba porque estos países “mostraron déficits de cuenta corriente considerables” y una “tasa de ahorro insuficiente para cubrir la inversión”. 
Turquía, como Argentina, también tiene un extenso historial inflacionario. De acuerdo con Steve Hanke, la inflación anual promedio durante los ’70 fue de 22,4%, en los ’80 subió al 49,6%, en los ’90 trepó al 76,7% y en los 2000 se redujo al 22,3%. 
En este contexto, es normal que la incertidumbre lleve a los turcos a escapar de su moneda. 
Curiosa, tal vez, es la reacción de su presidente, Recep Tayyip Erdoğan, quien exigió a los ciudadanos vender dólares y oro para ayudar a pelear la “batalla económica” de la que se considera víctima, y quien se niega a subir las tasas de interés porque sostiene que éstas son un instrumento para la desigualdad social
A pesar de la convulsión cambiaria y monetaria, en Turquía no se habla de las Lebac. 
Bomba a desactivar
Por los sucesos desatados en Turquía, que contagiaron a los mercados internacionales, el Banco Central y el Ministerio de Hacienda decidieron tomar cartas en el asunto. Una de las medidas más contundentes que anunciaron fue la del fin de las Lebac. 
A partir del martes, en cada licitación que haya de aquí en adelante, se irán renovando cada vez menos títulos, lo que generaría que no haya más Lebac a fines de 2018. 
Para el presidente del BCRA, Luis Caputo, las Lebacs son “un activo tóxico” y al eliminarlas “ya no van a estar amenazando con pasarse a dólares”. 
En este sentido, volvemos a preguntarnos: ¿hay Lebacs en Turquía? ¿Sube el dólar en el mundo por las respectivas “bombas de Lebac” que cada uno tiene? Claramente, no parece ser el caso. 
Sin embargo, lo que sí hay en los países donde más está subiendo el dólar es mucha inflación y, además, un elevado y creciente riesgo país. 
Riesgo País: lo más importante
Si las Lebac fueran el único problema de la Argentina, veríamos que los inversores buscarían sacárselas de encima, exigiéndole al Banco Central pagar tasas más altas para renovarlas. Esto, sin dudas, ha sucedido, en la medida que la suba del dólar destruyó lo que algunos mal llamaron “bicicleta financiera”. 
Ahora bien, el precio de las Lebac no es lo único que ha caído. También se desplomó la bolsa local (50% en dólares) y los bonos soberanos de cualquier moneda y duración. 
Es que el problema no son las Lebac, sino una generalizada crisis de confianza en la viabilidad del gradualismo de Macri. Las dudas son tan grandes que ni el paquete del FMI logró calmar definitivamente a los mercados. 
En este contexto, el Riesgo País se disparó, reflejando las dudas que tienen los inversores sobre cómo terminará la fiesta de endeudamiento que lanzó el gobierno para salir lentamente del caos fiscal dejado por Cristina Fernández y Axel Kicillof. 
Entendido esto, el indicador más importante a mirar es el del Riesgo País y tenemos que ver cuánto mejorará ese índice si se termina con las Lebac. La respuesta, lamentablemente, es bastante decepcionante. 
Sin correlación
Como se ve en el gráfico de abajo, a principios de 2014, cuando el Riesgo País coqueteaba con los 1.000 puntos básicos, el stock de Lebac en circulación era de apenas $ 100.000 millones. 
Sin embargo, tras la devaluación de Juan Carlos Fábrega, éste comenzó a crecer marcadamente. A fines de año, la cantidad de Letras emitidas por el Banco Central para absorber pesos de la economía había llegado a $ 261.000 millones, duplicándose, nada menos. 
En paralelo, el Riesgo País había descendido fuertemente. Cerró el año en 700 puntos. 
El 11 de diciembre de 2015, cuando Sturzenegger asumió la presidencia del BCRA, el Riesgo País estaba en 455 puntos y las Lebac ascendían a $ 296.000 millones. El 31 de agosto del año pasado, cuando el stock de letras llegó a $ 1 billón, el Riesgo País había caído 70 puntos, hasta los 384. 
Hoy, que el stock de Lebac cayó alrededor de $ 300.000 millones desde su máximo, el Riesgo País vuela. Es decir que no existe una clara relación entre una cosa y la otra. 
Así, si continúa la desconfianza, podríamos llegar a un escenario con menor cantidad de Lebac, menor cantidad de reservas internacionales usadas para cancelarlas, mayor Riesgo País, mayor deuda pública y mayor recesión e inflación. 
Terminar con las Lebac no garantiza que esto no suceda. Y, por tanto, no garantiza que se solucione la crisis. 
El Riesgo País sube porque no hay una respuesta clara a la siguiente pregunta: ¿podrá el gobierno argentino cumplir con sus compromisos de deuda? No veo cómo terminar con las Lebac pueda hacer que la respuesta sea afirmativa. 
Saludos, 
Iván Carrino 
Para CONTRAECONOMÍA

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