miércoles, 10 de agosto de 2016

Revolución…. pero cultural

Por Aníbal Hardy
La revolución es un cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos (social, económico, cultural, religioso, etc.)
Nuestra Patria, fue gobernada por los políticos más corrompidos, los empresarios más logreros, las multinacionales más negreras, los bancos más usureros, los intelectuales difusores del permisivismo, el marginalismo o progresismo que predican la putre...facción como forma de avance o de revolución social. Infinidad de ellos son financiados y promovidos por esos políticos, empresarios, multinacionales y bancos. Cuando algunos hablan loas de los Guevara, Castro, los desaparecidos, Chavez, como la Bonafini y los Kirchner, quienes les creen son solo carne de cañón. La “cultura” como opio del pueblo. La cultura como un elemento más de dominación.
La revolución cultural es una vuelta a las fuentes, para decir que la Patria existe y que su libertad es posible, que el hombre solo puede desarrollarse como tal dentro de una familia. Que somos hijos de estirpe criolla, española pero también autóctona que lograra sintetizar en las artes, las letras, en la música, la pintura los elementos más ricos de ambas expresiones: la europea y la indígena. Negar esto es negar la realidad y atarse a construcciones mentales que no encajan para nada en nuestra Argentina.
La Argentina criolla, donde la inmigración apuntalara una cultura del trabajo que se integró a nuestras costumbres, cultura que ahora corre peligro de morir por la irrupción de masas que se acostumbraron a vivir del mendrugo y la dadiva de los políticos de turno. No habrá Patria digna con pueblo en la indignidad de la miseria.
La revolución cultural es la del esfuerzo, la consolidación del principio de autoridad como pilar de toda comunidad organizada, la jerarquía que se basa en el mérito y en el servicio a la verdad. Es la revolución del sacrificio, y del servicio. La Revolución que Dios nos pide y quiere
Una Revolución que se basa en las columnas de siempre, una revolución que si se quiere se la puede nombrar con reminiscencias de la época de Don Juan Manuel como la Revolución de los Restauradores hecha sobre las bases inconmovibles y permanentes de Dios, Patria y Hogar. Primero, las creencias, un ser Supremo, llámese Dios, Alá, Buda, cualquiera sea la Fe religiosa de la persona. Luego la Patria, la tierra que nos vio nacer, la querencia, la Pacha Mama, el lugar que nos arraiga. Finalmente el hogar, el fuego que reúne a la familia, la mesa donde se comparte el pan diario, donde crecen y se afianzan el respeto, la unión, la libertad, la solidaridad, el amor mutuo de padres e hijos, germen de la sociedad.
Abogado- Desde Formosa- Enviado por su autor

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