miércoles, 7 de junio de 2017

Los mexicanos y los chinos no nos roban los trabajos

Recientemente leí una nota del Financial Times que decía que la industria principal de la nación – la construcción de casas – ha estado retrocediendo por un cuarto de siglo.
Según el diario, las constructoras estadounidenses “empezaron a trabajar en la misma cantidad de casas el año pasado como hace un cuarto de siglo atrás, aunque hay 36% más de personas trabajando como constructores residenciales que entonces”.
El reporte desconcertó por el aparente colapso en la productividad del sector.
“Algo difícil de creer”, dijeron los investigadores.
(No es tan difícil de creer para nosotros, pero ya iremos a eso.)
Tremendo fracaso
Como escribimos antes, hasta ahora, el siglo XXI ha sido un gran fracaso.
Al menos para Estados Unidos.
Las tasas de crecimiento económico han estado bajando por 40 años. El número de personas con trabajos de calidad – como porcentaje de la población en edad laboral – está en mínimo de 40 años. Y la propiedad de viviendas vuelve a estar en donde estaba medio siglo atrás.
Hay lugares con prosperidad. Pero si te alejas de los buenos barrios encuentras casas dilapidadas, salarios mínimos y drogas.
¿Qué pasó con toda esa nueva tecnología de Silicon Valley?
¿Qué pasó con toda esa genial asignación de capital de Wall Street – que juntaba a jóvenes empresarios con billones de dólares de fondos de inversión?
¿Dónde fueron todos esos billones de dólares en dinero nuevo – puestos por la Fed vía su programad de flexibilización cuantitativa (QE)?
Muchos son los hombres de la bolsa, los chivos expiatorios y los títeres en este espectáculo.
Algunos culpan a los demócratas. Otros a los republicanos. Otros a los robots. La mayoría no sabe a quién culpar.
Destrucción Creativa
En esta última categoría ponemos a los autores de otro nuevo estudio del think-tankEconomic Innovation Group (EIG).
El estudio nos dice más de lo que ya sabemos: la economía estadounidense está relenteciendo. Ahora sigue caminando con un bastón y tratando de recordar dónde dejó las llaves del auto.
El estudio también resalta la pregunta que está en la mente de los economistas y demagogos: ¿Por qué hay tan pocos buenos trabajos?
El actual ocupante de la Oficina Oval llegó ahí principalmente por culpar a los chinos y mexicanos de robarse los trabajos de Estados Unidos.
Los estadounidenses querían un “mejor acuerdo”; él dijo que podía conseguir uno.
Pero el estudio que leímos sugiere que los extranjeros poco tienen que ver con eso.
La “destrucción creativa” fue como el gran economista austriaco-estadounidense Joseph Schumpeter describió los funcionamientos de una economía saludable.
Los trabajos en la industria del tubo de vacío tenían que desaparecer así el negocio del circuito sellado de silicona podía florecer. Amazon.com puede vender cosas, a pérdida, online, pero solo al precio de aplastar minoristas y shoppings de costa a costa.
Los negocios viejos necesitan ser destruidos para dejar espacio a nuevos. Pero en el gobierno solo miran el espejo retrovisor y protegen a sus amigotes. El gobierno está en guerra con este proceso.
Las corporaciones y sus insiders hacen contribuciones para las campañas y contratan a lobistas. Pero los políticos no son invitados a hablar a las industrias que no existen todavía. No reciben votos de gente que no ha nacido aún, ni los ingresos de impuestos de negocios que no se han formado.
Para eso el gobierno mira al futuro. Solo para evitar que suceda. Y mientras más grandes, poderosos y ambiciosos se vuelvan los insiders, más tardará el futuro en llegar.
Recesión no registrada
Los viejos negocios tienen los métodos y tecnologías de ayer, las nuevas startups tienen los del mañana.
Pero “es menos probable que los estadounidenses empiecen un negocio, se muden a otra región del país o cambien trabajos ahora que en otro momento en la memoria reciente” dice el paper de EIG. Y “el dinamismo está retrocediendo a nivel nacional en casi cada aspecto medible”.
Cuarenta años atrás, casi 6% de la población trabajaba para una nueva compañía. Ahora solo lo hace el 2%. La “tasa de rotación” de trabajos fue 12% en 1977; ahora es apenas la mitad de eso.
Además, la tasa de startups ha colapsado a solo la mitad de lo que era en los ‘70. En 2010, más negocios cerraron de los que abrieron por primera vez en la historia. Entre 1983 y 1987, la nación agregó casi 500.000 nuevas firmas. Entre 2010 y 2014, solo un quinto de ellas vieron la luz del día.
Los nuevos negocios parecen estar concentrados en pequeñas áreas geográficas – mayormente entre D.C. y Nueva York, en el sur de Florida, y en el sur de California, con un importante bloque de crecimiento entre Houston y Dallas.
La mayoría del resto de la nación ha estado en una recesión no registrada – con más negocios cerrando de los que abren – por décadas.
Esto significa que el negocio promedio es más viejo que nunca y que más gente que nunca probablemente trabaje para uno de estos dinosaurios.
También, mientras las firmas envejecen, tienden a descartar empleados, no agregar.
La idea de China o México “robando” trabajos es una fantasía. Las viejas industrias típicamente se deshacen de trabajos mientras envejecen y mueren. Prácticamente todos los nuevos trabajos vienen de startups.
El estudio de EIG sugiere que, en 2014, se perdieron 1 millón de trabajos por la falta de nuevas startups.
Una startup típicamente crea seis nuevos trabajos en su primer año. En 2014, había 150.000 menos startups que en los ‘80.
Enfermedad estadounidense
¿Qué pasó?
Los funcionarios apoyaron a los viejos negocios con préstamos baratos. Esto llevó a la consolidación y suba de los márgenes de ganancias. En cuanto a los nuevos negocios, ellos los estrangularon con regulaciones y trabas.
Los autores de este estudio han hecho un gran trabajo de identificar una gran parte de la enfermedad estadounidense: la falta de startups. Pero, como todos los demás, quieren tratar los síntomas.
“Los legisladores tienen que hacer esto”. “Los legisladores tienen que hacer lo otro”. Pero fueron los legisladores – los insiders – quienes crearon esta situación.
No van a arreglarla por la misma razón que no van a permitir que el pantano sea drenado, las regulaciones recortadas, el gasto de gobierno reducido o las guerras terminadas.
Les gusta así.
¿Por qué ha bajado la productividad en la construcción?
Trata de construir una casa…
En la mayoría de las comunidades, las regulaciones zonales, de construcción, administrativas y ambientales te frenan y agregan costos. Sabrás cómo se siente empezar un negocio.
Atentamente,

Bill Bonner
Para CONTRAECONOMÍA

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