sábado, 17 de enero de 2015

Máxima y el Fin de la Argentina

El nacimiento de mi hija Máxima no solo me obliga a pensar acerca de la crisis que se aproxima, sino en la forma de evitarla. Si yo pudiera enseñarle una sola lección para sobrevivir en Argentina sería esta…. 
Image​El pasado martes 13 de enero a las 16.31hs en la Ciudad de Miami, Estados Unidos, nació Máxima Tessore, mi cuarta hija, la segunda mujer. Máxima y sus hermanos, los mellizos Benito y Renata, y el inquieto Félix, tienen muy entretenidos a su editor y a su mujer Victoria. Las energías que exigen los pequeños son equivalentes a las energías que requiere un maratonista para terminar su carrera…
Por ello, este sábado, este editor no puede acercarle un texto nuevo. Le restan pocas energías disponibles para intentar escribir algo medianamente lúcido. Pero no por ello quería dejar de compartir con usted la alegría que la llegada de un nuevo hijo implica. Usted que tan fielmente nos sigue todas las semanas. Por eso, además de celebrar la llegada de Máxima, le quería compartir un texto que extraje de mi libro “El fin de la Argentina”. Allí explico una fórmula para detectar las crisis a tiempo.
¿Por qué elegí este texto? Bueno, porque si hay algo que Máxima tendrá que aprender, apenas su desarrollo le permita entender cómo funciona la economía, es sobre el surgimiento y desarrollo de las crisis, sobre cómo detectarlas y cómo evitarlas. Pocas cosas serán más importantes y últiles en el mundo de la economía y los negocios. Así que vamos con el texto:
Tuve que vivir las crisis -en primera persona- desde muy pequeño. Mi padre, empresario, tuvo que luchar permanentemente contra la volatilidad económica de la Argentina. Nuestro estilo de vida se movía al compás de los ciclos económicos del país. Fueron varias las crisis que pasó mi padre, pero la que más recuerdo es la hiperinflación de 1990. Su empresa resultó muy golpeada por la alocada suba de costos de la época, y la calidad de vida de mi familia se ajustó dramáticamente por varios años.
Posteriormente, sobre el comienzo de mi vida laboral, me enfrenté con una de las peores crisis económicas que tuvieron que afrontar los argentinos: la de 2001. Durante esos años trabajaba como asesor de inversiones en el Citibank de Buenos Aires. Estaba en contacto diario con inversores de todos los niveles y montos, inversores que se vieron sorprendidos con el default y la posterior confiscación de depósitos.
En primera persona tuve que vivir la destrucción de innumerables sueños y proyectos personales que provocó esa crisis. Las situaciones que viví y los testimonios que escuché en ese frenético verano de 2002 quedaron grabados a fuego en mi memoria.
Está muy claro que las consecuencias de los quiebres económicos y financieros son devastadoras. En la mayoría de los casos, salvo que la persona esté preparada, destruyen sueños y proyectos. Lo particular de nuestro país es que las crisis se dan con una inusual peridiocididad. Durante los últimos cincuenta años Argentina presentó una colección única de crisis económicas y financieras.
Hagamos memoria:
Crisis 2011: Corralito cambiario y devaluación de Cristina Fernández de Kirchner
Crisis 2001: Default y posterior devaluación, pesificación y corralito bancario de Eduardo Duhalde
Crisis 1990: Hiperinflación y plan Bonex de Carlos Menem
Crisis 1989: Hiperinflación y devaluación de Raúl Alfonsín
Crisis 1980: Devaluación de José Martínez de Hoz
Crisis 1975: Devaluación e incremento de precios de Celestino Rodrigo
Crisis 1972: Corralito cambiario de Aldo Ferrer
Crisis 1955: Corralito cambiario y devaluación de Juan Domingo Perón
Dado que todas estas crisis económicas tuvieron efectos devastadores sobre los argentinos y que seguramente en el futuro sigamos teniendo crisis, ¿no tendría sentido intentar encontrar herramientas para que todos podamos anticipar las crisis?
Si podemos lograr esto no sólo vamos a poder salvar nuestro patrimonio y el de nuestra familia, sino que también estaremos mucho más cerca de cumplir todos nuestros sueños. Muchas veces la clave no sólo radica en generar dinero, sino también en no perderlo. Por ello, en este capítulo nos dedicaremos a analizar cómo podemos realizar esta actividad con éxito.
Para lograr este objetivo es que le voy a presentar una herramienta muy simple, que cualquiera puede utilizar y que es altamente efectiva para anticipar las crisis, sin la necesidad de convertirse en un economista, ni estudiar complejas fórmulas matemáticas. Ahora, usted seguramente se estará preguntando: ¿Cómo vamos a realizar nosotros esta compleja tarea con una simple herramienta cuando los economistas usando cientos de variables y complejos algoritmos no lo pueden lograr?
Hay dos respuestas a esta pregunta.
La primera viene por el lado del llamado “Principio de Pareto”. Esta regla, enunciada por primera vez por el economista Vilfredo Pareto en el año 1906 y conocida también como la regla del “80-20”, es muy útil para situaciones como estas. Esta máxima dice que –generalmente- el 80% de las consecuencias viene del 20% de las causas. En otras palabras está diciendo que unas pocas variables económicas pueden ser la causa principal de una consecuencia económica trascendente; por ejemplo, una crisis.
Cuando las situaciones económicas son tan extremas, como lo son habitualmente en la Argentina, este principio gana aún más efectividad. Son suficientes muy pocos factores para explicar una crisis terminal. Nuestra “formula” para detectar las crisis se va a apoyar en este principio. Vamos a elegir sólo 3 variables que terminan teniendo una influencia determinante sobre la posibilidad de que una crisis económica ocurra o no.
La segunda respuesta a la pregunta planteada anteriormente la vamos a ver en el próximo capítulo, el cuarto, donde vamos a hablar sobre la trampa de las predicciones y los conflictos de intereses.
El “Semáforo Económico”
Recordemos que el objetivo es lograr una fórmula que cualquier persona -no especialista- pueda utilizar para predecir crisis. Para ello, vamos a seleccionar sólo tres variables a observar. Éstas van a determinar los resultados de nuestro “Semáforo Económico”.
De esta manera, podremos tener una visión bastante clara sobre si la crisis es probable o no en un país. Las variables que debe mirar son las siguientes:
1 - Déficit fiscal: Es la más importante. Un país que tiene superávit fiscal -es decir, que logra generar ingresos mayores a sus gastos- es un país donde es muy poco probable que exista una crisis económica. En definitiva, todos los problemas financieros que puede tener un país, tienen siempre la misma raíz: el déficit fiscal.
Pueden surgir problemas con la deuda, con la inflación o con el tipo de cambio, pero –repito- en su raíz estos problemas tienen un sólo gran responsable: el déficit fiscal. Recordemos el problema de la deuda en la década de 1990 en la Argentina. ¿Por qué le parece que el Gobierno se endeudó tanto que finalmente no pudo pagar sus compromisos? Porque siempre vivía por arriba de sus posibilidades, siempre gastaba más de los ingresos que generaba y necesitaba endeudarse para pagar ese exceso.
Por ello, la primera medida de nuestro “Semáforo Económico” es mirar el ratio de déficit fiscal sobre Producto Bruto Interno (PBI) que tiene el país.
Si el país tiene superávit fiscal, esto implica una luz verde para nuestro “Semáforo Económico”. Si el país tiene un déficit fiscal no superior el 3% del PBI, es una luz amarilla. Y si es mayor al 3% del Producto, es una luz roja.
En esta última situación, con un déficit superior al 3% del PBI, la crisis tomará algún tiempo, pero tarde o temprano llegará.
2 – Inflación: Es un excelente síntoma de que algo está yendo mal en la economía. Tenga en cuenta que la inflación de los países desarrollados está en torno al 3% anual. La inflación de países en crecimiento como Brasil puede estar en orden al 6% anual. Si un país tiene una inflación superior al 5%, quiere decir que algo raro está pasando. Si se ubica por encima del 10% anual es una señal de que algo muy peligroso está pasando en la economía. Por ello, nuestro “Semáforo Económico” dice que una inflación por debajo del 5% anual, es una luz verde. Una de hasta el 10% anual, es una luz amarilla, y una por arriba del 10% anual, es una luz roja.
¿Qué significa una inflación por arriba del 25% anual? Implica una situación tan extraordinaria y preocupante que se escapa de nuestro semáforo…
3 - Actividad Económica: La última variable que vamos a tomar en cuenta en nuestro “Semáforo Económico” es la de la actividad económica. Una economía estancada no puede subsistir mucho tiempo. Dado que la población crece todos los años y que los precios también tienden a hacerlo, si la economía no crece, significa que la población va a tener cada vez menos dinero para gastar.
Si esta situación se mantiene en el tiempo, no sólo puede provocar tensiones sociales, sino también problemas financieros graves. Por ello, nuestro “Semáforo Económico” dice que si la economía crece más del 3% anual, tiene una luz verde. Si lo hace hasta el 3%, tiene una luz amarilla. Y si tiene un decrecimiento tiene una luz roja.
Si le interesa el tema hay mucho más para aprender y profundizar sobre el surgimiento y desarrollo de las crisis. Le recomiendo que consiga una edición del libro “El Fin de la Argentina” haciendo clic aquí, que si bien fue publicado un par de años atrás, hoy está más vigente que nunca.
Me pregunto si dentro de 18 años, cuando Máxima termine el colegio y empiece su vida laboral, tendrá la misma necesidad que tenemos nosotros de leer un libro como éste. ¿Podremos los argentinos durante los próximos 18 años encontrar el camino del crecimiento económico sustentable? ¿O seguiremos peleando contra todos y queriendo cambiar el mundo sin ningún resultado?
No lo se…, por lo pronto no perdamos tiempo en especulaciones, y sigamos preparándonos para el apogeo de la próxima crisis económica argentina que es inevitable…
Le deseo un excelente fin de semana, Federico Tessore
FUENTE: PUBLICADO EN INVERSOR GLOBAL- Newsletter semanal - Enviado por mail

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