El negarse a decir lo que no se piensa, es la clave para tener una ética cívica personal, porque muestran que el valor e integridad de una persona puede, a fin de cuentas, derrotar a la maquinaria dominante de cualquier gobierno. Seguidamente algunos consejos válidos para recuperar el coraje cívico argentino hoy menoscabado con el relato gubernamental y los datos de la realidad: 1.-) No escribirá, no firmará, no publicará de modo alguno una sola frase que, en su opinión, tuerza la verdad. 2.-) Ni en conversación privada, ni públicamente, ni mediante declaración escrita, ni como propagandista, maestro o educador; ni artísticamente, musicalmente, no representará, no acompañará, no transmitirá un solo pensamiento falso, una sola verdad tergiversada, que pueda discernir. 3.-) Ni oralmente, ni por escrito traerá a colación una sola cita"directiva", para complacer, para asegurarse, para ascender en su trabajo, si no comparte la totalidad de la idea citada o no tiene relación directa con lo que se trata. 4.-) No permitirá que contra sus deseos y voluntad se le haga asistir a una manifestación o mitin. No tomará en las manos, no elevará una pancarta o una consigna que no comparta en su totalidad. 5.-) No alzará la mano electora de una propuesta que no comparta con sinceridad; no votará ni abierta ni secretamente en favor de un individuo que estima indigno o dudoso. 6.-) No permitirá que se le acose en una reunión en la que se espera un debate forzoso y tergiversado del asunto. 7.-) Dejará inmediatamente la reunión, la sesión, la conferencia, el espectáculo, el cine en cuanto escuche del orador la mentira, la sandez ideológica o la propaganda desvergonzada. 8.-) No se suscribirá y no adquirirá en números sueltos el diario o la revista donde la información es tergiversada y son ocultados hechos de primera importancia. Podrán seguir otras abstenciones posibles y necesarias, pero quien comience a purificarse, con su mirada ya limpia fácilmente discernirá otros casos.
Esta suerte de decálogo del coraje cívico fue desarrollado con tremenda autoridad moral por el Premio Nobel de Literatura Alexander Solzhenitsyn (1918 - 2008) Novelista ruso, que arriesgó su vida luchando pacíficamente contra la dictadura totalitaria soviética, permaneció ocho años en varios campos de concentración realizando trabajos forzados. Propuso a todos los ciudadanos decentes del mundo un código de conducta muy simple: Rechazar la Mentira.Este rechazo es algo así como una resistencia pasiva que no obliga más que a no convertirse en una caja de resonancia del Discurso Oficial, un detalle insignificante, que tiene consecuencias decisivas en la lucha contra la opresión: “La no participación personal en la mentira”. Puede que domine la mentira, pero que no sea través de uno. Se trata de la clave de una ética cívica individual que pone en riesgo, de manera inmediata y sin sangre, el andamio de cualquier poder oligárquico. Es la práctica más sencilla para alcanzar la liberación. Debe ser aplicada no sólo al ámbito político, sino en todo lo que tenga que ver con la actividad como ciudadanos, de manera ejemplar para los demás, supone el primer paso hacia la verdad y, por ende, hacia una regeneración integral de las instituciones.
El autor de las crónicas de los horrores del Gulag soviético decía, que llevar a la práctica estos consejos en los primeros tiempos será difícil, habrá quienes pierdan su trabajo temporalmente. Los jóvenes que quieran vivir en la verdad, al principio se les complicarán mucho la vida. Las lecciones que reciben están repletas de mentira, y deben saber elegir. Quien desea ser honrado tiene que elegir: Andar en dirección a la verdad o en el sentido de la mentira. Hacia la independencia espiritual o el servilismo del alma, y quien no tenga valor para defender su alma, que no se enorgullezca de sus convicciones.
* Abogado - Desde Formosa.
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