Columnista
No resulta posible abordar el tratamiento del comercio internacional sin destacar primero el del comercio en sí mismo. Y así se ha dicho que:
"Sin la existencia del comercio cada grupo humano y, en último análisis, cada unidad consumidora, estaría condenada a satisfacer todas sus necesidades mediante la elaboración de sus propios recursos. Gracias al comercio es posible entonces una ampliación inmensa de los bienes a los cuales se tiene acceso, generándose además una creciente especialización productiva que, como ya lo indican los estudios clásicos sobre comercio internacional, favorecen tanto a vendedores como a compradores. Es esta especialización, en última instancia, la que ha permitido el gigantesco progreso en la productividad que caracteriza y hace posibles a las sociedades modernas, pudiendo decirse entonces que sin el comercio sería inconcebible la civilización tal como la conocemos."[1]
De este modo, los conceptos de comercio, especialización y civilización se tornan conexos e interdependientes. Pero a lo expresado falta agregar lo que estimamos la condición básica para que estos efectos se logren, y esta es la de libertad, sin la cual la aludida "ampliación inmensa de los bienes a los cuales se tiene acceso" nunca obtendría lugar.
Existen autores que encuadran el comercio internacional dentro de la categoría de las leyes sociológicas como, por ejemplo, se advierte en la cita siguiente:
"Al hablar de leyes sociológicas o naturales de la vida social, no nos referimos en particular a las leyes de la evolución, por las cuales los historicistas como Platón demuestran tanto interés; pese a que, de existir uniformidades de cualquier Índole en la evolución histórica, su formulación tendría que caer, ciertamente, dentro de la categoría de leyes sociológicas. 'Tampoco nos referimos especialmente a las leyes de la «naturaleza humana», es decir, a las uniformidades psicológicas y socio psicológicas de la conducta humana. Nos referimos, más bien, a leyes tales como las enunciadas por las modernas teorías económicas, por ejemplo, la teoría del comercio internacional o la teoría de ciclo económico. Estas y otras importantes leyes sociológicas se relacionan con el funcionamiento de las instituciones sociales."[2]
Aparentemente la mención a la teoría del comercio internacional y a la del ciclo económico son ejemplificativas, por lo que cabría intuir que para el autor en comentario existirían otro tipo de teorías económicas además de las citadas que incluirían tantas otras leyes, las que podrían contener leyes contrapuestas entre sí conforme a lo que contrasten las diversas teorías económicas que sean las que las formulen. Pero no es nuestro propósito en este punto ahondar sobre las cuestiones a las que alude K. R. Popper en la cita sino, más bien, llamar la atención de cómo un filósofo como él otorga importancia a la teoría del comercio internacional (sin que sea posible establecer a cuál teoría concreta del mismo se refiere, ya que -como es sabido- existe más de una teoría que aborda la problemática del comercio internacional). Por otra parte, también es de interés advertir como K. R. Popper considera leyes sociológicas a "las enunciadas por las modernas teorías económicas". Y en esa línea, observemos asimismo como este autor relaciona la caída del tribalismo con el comercio internacional, como lo hace aquí:
"Claro está que esa revolución no fue realizada conscientemente. El derrumbe del tribalismo, de las sociedades griegas cerradas, puede remontarse a la época en que el crecimiento de la población comenzó a hacerse sentir entre la clase gobernante de terratenientes. Esto significó el fin del tribalismo «orgánico», pues creó una fuerte tensión social dentro de la sociedad cerrada de la clase gobernante. En un principio pareció hallarse una especie de solución «orgánica» para este problema, consistente en la creación de ciudades hijas. El carácter «orgánico» de esta solución fue subrayado por los procedimientos mágicos adoptados en el envío de colonos. Pero este ritual de la colonización sólo logró postergar la caída, llegando a crear incluso nuevos focos de peligro, allí donde provocaba el surgimiento de nuevos contactos culturales, que, a su vez, creaban lo que quizá fuese el peor peligro para la sociedad cerrada: el comercio con la nueva y pujante clase de los mercaderes y navegantes. Hacia el siglo VI a. C., este nuevo desarrollo había llevado a la disolución parcial de las viejas formas de vida e incluso a una serie de revoluciones y reacciones políticas."[3]
Efectivamente, así parece haber sido el proceso que llevó del desplome de la sociedad cerrada al inicio de la sociedad abierta. Dos factores se señalan en la cita: el crecimiento poblacional y el comercio. Y creemos que asiste mucha razón a K. R. Popper cuando afirma que "lo que quizá fuese el peor peligro para la sociedad cerrada: el comercio con la nueva y pujante clase de los mercaderes y navegantes" fue determinante para la desaparición del tribalismo. En otras palabras, el nacimiento del incipiente comercio internacional en la época, desarrollada como es sabido a través del transporte terrestre (por sobre todo) pero que encontraría un indudable impulso cuando -casi de inmediato- se le añadió el marítimo. La observación adquiere sorprendente actualidad cuando prestamos atención en el mundo de nuestros días al empeño y el afán que ponen los gobiernos del orbe por regresar nuevamente al modelo de sociedad cerrada que imperaba en la época antigua, y que tanto daño hizo a nuestros antecesores. No otra cosa representan las modernas formas de intervención de las burocracias mundiales en el campo del comercio exterior, que procuran por todos los medios privarlo de los enormes beneficios sin cuento que produce para las masas la irrestricta vigencia de un comercio internacional libre de toda traba e injerencia gubernamental o no gubernamental.
Los tiranos siempre tratan de controlar el comercio en todas sus formas para enriquecerse a sí mismos y perjudicar a las masas.
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[1] Carlos Sabino, Diccionario de Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. Voz "comercio".
[2] K. R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. pág. 82
[3] K. R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. Pág. 192
No resulta posible abordar el tratamiento del comercio internacional sin destacar primero el del comercio en sí mismo. Y así se ha dicho que:
"Sin la existencia del comercio cada grupo humano y, en último análisis, cada unidad consumidora, estaría condenada a satisfacer todas sus necesidades mediante la elaboración de sus propios recursos. Gracias al comercio es posible entonces una ampliación inmensa de los bienes a los cuales se tiene acceso, generándose además una creciente especialización productiva que, como ya lo indican los estudios clásicos sobre comercio internacional, favorecen tanto a vendedores como a compradores. Es esta especialización, en última instancia, la que ha permitido el gigantesco progreso en la productividad que caracteriza y hace posibles a las sociedades modernas, pudiendo decirse entonces que sin el comercio sería inconcebible la civilización tal como la conocemos."[1]
De este modo, los conceptos de comercio, especialización y civilización se tornan conexos e interdependientes. Pero a lo expresado falta agregar lo que estimamos la condición básica para que estos efectos se logren, y esta es la de libertad, sin la cual la aludida "ampliación inmensa de los bienes a los cuales se tiene acceso" nunca obtendría lugar.
Existen autores que encuadran el comercio internacional dentro de la categoría de las leyes sociológicas como, por ejemplo, se advierte en la cita siguiente:
"Al hablar de leyes sociológicas o naturales de la vida social, no nos referimos en particular a las leyes de la evolución, por las cuales los historicistas como Platón demuestran tanto interés; pese a que, de existir uniformidades de cualquier Índole en la evolución histórica, su formulación tendría que caer, ciertamente, dentro de la categoría de leyes sociológicas. 'Tampoco nos referimos especialmente a las leyes de la «naturaleza humana», es decir, a las uniformidades psicológicas y socio psicológicas de la conducta humana. Nos referimos, más bien, a leyes tales como las enunciadas por las modernas teorías económicas, por ejemplo, la teoría del comercio internacional o la teoría de ciclo económico. Estas y otras importantes leyes sociológicas se relacionan con el funcionamiento de las instituciones sociales."[2]
Aparentemente la mención a la teoría del comercio internacional y a la del ciclo económico son ejemplificativas, por lo que cabría intuir que para el autor en comentario existirían otro tipo de teorías económicas además de las citadas que incluirían tantas otras leyes, las que podrían contener leyes contrapuestas entre sí conforme a lo que contrasten las diversas teorías económicas que sean las que las formulen. Pero no es nuestro propósito en este punto ahondar sobre las cuestiones a las que alude K. R. Popper en la cita sino, más bien, llamar la atención de cómo un filósofo como él otorga importancia a la teoría del comercio internacional (sin que sea posible establecer a cuál teoría concreta del mismo se refiere, ya que -como es sabido- existe más de una teoría que aborda la problemática del comercio internacional). Por otra parte, también es de interés advertir como K. R. Popper considera leyes sociológicas a "las enunciadas por las modernas teorías económicas". Y en esa línea, observemos asimismo como este autor relaciona la caída del tribalismo con el comercio internacional, como lo hace aquí:
"Claro está que esa revolución no fue realizada conscientemente. El derrumbe del tribalismo, de las sociedades griegas cerradas, puede remontarse a la época en que el crecimiento de la población comenzó a hacerse sentir entre la clase gobernante de terratenientes. Esto significó el fin del tribalismo «orgánico», pues creó una fuerte tensión social dentro de la sociedad cerrada de la clase gobernante. En un principio pareció hallarse una especie de solución «orgánica» para este problema, consistente en la creación de ciudades hijas. El carácter «orgánico» de esta solución fue subrayado por los procedimientos mágicos adoptados en el envío de colonos. Pero este ritual de la colonización sólo logró postergar la caída, llegando a crear incluso nuevos focos de peligro, allí donde provocaba el surgimiento de nuevos contactos culturales, que, a su vez, creaban lo que quizá fuese el peor peligro para la sociedad cerrada: el comercio con la nueva y pujante clase de los mercaderes y navegantes. Hacia el siglo VI a. C., este nuevo desarrollo había llevado a la disolución parcial de las viejas formas de vida e incluso a una serie de revoluciones y reacciones políticas."[3]
Efectivamente, así parece haber sido el proceso que llevó del desplome de la sociedad cerrada al inicio de la sociedad abierta. Dos factores se señalan en la cita: el crecimiento poblacional y el comercio. Y creemos que asiste mucha razón a K. R. Popper cuando afirma que "lo que quizá fuese el peor peligro para la sociedad cerrada: el comercio con la nueva y pujante clase de los mercaderes y navegantes" fue determinante para la desaparición del tribalismo. En otras palabras, el nacimiento del incipiente comercio internacional en la época, desarrollada como es sabido a través del transporte terrestre (por sobre todo) pero que encontraría un indudable impulso cuando -casi de inmediato- se le añadió el marítimo. La observación adquiere sorprendente actualidad cuando prestamos atención en el mundo de nuestros días al empeño y el afán que ponen los gobiernos del orbe por regresar nuevamente al modelo de sociedad cerrada que imperaba en la época antigua, y que tanto daño hizo a nuestros antecesores. No otra cosa representan las modernas formas de intervención de las burocracias mundiales en el campo del comercio exterior, que procuran por todos los medios privarlo de los enormes beneficios sin cuento que produce para las masas la irrestricta vigencia de un comercio internacional libre de toda traba e injerencia gubernamental o no gubernamental.
Los tiranos siempre tratan de controlar el comercio en todas sus formas para enriquecerse a sí mismos y perjudicar a las masas.
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[1] Carlos Sabino, Diccionario de Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. Voz "comercio".
[2] K. R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. pág. 82
[3] K. R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. Pág. 192
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