Una economía es como un ecosistema. No es el resultado de una planificación central; sino que evoluciona de tal manera que ni siquiera los planificadores son capaces de imaginar.
¿Qué planificador central habría imaginado Instagram, Snapchat o Uber? ¿Cuál de ellos habría puesto a un pájaro exótico de color rosado en medio de un paisaje lunar con solo un extraño y minúsculo insecto para comer?
Esta semana las acciones han vuelto a subir. Los inversores compraron cuando los títulos caían, como siempre hacen. El Dow Jones subió el lunes 263 puntos, mientras que el precio del oro cayó 18 dólares.
Comprar cuando las acciones caen ha sido durante un tiempo la mejor manera de acercarse a una muy buena inversión. Seguirá siendo una buena opción para invertir, lo podemos predecir, hasta que sea un desastre. Cuándo ocurrirá esto, no se lo podemos decir.
Mientras tanto, observamos que la economía sigue todavía en apuros. En los últimos 60 años nunca habíamos tenido una evolución tan débil del PBI. Y ahora, parece que ese temor está aquí para quedarse. La economía de Estados Unidos depende de los gastos del consumidor, y los consumidores ahora no están gastando.
Bloomberg dice que: “Un mercado laboral en auge y el precio del combustible más bajo deben dar a millones de estadounidenses más razones para gastar. En cambio, están guardando los ingresos extra”.
La tasa de ahorro subió en febrero hasta el 5,8%, la más alta desde diciembre de 2012, según los datos que hizo públicos el Gobierno el lunes.
El informe de Bloomberg repite la tontería habitual. El crecimiento del gasto es “lamentablemente inferior al aumento de los ingresos”.
¿Lamentablemente? Usted lo sabe bien, querido lector. No hay nada de lamentable en ahorrar algo de dinero. El gasto no te hace rico. El ahorro y la inversión sí que te hacen más rico. El gasto no es lamentablemente débil; el ahorro es gloriosamente, maravillosamente, felizmente fuerte. A pesar de los esfuerzos de las autoridades por detenerlos, los estadounidenses están ahorrando más.
No les dan ningún tipo de interés por sus ahorros. Les amenazan con unos niveles altos de inflación. Ofrecen el crédito más barato de la historia. Y aún así, los consumidores se resisten. ¿Por qué?
Porque ellos saben que la solvencia económica importa. Las finanzas del hogar no son sólo una cuestión de liquidez. Además, también saben que la economía no es tan fuerte como las autoridades aseguran que es.
El primer trimestre del año, por ejemplo, mostró los peores datos de ventas y beneficios desde 2009. Wall Street puede que suba muy rápido, pero la mayoría de la gente está luchando por salir adelante. Ellos sienten, con razón, que van a necesitar algo más que crédito fácil en los próximos meses; saben que necesitarán un ahorro real.
Saludos, Bill Bonner.
Bill Bonner es fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos. Es el autor de los libros "Financial Reckoning Day" y "Empire of Debt" que estuvieron en la lista del New York Times de libros más vendidos.
FUENTE: Publicado en Inversor Global - Newsletter semanal - enviado por mail
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