lunes, 26 de octubre de 2015

EL INTERVENCIONISMO, LA CAUSA DE LA POBREZA

Por María Celsa Rodríguez
Foto del perfil de María Celsa Rodríguez (tú)Según datos del Banco Mundial, “la pobreza extrema caerá por primera vez este año y solo cubrirá a menos del 10 por ciento de la población mundial”. Sin embargo, “se insiste demasiado en que el capitalismo se basa en el hambre de los demás, como alimento necesario de la riqueza de unos cuantos. Por eso, tenemos que insistir nosotros en lo contrario. Y repetir, si es preciso, lo que nos dicen la experiencia, la historia y la teoría: no hay otra escapatoria a la pobreza, sino la libertad, la economía de mercado” Es por ello que “planteamos una réplica a los ataques ideológicos y a los estudios empíricos en los que se apoyan quienes tratan de utilizar la pobreza como coartada ideológica contra la libertad.”[1]

La mirada de los gobiernos debe estar puesta en un norte  para alcanzar  un nivel de crecimiento y desarrollo continuo. Maquillar los índices no es el camino mientras se mantenga una economía protegida  y con alto grado de intervencionismo.  No se puede controlar ni planificar la economía cuando prima la decisión y voluntad de millones de personas que diariamente eligen y manejan el mercado de la oferta y la demanda, del consumo y del ahorro.

Las políticas públicas  no siempre buscan superar el problema de la pobreza,  sino que la agudiza para luego esculpir con mentiras el problema o ignorar su existencia.  Los parches  de planes, bolsas de alimentos, tarjetas alimentarias y subsidios son “alivios transitorios”, pero con efectos dañinos a largo plazo. Ejemplo de ello es lo que ha pasado en Argentina, donde el mismo ministro de Economía -lo explica el economista Javier Milei- “afirmó que “cuantos pobres hay es una pregunta bastante complicada”, al tiempo que confesó no tener claro el número de pobres y que la medida le parecía bastante estigmatizante”. Claro, seguramente que no reconocer el número de pobres minimiza el problema cuando lo que no está haciendo es poner la mirada sobre el fondo del problema, para disminuir su número.
"La especialista de la División de Estadísticas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU - Shibata Salazar - se refirió a la ausencia nacional en todos los registros de pobreza. "En realidad, hay pocos países con datos. Técnicamente, desglosamos los datos nacionales por sexo y la Argentina no aparece porque no hay datos estandarizados que pudiéramos utilizar para ese desglose”.
Sólo Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Uruguay y Bolivia aparecen con datos parciales sobre la pobreza en sus países. Venezuela y Panamá cuentan con información únicamente del consumo de micronutrientes o prevalencia de la subnutrición entre los indicadores de pobreza revisados”.
Es que “el Indec dejó de medir la pobreza en 2013, cuando el organismo informó que era del 4,7 por ciento. El último registro que informó ATE-Indec, que agrupa a los técnicos desplazados por la intervención de la entidad, indica que la pobreza se redujo del 25,5% en el primer semestre del año pasado al 21,8% de este año”.[3]
Como dice Milei: “el manejo de las estadísticas por parte de Guillermo Moreno subestimaba la cantidad de pobres”. Y fue  “el Observatorio de la Deuda Social de Argentina de la UCA” que determinó  que “la pobreza de 2013 alcanzaba al 27,5% de la población. Paralelamente, el Instituto Pensamiento y Políticas Públicas (IP&PP) estimó a la pobreza en un 36%. Por lo tanto, cuando Axel Kicillof decide no publicar el dato, ello deja de manifiesto que el verdadero nivel de pobreza es superior al dato del IP&PP, ya que si fuera mejor lo revelaría”.[2]

Ahora, si ponemos la mirada sobre el mundo, Juan Ramón Rallo nos dice que “En 1990, el 37% de la población mundial vivía en una situación de pobreza extrema: por consiguiente, sólo 3.300 millones de personas vivían fuera de la misma. En 2015, ese porcentaje se ha reducido al 9,6% y el número de personas fuera de la pobreza extrema se ha duplicado hasta 6.600 millones. En otras palabras, en los últimos 25 años ha salido tanta gente de la pobreza —3.300 millones de personas— como en toda nuestra historia previa a 1990.
Esta magnífica evolución —que va de la mano de otros registros igualmente excelentes en materia de mortalidad infantil, alfabetización, acceso al agua potable o alargamiento de la esperanza de vida— contrasta con la visión marcadamente pesimista que mantienen la mayoría de occidentales con respecto a la evolución del planeta. […] Dado que el librecambismo vinculado a la globalización ha conseguido hacer prosperar a las naciones más pobres como nunca antes lo habían hecho, su visión sobre el capitalismo es notablemente más positiva que entre aquellos otros países a los que el capitalismo ya desarrolló hace más de un siglo. “[4] Pero tenemos un gobierno que no entiende esto. Que pone trabas a una economía que limita el crecimiento, mientras que en otras latitudes la pobreza ha disminuido gracias al desarrollo de la economía de mercado, que han entendido que el intervencionismo lo único que construye son sociedades más pobres y con deficiencias educativas.

 Murray N. Rothbard  dijo:"¿qué puede hacer el gobierno para ayudar a los pobres? La única respuesta correcta es la respuesta libertaria: apartarse. Si el gobierno deja el camino libre a las energías productivas de todos los grupos de la población, los ricos, la clase media y los pobres por igual, el resultado será un enorme aumento del bienestar y del nivel de vida de todos, y en particular de los pobres, a quienes supuestamente ayuda el mal llamado "Estado Benefactor". Como piensa Gabriel Boragina “la intervención del gobierno en la economía , reduce la cantidad de riqueza disponible en la comunidad y la dirige a determinadas áreas compuestas por pseudo-empresarios amigos del poder de turno, y a los adictos partidarios del gobierno en cuestión. Aun cuando la intención de los gobiernos fuera la de beneficiar a todos, económicamente ello es imposible, porque el "estado de bienestar" implica achicar la torta a medida que se va consumiendo. Y solo el capitalismo liberal es el que hace crecer el pastel. En términos más simples: cuanto más se le quita el fruto de su trabajo al que produce para entregárselo gratuitamente a quien no produce nada o produce menos que aquel a quien se lo ha despojado, menos incentivos tiene el productor o trabajador para volver -en el periodo siguiente- seguir aumentando su producción".
Al respecto Eneas Biglione en: “Las causas de la pobreza en el tercer mundo” escribió, haciendo referencia  al legado del Dr. Joseph E. Keckeissen  “donde el autor resume muy claramente la miseria de los países latinoamericanos afirmando que “la pobreza es el resultado de una estructura  económica deficiente […], la intervención  es responsable por establecer dentro del gobierno muchas estructuras  que crean pobreza, en la forma de ministerios  y departamentos con una agenda aparentemente ilimitada. Estas agencias son dirigidas  por burócratas ineficientes y aunque bien intencionados, responsables por imponer  una colección infinita de complicados programas, regulaciones, requisitos de ilegibilidad, prohibiciones, reglas  para reportes, cargas contables  y decisiones arbitrarias, los cuales a veces se duplican  unos  con otros  o se contradicen.  Estos son impuestos a los ciudadanos  y a las empresas productivas de una nación. Los costos administrativos  de esta carga reguladora contribuyen enormemente  al déficit incontrolable del país y generan en la mayoría  de los casos, beneficios dudosos para el público maniatado, el cual es obligado, so pena de multa  o encarcelamiento ya sea a obedecer   o hacer pagos ilegales  cuando los extorsionan servidores públicos inescrupulosos. El mercado subterráneo e informal que carece de aprobación y de protección legal, surge porque la mayoría de los pequeños productores  no pueden cumplir  con la multiplicidad de requisitos y pagos que la ley les impone”.
Afirmando Eneas Biglione: “las causas fundamentales  del atraso económico [es] el intervencionismo gubernamental y la indolencia de nuestros ciudadanos”.[5]
------------------------------------------------------------- 
[1] Jorge Bolaños Martínez. Los países pobres y la trampa de la inversión . Ed Fundación Iberoamérica  Europa.
 [2] Kicillof y el multiplicador de pobreza
[3] La Argentina, ausente en un estudio de la ONU con datos clave sobre la mujer
[4] El mundo escapa de la pobreza
[5] Análisis sobre el rol del intervencionismo gubernamental ante las crisis ececonómica-financiera: el legado  del Dr. Joseph E. Keckeissen  Por Eneas A. Biglione, en “Una vida santa dedicada a la Libertad – Juan Carlos Cachanosky , Kurt R. Leube, Christopher  Lingle (compiladores). Pag 165
* Infografía extraída de Infobae

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ARCHIVOS DE TEMAS DEL BLOG

Buscar articulos