viernes, 27 de octubre de 2017

El adiós K: ¿ brasilización de los bonos argentinos?

El kirchnerismo es hoy una pequeña minoría enroscada en su propio odio. Perdió las elecciones ese mismo kirchnerismo “tan consternado” por los pobres pero que paradójicamente anda en Audi y vive en Puerto Madero. 
A pesar de haber disfrutado de las tasas de interés más benévolas de la historia y una soja en máximos, el kirchnerismo nos dejó al borde del abismo económico y social con 30% de pobres, infraestructura colapsada, cadenas nacionales al pedo todos los días, supremo deterioro institucional, deuda en estado de default, riesgo país al 13%, inseguridad callejera, recesión y desempleo, hiperinflación contenida, cepo cambiario y una nación entera en emergencia psicológica frente a un cotidiano estado de bipolaridad ciudadana. 
La justificación de la derrota K
Los argentinos pendulares se cansaron de este verso y a pesar de que en 2011 aplaudían al “Che”, ahora en 2017, parecerían apoyar una forma de convivencia social basada en la armonía y el respeto, en donde el grito se reemplaza por un mensaje conciliador para una nación muy dañada, complementado de globos amarillos, cloacas, bicisendas, metrobuses, shock de crédito, consumo y obra pública. 
El tiempo dirá si esto es genuino o si simplemente es un cambio de moda: por una década votaron menemismo y se aburrieron, por otra década aplaudieron kirchnerismo y se aburrieron, y ahora se abre un periodo en donde el presidente Macri será reelecto en 2019. 
Tan sólo dos años atrás haber imaginado la contundente consolidación política de Macri hubiese sido impensado. El kirchnerismo quedó como una versión triste, esquizofrénica, bipolar y marxista del peronismo. 
El peronismo sabe que en los próximos años deberá reconstruirse en base a tres frentes: definición de un líder que hoy no existe, determinación de un mensaje nuevo que lo saque de la parodia arcaica de 1945, organización de una estrategia de marketing político que los independice del colectivo y el choripán. 
El peronismo se reconstruirá porque tiene un instinto de supervivencia probado, pero hoy comparte el mismo estado de derrota que el radicalismo sufrió en 2001. Al peronismo primero le toca vencer a su principal enemigo, el kirchnerismo, y luego comenzar a transitar un sendero de diez años de reconstrucción, con un claro agravante: sin caja y sin poder. 
En este contexto, Macri seguirá pintando de amarillo el mapa político de los argentinos. Como ciudadano lo celebro, porque es una opción notoriamente superadora, pero como economista liberal me sigue doliendo el estómago. 
Premio preelectoral
Se hace relevante definir la compresión de rendimientos que ocurrió hasta antes del 22/10/17. Más aun cuando, en dicho periodo, la parte larga de la curva norteamericana se desplazó ascendentemente en unos 35 puntos básicos. Eso convierte al rally argentino en uno aún mucho más notable. 
Desde el 11/8/17 hasta el 20/10/17, la dinámica de los bonos soberanos argentinos en dólares fue la siguiente: 
El rally de la curva soberana argentina se dio en un contexto de formidable optimismo global e incluso frente a una 10yr. yield que subió 35 puntos básicos. El S&P, por ejemplo, exhibió un retorno de 5,42% y el VIX, principal indicador de “miedo percibido” marcó mínimos históricos. 
Momentum político
Argentina deberá seguir endeudándose. De esta forma, resulta clave seguir bajando el riesgo país. 
En 2013 nuestro riesgo país rondaba los 1.300 puntos básicos, cuando hoy ya estamos abajo de los 400, en señal de suma confianza al gobierno del presidente Macri. 
Sin embargo, y a pesar de la euforia reinante en nuestro país se hace clave reconocer que somos una nación infectada con setenta años de peronismo y, por lo tanto, en estado de suma inconsistencia e inviabilidad. 
A nivel fiscal, una nación en donde un argentino que trabaja mantiene a otros cuatro no puede funcionar. A nivel laboral, una nación en donde el 65% de una jornada queda confiscado por el fisco, no puede funcionar. Nos pasamos 8 meses al año donando el fruto de nuestro esfuerzo a un fisco voraz, plagado de ñoquis, improductivo y sumamente ineficiente. 
Wall Street, principal emisor y demandante de deuda argentina, anda con ganas de tomar cualquier buena noticia que le entreguemos. Qué tal si Hacienda hace lo que el BCRA viene implementando desde largo rato: anunciarle al mercado un firme compromiso de metas fiscales. 
El BCRA anunció desde hace tiempo su firme compromiso en su lucha antiinflacionaria, pero, sin embargo, culminará el 2017 unos 500 puntos básicos por encima. 
A pesar de estos desvíos, el mercado premia la “intención de compromiso antinflacionario” a pesar de los subsecuentes desvíos que probablemente se avecinen en una Argentina a puro boom económico. 
Se me ocurre que Hacienda podría mostrarse mucho más enérgico con un compromiso de reforma a largo plazo. Este solo acto le daría al mercado una excusa para que Argentina desde los niveles actuales pudiera seguir comprimiendo spreads. 
¿Brasilización de los bonos argentinos?
A 12 años de duration, nos separan de Brasil unos 100 puntos básicos. La principal razón es que Brasil le mostró al mercado una contundente decisión de reestructuración laboral y fiscal que Argentina todavía no pudo implementar. 
Tengo la sensación de que para que podamos acercarnos a Brasil tendremos que complementar el optimismo electoral actual con una clara promesa hacia la reestructuración de una nación que hoy es sumamente inviable. 
Si esta señal se diese al mercado no me caben dudas que Argentina comprimiría muy rápido hacia el riesgo brasileño. 
Sherman 
Chief Strategist 
Para CONTRAECONOMÍA

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