martes, 24 de octubre de 2017

¿Oro a US$ 1.400 en dos meses? Por Jim Rickards, desde Darien, CT

FedeEs posible que en este momento el oro esté en medio de una tendencia de largo plazo que generará precios drásticamente más altos en años venideros. 
Para entender por qué es éste el caso, veamos primero el largo declive en las cotizaciones del metal que tomó lugar desde 2011 hasta 2015. 
La mejor explicación que he escuchado al respecto vino de la boca del legendario inversor de commodities, Jim Rogers. Él cree que el oro terminará en el rango de los US$ 10.000 la onza, algo que yo también anticipo. 
Sin embargo, Rogers afirma que ningún commodity pasa de estar en el fondo del barril a la estratosfera sin antes haber experimentado un retroceso del 50% en medio de la trayectoria. 
En agosto de 1999, el oro alcanzó su punto más bajo, US$ 255 la onza. Desde entonces tuvo un crecimiento indiscutible del 650%, hasta que alcanzó el límite de US$ 1.900 en septiembre del 2011. 
El metal dorado creció de US$ 1.643 la onza sólo en el lapso entre agosto de 1999 y septiembre de 2011. 
Un retroceso del 50% desde ese máximo serían US$ 950, lo que pondría al oro en alrededor de US$ 1.000 una vez que la caída cese. Se trata de una cifra muy cercana al nivel que alcanzó el oro el 27 de noviembre de 2015 (US$ 1.058 la onza). 
Esto quiere decir que ya pasamos por la caída de 50% y que el oro está preparado para alcanzar nuevos máximos históricos en años venideros. 
Sin embargo... ¿por qué podrían creer los inversores entonces que el oro sufrirá otro duro golpe? 
Esto se debe a que existe una diferencia importante entre las fluctuaciones en los pecios de 2011-2015 y las que están tomando lugar en la actualidad. 
El retroceso de cuatro años mostró un patrón que se conoce como “máximos más bajos y mínimos más bajos”. Mientras que el oro cotizaba al alza y caía de nuevo, cada uno de los máximos que alcanzaba era más bajo que el anterior, mientras que cada mínimo era más profundo que el previo.
Ahora, desde diciembre de 2016 pareciera que este patrón bajista ha experimentado un revés. Hoy en día, vemos “máximos más altos y mínimos más altos”, como parte de la tendencia positiva general. 
Algunos ejemplo: 
El 4 de febrero de este año, el máximo de US$1.256 la onza fue mayor que el máximo del 23 de enero, de US$1.217. 
Mientras tanto, el mínimo del 10 de mayo fue de US$ 1.218 por onza, mayor que el del 14 de marzo de US$1.198 la onza. 
El máximo del 7 de septiembre de US$ 1.353 fue más alto que el del 6 de junio de US$1.269. El mínimo del 5 de octubre de US$1.271 fue más alto que el mínimo del 7 de julio de US$1.212. 
Pero claro, esta nueva tendencia no tiene ni un año de estar sucediendo, con lo que no es exactamente determinante. De todas formas, es una señal alentadora si consideramos otros factores alcistas en el metal. 
Y ahora… ¿hacia dónde irá el mercado del oro desde este punto? 
Estamos observando un exceso persistente de la demanda sobre la nueva oferta. Solamente China y Rusia han adquirido más del 100% de la producción anual de oro. 
Los dueños privados de oro también están manteniendo su metal. En una visita reciente a Suiza me informaron que los operadores de logística de seguridad no estaban pudiendo abrir bóvedas nuevas al ritmo al que la demanda exigía y que, incluso, estaban haciéndose con búnkers nucleares ubicados en las montañas solo con la intención de poder suplir las exigencias por almacenamiento privado y seguro para el oro. 
Ahora que los vendedores de oro están desapareciendo, y con una fuerte demanda manteniéndose, el precio no tendrá de otra más que subir a mejores niveles. 
La geopolítica mundial también es otro factor importante. La crisis con Corea del Norte no está mejorando ni un poco; de hecho, está empeorando. Siria, Irán y el Mar del Sur en China son otros puntos de interés importantes. Puede que de una semana para la otra los titulares noticiosos dejen de hablar de esto, pero los sustos geopolíticos volverán cuando menos los esperemos y, como consecuencia, de dispararán los precios del oro como resultado de un flight to safety.
Por último, la Fed no subirá las tasa de interés en diciembre, a diferencia de lo que espera el mercado. 
Eventualmente, los mercados se darán cuenta de esto. Sin embargo, a la fecha, las predicciones apuntan a un 86% de probabilidades para un aumento en los tipos cuando llegue diciembre, basándose en los fondos de futuros de la Fed de CME. La realidad es que los intereses disminuirán de forma significativa llegado el 13 de diciembre, fecha en la que se reúne una vez más el FMOC y se lleva a cabo una rueda de prensa con el anuncio. 
A medida que las probabilidades estimadas por el mercado se van adaptando a la realidad, el dólar se desplomará mientras que el oro disfrutará de una suba. 
En resumen, todas las señales apuntan a cotizaciones del oro más altas en los meses que vienen. Basándome en el relajo de la Fed, las tensiones geopolíticas y un dólar cada vez más débil, estoy al acecho de un poderoso impulso en el metal apuntando a los US$ 1.400 a finales de año. 
El rally del oro que comenzó el 15 de diciembre del 2016 parece ser el que definitivamente acabará con este patrón bajista de máximos más bajos y mínimos más altos, para reemplazarlo con las fluctuaciones alcistas de máximos más altos y mínimos más altos. 
Jim Rickards,
Para El Inversor Diario

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