Por Aníbal Hardy(*)
La recuperación militar de las Islas Malvinas en el Atlántico Sur por la Argentina durante el régimen militar entonces en el poder, fue una guerra relámpago que terminó con la rendición de nuestras FF.AA, ante las británicas.
Esto preparó el camino para lo que años más tarde esta derrota se transformaría en el "Tratado de Versalles Argentino". Porque el verdadero meollo de la cuestión es que, igual que con todas las naciones derrotadas en guerra por EE. UU., el Reino Unido y sus aliados, Argentina también habría de sufrir su "Tratado de Versalles", igual al que le fuera impuesto a la derrotada Alemania en 1919 tras la Primera Guerra Mundial por esos mismos aliados victoriosos, ocasionándoles sufrimiento económico, financiero, social y político. En forma similar que Alemania, Austria, Japón, Italia e Irak, a la Argentina también era preciso castigarla por la guerra de Malvinas, sin embargo en lugar de ocuparla militarmente, se la obligó y se le impuso la "democracia" en su falsa variante anglo-norteamericana, profusamente financiada por los Dueños del Poder Global y sus sátrapas locales. "Nuestro enemigo real en el orden internacional, llamado el Poder Mundial o Nuevo Orden Mundial, u Oligarquía Global, esta ultima encarnada por los países centrales con EE.UU., Inglaterra e Israel a la cabeza, organismos internacionales, fundaciones libres de impuestos vinculadas a los bancos y empresas multinacionales. Agregado el lobby sionista internacional, consultoras, ONG e ideas de diferentes procedencias, los que a su vez constituyen el aparato periférico del capitalismo financiero, de lo más concentrado de la finanza mundial que se conoce como Poder Internacional del Dinero" Guillermo Rojas.
Con la imposición de aquella "democracia" en diciembre 1983, los sucesivos presidentes desde Raúl Alfonsín (el "Sr. Hiperinflación 1989"), pasando por Carlos Menem (gerenciador local del "Tratado de Versalles Argentino/ relaciones carnales) y Fernando De la Rúa (el "Sr. Colapso Financiero 2001"), hasta Néstor y Cristina Kirchner (La Década Ganada /Pagadores seriales), todos le garantizaron a los Dueños del Poder Global tres cosas fundamentales para ellos: (1) Que la Argentina siempre se mantendría de rodillas antes sus victoriosos enemigos; (2) Que la Argentina jamás investigará el origen ilegítimo e ilegal de su Deuda Externa iniciada bajo el régimen ilegal militar, y que debe pagarla religiosamente (Vg.: CFK dijo que se han pagado 170 mil millones de dólares de deuda externa y que debemos cada vez más, unos 300 mil millones de dólares a diferentes grupos financieros internacionales. NK: jurisdicción de pago en EE.UU.) y (3) Que la Argentina desmantelaría, desintegraría y destruiría sus fuerzas armadas tanto material como moralmente, de manera de transformar a Argentina en un país total y absolutamente desarmado. Todo ello, resultado del "Tratado de Versalles Argentino". V.g.: Alfonsín hizo juzgar a militares por violaciones de los DD.HH, una tarea necesaria sin dudas pero desnaturalizada, que tuvo como resultado que el pueblo argentino terminase odiando a sus instituciones militares, en lugar de solo expulsar a los criminales dentro de sus filas. Nadie puede imaginarse que EE.UU., Gran Bretaña, Francia e Israel decidiesen juzgar a sus militares por los genocidios perpetrados en África, Irak, Afganistán, Libia, Palestina, Serbia y Panamá. Eso solo le ocurre a los ejércitos vencidos: alemanes, italianos, japoneses, árabes y argentinos.
Como dije: Este Versalles argentino tiene nombre propio: "Tratado Anglo-Argentino de Promoción y Protección de Inversiones" suscripto en Londres el 11 de diciembre de 1990, y sancionado por el Congreso Nacional Argentino el 4 de noviembre de 1992 (Ley No. 24.184), (El que suscribe, entonces Diputado Nacional (MID) y otros bloques minoritarios votamos por la negativa) y coronando las negociaciones entre Argentina y el Reino Unido mediante un acuerdo formal con el cual el presidente Carlos Menem y su ministro de relaciones exteriores Domingo Cavallo, operarían como gerentes locales, promoviendo intereses extranjeros en el país. El Reino Unido tendría el control sobre las fuerzas armadas argentinas, especialmente en la región de la inmensamente rica Patagonia, donde ya existen vastas inversiones yanquis, británicas e israelíes (Art. 5); nuestra economía se abriría y desregularía en forma irrestricta (Art. 12) de manera que empresas estatales pudieran ser vendidas y privatizadas a precio vil (petróleo, minería, ferrocarriles, autopistas, líneas aéreas, electricidad, gas, agua, fondos de pensiones, servicios postales, seguros, reaseguros, bancos... Los "inversores" extranjeros tendrían todo tipo de protección, derechos y asistencia. Aquel Tratado fue sucedido por otros similares con Estados Unidos, Francia, Alemania, España, Holanda, Dinamarca, Suecia, Canadá, Australia...
Resulta mucho mejor, y es más fácil, evitar la ocupación militar de naciones derrotadas, imponiéndoles en su lugar la variante anglo-norteamericana de la "democracia". Todo ello se logra financiando a los peores elementos políticos locales (algunos traidores) catapultándolos a puestos clave: presidentes, ministros, senadores, diputados, jueces, y gobernadores. Luego, todo lo que necesitan hacer es asegurarse que hagan exactamente lo que los Dueños del Poder exigen que hagan. Verdadero enemigo del Movimiento Nacional… hoy ausente y sin voz en las bancas del Congreso Nacional.
La recuperación militar de las Islas Malvinas en el Atlántico Sur por la Argentina durante el régimen militar entonces en el poder, fue una guerra relámpago que terminó con la rendición de nuestras FF.AA, ante las británicas.
Con la imposición de aquella "democracia" en diciembre 1983, los sucesivos presidentes desde Raúl Alfonsín (el "Sr. Hiperinflación 1989"), pasando por Carlos Menem (gerenciador local del "Tratado de Versalles Argentino/ relaciones carnales) y Fernando De la Rúa (el "Sr. Colapso Financiero 2001"), hasta Néstor y Cristina Kirchner (La Década Ganada /Pagadores seriales), todos le garantizaron a los Dueños del Poder Global tres cosas fundamentales para ellos: (1) Que la Argentina siempre se mantendría de rodillas antes sus victoriosos enemigos; (2) Que la Argentina jamás investigará el origen ilegítimo e ilegal de su Deuda Externa iniciada bajo el régimen ilegal militar, y que debe pagarla religiosamente (Vg.: CFK dijo que se han pagado 170 mil millones de dólares de deuda externa y que debemos cada vez más, unos 300 mil millones de dólares a diferentes grupos financieros internacionales. NK: jurisdicción de pago en EE.UU.) y (3) Que la Argentina desmantelaría, desintegraría y destruiría sus fuerzas armadas tanto material como moralmente, de manera de transformar a Argentina en un país total y absolutamente desarmado. Todo ello, resultado del "Tratado de Versalles Argentino". V.g.: Alfonsín hizo juzgar a militares por violaciones de los DD.HH, una tarea necesaria sin dudas pero desnaturalizada, que tuvo como resultado que el pueblo argentino terminase odiando a sus instituciones militares, en lugar de solo expulsar a los criminales dentro de sus filas. Nadie puede imaginarse que EE.UU., Gran Bretaña, Francia e Israel decidiesen juzgar a sus militares por los genocidios perpetrados en África, Irak, Afganistán, Libia, Palestina, Serbia y Panamá. Eso solo le ocurre a los ejércitos vencidos: alemanes, italianos, japoneses, árabes y argentinos.
Como dije: Este Versalles argentino tiene nombre propio: "Tratado Anglo-Argentino de Promoción y Protección de Inversiones" suscripto en Londres el 11 de diciembre de 1990, y sancionado por el Congreso Nacional Argentino el 4 de noviembre de 1992 (Ley No. 24.184), (El que suscribe, entonces Diputado Nacional (MID) y otros bloques minoritarios votamos por la negativa) y coronando las negociaciones entre Argentina y el Reino Unido mediante un acuerdo formal con el cual el presidente Carlos Menem y su ministro de relaciones exteriores Domingo Cavallo, operarían como gerentes locales, promoviendo intereses extranjeros en el país. El Reino Unido tendría el control sobre las fuerzas armadas argentinas, especialmente en la región de la inmensamente rica Patagonia, donde ya existen vastas inversiones yanquis, británicas e israelíes (Art. 5); nuestra economía se abriría y desregularía en forma irrestricta (Art. 12) de manera que empresas estatales pudieran ser vendidas y privatizadas a precio vil (petróleo, minería, ferrocarriles, autopistas, líneas aéreas, electricidad, gas, agua, fondos de pensiones, servicios postales, seguros, reaseguros, bancos... Los "inversores" extranjeros tendrían todo tipo de protección, derechos y asistencia. Aquel Tratado fue sucedido por otros similares con Estados Unidos, Francia, Alemania, España, Holanda, Dinamarca, Suecia, Canadá, Australia...
Resulta mucho mejor, y es más fácil, evitar la ocupación militar de naciones derrotadas, imponiéndoles en su lugar la variante anglo-norteamericana de la "democracia". Todo ello se logra financiando a los peores elementos políticos locales (algunos traidores) catapultándolos a puestos clave: presidentes, ministros, senadores, diputados, jueces, y gobernadores. Luego, todo lo que necesitan hacer es asegurarse que hagan exactamente lo que los Dueños del Poder exigen que hagan. Verdadero enemigo del Movimiento Nacional… hoy ausente y sin voz en las bancas del Congreso Nacional.
(*) Abogado
ENVIADO POR SU AUTOR
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