Por el Dr.
Jorge Enrique Yunes (*)
Una vez más el mundo tiene que experimentar la tribulación de una guerra
que puede desencadenar un conflicto de índole mundial con consecuencias
insospechadas.-
Estados Unidos, “el gendarme del mundo”, se ha empeñado en intentar
demostrar la utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio de
Basher Al Assad en contra de los insurgentes que pretenden desestabilizarlo,
para así justificar su invasión. Otra vez sopa.-
No hace tanto tiempo el país del norte, con idéntica excusa y bajo el
gobierno de George W. Bush, desató una ignominiosa guerra contra Irak, para
luego reconocer oficialmente que el régimen iraquí de Saddam Husein, el
ahorcado, no poseía en absoluto armas químicas ni de destrucción masiva. Luego
incursionó bélicamente en Libia y no descansó hasta cazar a Muammar al Qaḏḏafi, otro líder junto con
Osama Bin Laden que supuestamente lideraban “el eje del mal”, el cual fuera
asesinado y arrojado posteriormente su cadáver al mar. Y lógicamente nos preguntamos
¿porqué creerle ahora? ¿Por qué tragarnos nuevamente ese sapo?
No existe a la fecha ninguna prueba legítima
que demuestre de modo contundente la utilización de armas químicas por parte del
gobierno sirio en contra de los rebeldes, ni tampoco existe justificación
alguna para operar el inicio de esta guerra, pero lo que sí sabemos es que a la
hora de las bravuconadas los “rubios” se llevan las palmas. Más aún, si
consiguen las pruebas, la solución de la guerra es el peor remedio intentado.
Es querer apagar un incendio arrojando baldes de nafta.-
La realidad es que si estos países
árabes carecieran de la fabulosa riqueza petrolera que poseen, de seguro
tendrían asegurada la paz de por vida. Y esto no es ser mal pensados, sino no
ser estúpidos.-
Señores, Estados Unidos tiene enormes
recursos naturales, ¿pero para que utilizarlos si los puede obtener fácilmente de
otros países? Solo necesita falsear una excusa para luego invadirlos y
saquearlos juntos con sus adláteres.-
Por otro lado la industria de la
guerra, por más cruenta que sea, no deja de ser un reactivador de la alicaída economía
estadounidense.-
¿Es que debemos pensar entonces que
el mundo está a merced de estas aves de rapiña que pretenden arrebatar hasta el
último recurso natural sin importar un comino el país de que se trate? Ensayo
una respuesta evangélica a este interrogante: Tú lo has dicho Amigo lector…
ENVIADO POR SU AUTOR
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