Por Enrique Guillermo Avogadro(*)
“Una nación está en peligro cuando su presidente habla
todos los días y se cree la persona más importante de su país”. Arturo
Illia
Evidentemente, la unidad médica presidencial ha perdido
la mano, y no consigue dar con la fórmula terapéutica que permita a la señora
Presidente controlar sus devastadores impulsos. Las pruebas, al canto: cuando la
sedación pierde efecto, doña Cristina enarbola como un arma su teléfono móvil y
comienza a descargar sobre sus fabulados enemigos –se llamen Piñera, Obama,
Macri, Pino Solanas o Massa- toda
clase de epítetos, en un estilo orillero y chabacano que parece
enorgullecerla.
Esta semana, tanto desde el twitter presidencial como de
los habituales lenguaraces a los que la viuda de Kirchner manda a hablar en
público, ha comenzado a reutilizar el viejo y manoseado recurso del golpe
institucional; el imputable Luis D’Elía hasta le puso fecha, el 8N. Es cierto
que viene, pero le será propinado antes en las urnas, el 27 de octubre, con una
fuerza aún mayor que la que implicaron las PASO.
Tampoco parece estar dándole el resultado esperado,
según las encuestas, el giro copernicano que ha dado en algunos ítems centrales
del “relato”. Quizás se deba a que reconocer la inflación (Insaurralde) o la
inseguridad (Berni) no es lo mismo que encarar los dos problemas que más
repercuten, hoy, en la consciencia ciudadana.
Por lo demás, la efectista medida de trasladar cinco mil
gendarmes desde las porosas fronteras al Conurbano resulta una estupidez sin
nombre, o una nueva “colaboración” con el narcotráfico. El juego de las sillas
que pretende entre las policías, la Gendarmería, la Prefectura y el Ejército
sólo puede ser producto de una mente afiebrada o de una complicidad manifiesta;
ni las fuerzas de seguridad tienen la preparación ni los elementos
indispensables para combatir la delincuencia común en los tenebrosos escenarios
bonaerenses ni las fuerzas armadas cuentan con la experiencia y la instrucción
necesarias para controlar eficientemente los límites de la Argentina; sólo le
falta a la señora Presidente convocar a los bomberos para ir a la guerra y a los
boy-scouts para vigilar el mar litoral.
En realidad, con todas esas medidas la viuda de Kirchner
está abriendo el paraguas, porque los plazos que la Constitución establece para
el fin de su mandato son tan lejanos que resulta altamente probable que las
bombas de todo tipo –pobreza, indigencia, subsidios, reservas monetarias, deuda
pública, energía, cepo cambiario, educación, salud, infraestructura, corrupción-
que armaron su marido muerto y ella misma terminen explotando mucho antes de
diciembre de 2015.
No hay que descartar que, entre los planes
presidenciales, se encuentre la detención de civiles –como ya sucedió en la
época de Alfonsín y pasa hoy en Venezuela- bajo la nebulosa imputación de
golpistas, dada la agresividad puesta de manifiesto recientemente, ya que ello
le permitiría recuperar, al menos por un breve tiempo, el control de la agenda
pública. Pero la reacción, ante un verso tan trillado, debe ser la de apretar
los dientes y aguantar, hasta que este descalabro concluya y sus autores,
cómplices y encubridores terminen presos y pobres.
Más allá de los improperios que lanza, al mejor estilo
de Maradona, sobre las personas y empresas que, en el país, se han atrevido a
desconocer sus facultades imperiales, está provocando daños inconmensurables en
las relaciones con el resto de las naciones del mundo. La inexplicable razón que
la llevó al memorándum firmado con Irán en Siria, que actuó como intermediario,
no parece ser entendida por los líderes de quienes debieran ser nuestros aliados
naturales. El indignado reclamo que lo que queda de nuestra Cancillería intentó
hacer a los Estados integrantes del G-20 para que se incluyera el tema de los holdouts en el documento final de la
cumbre de San Petersburgo se estrelló contra una negativa frontal, ya que toda
la atención estuvo concentrada en un asunto muchísimo más grave, cual es la
posibilidad de una gran conflagración global.
De producirse un ataque, aún limitado, de los Estados
Unidos y, eventualmente, de Francia contra el régimen de Damasco, también serán
mayores las preocupaciones de la Casa Rosada, ya que elevará los precios del
barril de petróleo; las importaciones de gas licuado, que se valúan con ese
parámetro, son la principal causa de la inflación, que se está incrementando
rápidamente.
Nuestro paupérrimo Palacio San Martín, donde pone sus
asentaderas este tan incapaz y risible Canciller, ha hecho todos los esfuerzos
posibles, e infructuosos, para que doña Cristina sea recibida por Obama en
visita oficial o, al menos, para mantener con éste una reunión bilateral.
Conociendo el carácter que gasta nuestra primera magistrada, cabe suponer qué
ataque de hígado debe sufrir cada vez que el Presidente pasea por la región sin
dignarse venir a Buenos Aires, o cuando a sus colegas latinoamericanos se les
extiende la alfombra roja en Washington; tal vez, como una vez sucedió con otra
argentina que sufrió aquí un desplante social, sea ésta la verdadera causa de la
conducta internacional que hoy mostramos.
Lamentablemente, desde la oposición continúa el silencio
respecto a cómo piensa enfrentar, desde el Congreso que integrará desde
diciembre, para encarar al menos los problemas más acuciantes. Si bien es cierto
que no accederá a funciones ejecutivas, no lo es menos que alguno de los que la
integran deberá hacerse cargo de la conducción del país cuando este pseudo
imperio eterno imaginado por Diana Araña
Conti se haya convertido en pasado; imaginemos, por ejemplo, una eventual y
pronta renuncia de doña Cristina, sea invocando cuestiones de salud, sea
aduciendo la imposibilidad de continuar gobernando por las acciones de este
nuevo “círculo rojo”.
Por ello, debieran dejar de ofrecernos simplemente
envases, cuyo contenido ignoramos, fabricados por gurúes contratados, y comenzar
a exponer qué piensan y cómo actuarán si les toca hacerlo. Sólo así los
argentinos podremos ponernos a pensar en adelantar los relojes institucionales,
pues lo contrario implicará dar un nuevo “cheque en blanco” (¿recuerda las
elecciones de octubre de 2011?), transformará en víctimas a estos delincuentes y
obligará a los herederos a pagar la factura de una fiesta a la que poquísimos
fueron invitados.
Para concluir, sólo me resta continuar explicando mi
punto de vista sobre alguno de esos problemas acuciantes, y hoy será el
ferroviario, visto desde el ángulo de los que, en España, son llamados “trenes
de cercanías”; para entender este párrafo, le ruego pinche este vínculo:
http://tinyurl.com/ltfdt58.-
La señora Presidente inaugurará su semana laboral
visitando la villa 1-11-14, en Barracas. Si utilizara el Google Earth, como hizo
Lanata, tal vez quiera colocar allí otro de los habituales carteles con su
fotografía y la leyenda “Aquí también Argentina crece”. Como ha crecido el
número de los jóvenes “ni-ni”, es decir, que no trabajan ni
estudian.
Bs.As., 8 Sep 13 (*) Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Blog: http://egavogadro.blogspot.com.ar
Facebook: Enrique Guillermo Avogadro
Twitter: @egavogadro
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