jueves, 30 de marzo de 2017

Malvinas: El Versalles argentino Por el Dr Anibal Hardy

Resultado de imagen para la casa rosadaExisten asombrosas similitudes entre la destrucción de Alemania, en 1919, y la catástrofe argentina del presente. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue una contienda tremenda. El saldo final de la gran Guerra fue de 10 millones de muertos y 20 millones de heridos y mutilados en el campo militar, sin contar las numerosas bajas civiles. Alemania, el país vencido, sufrió la peor parte. Las potencias vencedoras, lideradas por Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos e Italia, se instalaron en Versalles en Enero de 1919 para imponer sus condiciones a los vencidos. Las Fuerzas Armadas alemanas fueron desmanteladas. El servicio militar obligatorio fue suprimido. Se dispuso el desguace de la imponente maquinaria industrial alemana. Los buques de la Marina Mercante alemana fueron confiscados como pago de indemnizaciones. A su vez, la producción de carbón mineral y hierro pasaban a estar bajo control de las potencias vencedoras. Las onerosas condiciones se conocieron como el “Tratado de Versalles”, que fue suscripto el 28 de Junio de 1919 por el gobierno socialista de la recién creada República de Weimar. En un documento complementario, dado a luz en París en 1921, se imponía a Alemania una deuda externa por indemnizaciones de guerra. Al gobierno militarista del Kaiser Guillermo, le sucedió la Democracia. En Alemania se instalaron la miseria, el desempleo, la hiperinflación, el cierre de fuentes de trabajo, las cocinas de caridad, los dormitorios colectivos para indigentes, las huelgas, los motines, las barricadas, la violencia, las humillaciones públicas a los militares. Y una deuda externa impagable. El quiebre del principio de autoridad, trajo el desorden y la decadencia moral. Surgieron los cabarets con los primeros travestidos, los prostíbulos de homosexuales, la prostitución infantil, el tráfico de morfina y cocaína, el arte decadente.
En este nuevo aniversario del conflicto bélico de Malvinas es bueno recordar aquél Tratado de Versalles, porque existen demasiadas analogías con la situación del país. Porque cuando se analizan los graves problemas que sacuden a la Argentina, nadie o casi nadie llega al nudo de la cuestión: estamos pagando el precio que nos imponen los vencedores de la Guerra de Malvinas. Nos han dado el trato de país derrotado en una guerra, librada contra la primera potencia naval de la OTAN en Europa: Gran Bretaña, que tuvo el apoyo de otro país beneficiado con nuestra derrota: Chile. Y que hizo base en la Isla Ascensión, y empleó los servicios de información satelital de su aliado natural: los EEUU.
Estos son algunos los hechos que lo confirman: 1.) En el último tramo del Gobierno de facto, Domingo Felipe Cavallo abultó el endeudamiento externo público al sumarle la deuda de particulares con entes extranjeros. El Gobierno constitucional de Alfonsín legitimó la medida, declarando a la totalidad de la deuda externa “de legítimo abono”, a la vez que inició una campaña de repudio a la guerra de Malvinas, dando comienzo a la “leyenda negra” que hoy subsiste. 2.) El mismo Gobierno entregó a Chile el Canal de Beagle, con lo cual el país entonces gobernado por Pinochet pasó a ser una potencia bioceánica, controlando el estratégico paso entre el Atlántico y el Pacífico, rompiendo la Doctrina del Derecho Internacional que establece: “Argentina en el Atlántico, Chile en el Pacífico”. Fue una compensación de guerra, al aliado táctico que suministraba información a Gran Bretaña durante la Guerra, reconocen que, un solo día que el radar chileno no estuvo operable, la aviación argentina hizo estragos entre la flota agresora.3). La vertiginosa devaluación de la moneda en varios ceros, la inflación y la hiperinflación. Los ajustes e impuestazos. Como en Alemania luego de Versalles. 4.) Los militares argentinos fueron a dar al banquillo de los acusados. 5.-) El Gobierno de Menem entregó a empresas o países extranjeros el petróleo, el gas, el carbón, los teléfonos, la energía eléctrica, el acero, la línea aérea de bandera con todas sus rutas, así como también los servicios de cloacas y agua potable. La vasta red ferrovial, que vertebraba la dilatada extensión del territorio nacional, fue suprimida. Los puertos, aeropuertos, rutas y autopistas fueron “privatizados”. 6. Se suprimió el servicio militar obligatorio, se cerraron astilleros navales, fabricaciones militares y fábricas de aviones de la Fuerza Aérea. Se desmanteló la fábrica del misil de largo alcance “Cóndor”, la Fábrica del Tanque Argentino Mediano (TAM) y la CONEA (Comisión Nacional de Energía Nuclear) que había logrado un desarrollo admirable. Las FFAA fueron reducidas a su mínima expresión, con un presupuesto insuficiente, cerrándose cuarteles a la vez que se disolvían batallones y regimientos. Se eliminaron las hipótesis de conflicto. Había que “desarmar” la Argentina.7.) La industria nacional cayó ante la avalancha de productos importados subsidiados o ingresados por una “Aduana Paralela”, que inundaron el mercado. Comercios, fábricas y empresas de todo tipo fueron a la quiebra. La deuda externa creció en proporciones geométricas, alcanzando niveles descomunales, en paralelo con la corrupción y el descrédito de la clase política.
A partir de “nuestro” Versalles: La legión de desocupados incluyó a millones de argentinos, la mitad de la población quedó sumergida bajo la línea de pobreza y la miseria pobló las villas suburbanas. La otrora orgullosa Argentina se convirtió en un país de mendigos, pululando por las calles y hurgando entre los residuos para comer. Surgieron los “piqueteros”, hordas de vándalos organizados y adoctrinados por grupos marxistas, encapuchados y armados, apoderándose por la fuerza de calles, rutas, puentes y accesos, como práctica revolucionaria, tomando por asalto comisarías, ministerios, estaciones de servicio. La corrupción de las costumbres, el auge de la droga, la perversión sexual y la inseguridad son moneda corriente en el país. Se multiplican los paros, las “tomas”, y las marchas de protesta. Reducida a ser una republiqueta anarquizada, anémica, desarmada y en estado de indefensión, la Argentina está limitada a subsidiar piqueteros.
Es bueno empezar a descubrir las verdaderas causas de nuestros males.
ENVIADO POR SU AUTOR

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