Cronista.com
Fernando GonzalezDirector Periodístico
El 17 de octubre de 2015 el peronismo cumplirá 70 años como movimiento político. Y es probable que, unos días después, uno de sus integrantes sea consagrado presidente. Sería el octavo peronista en llegar a la Casa Rosada, sin contar a los presidentes efímeros de fines de 2001. O se repetiría el séptimo si Cristina consiguiera una nueva reelección. Antes que ella estuvieron Juan Perón, Héctor J Cámpora, Isabel Martínez, Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. En sus mandatos se dirimió buena parte de la comedia y la tragedia política argentina. Hubo épicas populares, períodos de crecimiento notables, crisis económicas terminales, decadencias personales, derrotas, muertes y también golpes de Estado. Pero el dato inevitable es que sus transiciones de liderazgo siempre fueron conflictivas y que sus consecuencias siempre se trasladaron negativamente al país. Es la misma tendencia que se vislumbra en la batalla que vienen manteniendo, desde hace un año, la Presidenta y Hugo Moyano. El escenario bélico es el peronismo pero el impacto ya afecta la economía y la cotidianeidad de todos los argentinos.
La pulseada de Cristina y Hugo, que deja las etapas preliminares para arrancar con el primer gran choque de este miércoles con el paro nacional y la movilización lanzada por el camionero, ha puesto al peronismo en estado de total ebullición. Los gremios van alineándose a favor o en contra de Moyano en un anticipo de la interna por la renovación de la conducción de la CGT prevista para el 12 de julio. Pero la divisoria de aguas empieza a cubrir también al resto de los peronistas. Los legisladores y los gobernadores intentan demorar cualquier definición pero la dinámica del enfrentamiento es mucho más veloz que sus previsiones. Luego de haber hecho pública su intención de competir por la presidencia en 2015, Daniel Scioli es quien está en la primera línea de fuego para el kirchnerismo. Sus fotos anticipadas con Moyano fueron suficientes para que el recurrente fantasma conspirativo del Gobierno lo ponga a la cabeza de la coalición enemiga.
El resto de los gobernadores observa la contienda con atención y en silencio. Hasta ahora las únicas excepciones fueron José Manuel De la Sota y Juan Manuel Urtubey. Como en cada ocasión, el cordobés se anotó en la carrera presidencial marcando sus diferencias con el kirchnerismo. Más joven, más prudente y con más para perder, el salteño se despegó de Moyano entendiendo que si se diluye la posibilidad de la re reelección él podría ser un candidato alternativo a Scioli. Expectantes están también Sergio Massa, los peronistas disidentes y hasta Mauricio Macri, que apuesta a que la tormenta peronista sea tan violenta que termine invalidando sus chances de continuidad en el poder.
Si una de las frases preferidas de Perón era dentro de la ley todo, fuera de la ley nada, en estos tiempos de hegemonia peronista en el poder podríamos decir dentro del peronismo todo, fuera del peronismo nada. Para semejante conclusión cuentan con el apoyo inestimable de la oposición, que navega en un mar de confusión y muestra al progresismo de Hermes Binner reclamando un difuso gobierno de concertación. O exhíbe a la UCR postergando una elección interna bonaerense que iba a disputarse ayer, pero cuya falta de gravitación habla de un partido que aún no se recupera de sus últimos desastres electorales.
Fuente: Publicado en www.cronista.com
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