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Por Julián Guarino Subeditor de Finanzas

El argumento que esgrimían ayer varios operadores es que los dólares que se venden en el mercado paralelo tienen un dueño (que no es el Banco Central), generalmente una empresa o un particular, que espera obtener por sus billetes estadounidenses un determinado precio en pesos. Como el Gobierno no tiene alcance formal para torcer una decisión como ésta (particulares que vendan dólares a $ 5,10), y por ende con una oferta tan restringida, el intermediario elige desaparecer, irse de vacaciones, y volver en unos días, cuando pueda vender los dólares de su cliente al precio que, piensa, debe venderlos para no salir perdiendo.
Otra reacción esperable es que quienes se animan a hacer alguna operación decidan convalidar una tendencia a la baja, ya que uno de los objetivos del Gobierno es aplicar un castigo a los que compraron a $ 6,15.
De todas formas, es altamente improbable que alguien decida liquidar sus dólares a una cotización que no sea la de mercado: esa alternativa la tuvieron siempre (pero nunca la utilizaron) en el mercado oficial de cambios, donde la AFIP siempre valida las ventas de dólares pero no las compras. Este nuevo e incipiente mercado monitoreado por Moreno pasaría a ser una especie de mercado seudo-regulado ilegal, lo que indudablemente dará lugar al nacimiento de un tercer mercado, el paralelo puro o azul oscuro, sin intervención de ninguno tipo. En él comenzarían a operar intermediarios que hoy no son referencia o no tienen antigüedad en el negocio.
Es que, hasta ahora, el control (o supuesto control) del mercado paralelo pudo llevarse a cabo porque para Guillermo Moreno existe una relación de complicidad entre los cambistas y banqueros del mercado oficial de cambios, y aquellos que participan o nutren el mercado paralelo. Por eso el senador Aníbal Fernández confundió un mercado con otro, dando a entender erróneamente que en las pizarras del microcentro, es decir en el mercado oficial, se vendería hoy el dólar a $ 5,10. Sin embargo, un tercer mercado, mas descentralizado, seria mucho mas difícil de monitorear.
Si la demanda que se deriva insatisfecha del mercado formal de cambios debido a los controles se canaliza a través del mercado informal, la demanda derivada de este segundo mercado, informal y regulado por amenazas de Guillermo Moreno, se canalizará a través de un tercer mercado, mucho mas fragmentado y heterogéneo, también con valores que vulneran con exceso del nivel de equilibrio. Cuanto mayor la presión en el mercado blanco, más demanda derivaría al azul, pero cuanta mayor presión en el azul, fomentaría la llegada de inversores a un tercer mercado discrecional, destino de aquellos que quieran dolarizarse de cualquier manera y a cualquier precio.
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