La desgraciada muletilla de la
primera mandataria, “todos y todas”, verdadera retahíla que nos
trepana permanentemente el cerebro, ya encuentra su lugar de privilegio en el
tema de la seguridad pública a nivel nacional: “inseguridad para todos y
todas”. Pero como ocurre en toda gran familia, en esta bendita Argentina,
también existen “hijos y entenados”. Los primeros son los menos en
número. Son los privilegiados, los poderosos. Son nuestros mandatarios. Nuestros
“intocables”. Son los que se jactan de tener un “espíritu
garantista”, pero eso sí, siempre y cuando sigan detentando ese poder
político y económico que les permite solventar y mantener con holgura un
sequito de guardaespaldas que les garantice a diario su propia vida. Los otros
somos los más. Somos los decepcionados y estafados mandantes de aquellos
corruptos cipayos vendepatrias que nos gobiernan. Somos el pueblo honesto y
trabajador, no subsidiado, sufriente y doliente, que arriesga a diario su
propia vida cuando emprende el camino hacia su trabajo y solo pretende regresar
sano y salvo a su hogar con el pan familiar.-
A esta casta de
“intocables privilegiados”, que no les importa un rábano la
delincuencia ni el crimen organizado que se enseñorea por nuestras calles arrebatándonos
la vida a cada instante. A este “grupete de notables”, que dan
muestras de una sordera y una ceguera irremediable que no les permite captar la
pavorosa inseguridad que existe. A estos verdaderos enfermos, que
desquiciadamente y con total desparpajo hablan de una “mera sensación de
inseguridad”, solo le podemos desear algo: que Dios o el destino,
conforme a sus creencias, se encargue de demostrarles ya mismo y en carne
propia que esta “sensación”, de la que ellos burlona y
canallescamente hablan, es una realidad irrefutable y está ahora golpeando sus
“intangibles” puertas. Solo así podremos comenzar a ver de modo
paulatino que la impunidad en la sociedad argentina es un monstruo en vías de
extinción y que la máxima del genial Ulpiano, cuando definió certeramente a la
justicia con su “dar a cada uno lo suyo”, finalmente nos gobierna y
dejó de ser una triste utopía.-
“Una injusticia hecha a
uno solo, es una amenaza hecha a todos”. Charles Louis de Montesquieu.-
(*)
Dr. Jorge Enrique Yunes; Abogado; Doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales;
Analista Político; Investigador; Rosario, Provincia de Santa Fe, República
Argentina; doctorjorgeyunesfarrud@gmail. com
Twitter @Dr_Jorge_Yunes http://www.miradoranalitico. blogspot.com.ar
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