“El tiempo de engañar a los hombres de acaba” Pedro I de Brasil.
El Gobierno ya comenzó a oler mal cuando ese absurdo
personaje llamado Norberto Oyarbide, sin que nadie se lo pidiera, mencionó a
Carlos Liuzzi como el funcionario de su confianza que, mediante una rarísima
llamada, lo hizo detener los más de veinte allanamientos que estaba llevando a
cabo en distintas “cuevas” financieras; el mensaje no pudo ser más claro: “si caigo, caen todos”. Una semana
después, Avioncito Jaime, muy suelto
de cuerpo, hizo lo propio ante el Tribunal Oral Federal que lo está juzgando por
el crimen de Once: “Todo lo que hice fue
por instrucciones de Néstor y de Cristina”. Tal como muchos suponíamos, los
testaferros están dispuestos a recibir las migajas que sus mandantes dejan en
sus manos, pero no a pagar solos toda la cuenta final; detrás de estos dos
emblemáticos caraduras, seguramente habrá muchos más que intentarán mejorar su
situación procesal a cambio de información trascendente.
Por su parte, la señora Presidente también parece
percibir que todo a su alrededor ha comenzado a descomponerse, ya que reaccionó
con furia ante la más que tardía declaración de treinta y ocho organizaciones de
la sociedad civil, considerando que “están en pie de guerra”, pese a que se
limitaron a enunciar qué hay que hacer en materia de políticas de estado y, en
sentido inverso, enumerar los males que nos aquejan después de once años de
kirchnerismo desaforado; cualquiera con sentido común y oportuno coraje podría
haber confeccionado esa lista y, sin embargo, la obsesión por negar la realidad
hizo que distintos funcionarios, comenzando por Coqui Capitanich salieron a cruzar a los
firmantes con desesperación, recurriendo a ridículas chicanas.
El dólar blue
volvió a inquietar al Gobierno, pues no suponía que se produjeran
movimientos durante el período en que los exportadores de granos liquidan sus
divisas y creía que la calma estaba justificada por las elevadas tasas de
interés, pero el mercado también ha comenzado a percibir el repugnante olor a
podrido y, otra vez, se pregunta si diciembre de 2015 no es un plazo demasiado
largo para convivir con la descomposición. Sin embargo, no convendría olvidar la
inmensa capacidad de daño que aún conserva la actual inquilina de la Casa
Rosada.
Es que ya han transcurrido trece años desde el fatídico
2001 y pretender, como lo hace doña Cristina, que aún el país se encuentra
sumido en aquella crisis, es un verdadero disparate. Pese a la prolongada
emergencia económica que los impúdicos legisladores no dudan en prorrogar
anualmente a contramano de las necesidades de sus provincias, hemos vivido el
período con mejores precios de nuestra soja y con mayor recaudación impositiva
(¡un millón de millones de dólares!), lo cual convierte al “relato” en una
mentira perversa.
Cuando don Néstor (q.e.p.d.) llegó al poder en 2003,
deserción del Turco mediante, ya Lavagna había conseguido detener el
tsunami y el país estaba creciendo, pero el “yuyito” valía US$ 150, y no US$ 550,
como comenzó a suceder a partir de 2005, y las tasas de interés internacional
estaban en 15% con Reagan, mientras que con Obama llegaron a 0%. A pesar de esa
extraordinaria bonanza del famoso viento de cola, la corrupción ha hecho que la
herencia que el kirchnerismo dejará sea vergonzosa, como lo prueba la negativa a
publicar los índices de pobreza e indigencia; la Universidad Católica ha
estimado que dos millones de chicos pasan hambre y once millones de argentinos
(27,5%) se encuentran por debajo del límite de pobreza, y la CGT Azopardo eleva
ese número a trece millones.
Es cierto que, desde la época de Illía, no se invertía
tanto en educación, pero no lo es menos que la estirada década K ha producido un
retroceso fenomenal en la materia, como muestran los resultados de las pruebas
PISA. Nuestros educandos, en la adolescencia, no comprenden lo que leen y eso
traerá aparejado el fracaso de su integración a un mercado laboral cada vez más
exigente; para comprobar este aserto, basta con analizar qué sucede con el plan
Fines, destinado a que quienes no han completado el
secundario.
El maldito acervo hereditario nacional –no el personal
que recibirán Máximo y Florencia en las Seychelles- está compuesto de una enorme
cantidad de males: una sociedad fracturada por odios que
no se veían desde hace décadas, planes sociales y subsidios impagables,
desbocada inflación, una profunda recesión, el Banco Central sin reservas, un
Estado sin organismos de control, una presión fiscal imposible de soportar, una
infraestructura destruida, una capacidad instalada obsoleta, la dependencia de
las importaciones de energía cada vez más caras, un 40% de informalidad en el
empleo, el narcotráfico campando a sus anchas y una inseguridad que se ha
transformado en la primer preocupación de los ciudadanos, millones de jubilados
muertos de hambre, una corrupción que clama al cielo, etc.,
etc.
El hecho político de la semana lo constituyó el
lanzamiento del Frente Amplio Unen, pese a que, por ahora, no pasa de ser una
carta de buenas intenciones. Luego de oír las primeras declaraciones posteriores
de los firmantes, sigo creyendo –como dije hace meses- que, finalmente, se
formarán dos grandes alianzas para competir con las diferentes formas del
peronismo (el candidato oficial del PJ y Massa): uno integrado por Macri y el
sector más lúcido del radicalismo (Sanz, Aguad, Cobos, Carrió), y el otro por el
socialismo, algunos radicales y los sectores de izquierda (Libres del Sur, Juez,
etc.) que hoy forman parte del FAU.
Por mi parte, sigo intentando analizar con los mejores
expertos los grandes temas del futuro argentino en el programa que conduzco,
semanalmente, por www.canaltlv1.com. El martes
pasado, 22 de abril, mi invitado fue el Dr. Alejandro Fargosi, con quien
conversé sobre el Consejo de la Magistratura, del cual forma parte, y del estado
de la Justicia en general; puede ver esa más que interesante emisión haciendo
click en http://www.youtube.com/watch? v=c1C3HPLEEc0;
para el próximo programa ha comprometido su asistencia el Dr. Andrés Cisneros,
ex Vicecanciller, con quienes pretendo discutir el rol geopolítico de nuestro
país y su inserción en el mundo, y analizar qué está sucediendo en los
escenarios globales.
Hasta el domingo 4, cuando haya terminado un nuevo fin
de semana de cuatro días, que seguramente las amigas de la Presidente
aprovecharán para llenar los aviones con destino a Nueva York, en un renovado
“turismo para todos y todas”. Lamento informar a la
mandataria, que lo
mira por TV, que el 40% de los empleados informales que su administración nos
deja no percibirán sus jornales y, casi con seguridad, no podrán tomarse esas
vacaciones tan frecuentes y merecidas por el 2% más rico de la
Argentina.
Bs.As., 27 Abr 14 Enrique Guillermo Avogadro
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