La experiencia le enseñó a la dirección del periódico que acercar el área de tecnología al área editorial podría traer buenos frutos. Momi Peralta, entonces gerente de training y desarrollo multimedia, tuvo la confirmación que faltaba de que valía la pena invertir en un equipo especializado en datos para la redacción.
“A fines de 2010 ya había observado los movimientos de datos abiertos en EE.UU., con Obama, la plataforma data.gov.uk del Reino Unido, y los eventos y hackatones promovidos por medios como The New York Times y The Guardian. En ese contexto, llegó el desafío de los miles de correos electrónicos del ministro. A inicios de 2011, organizamos una reunión con la secretaría de redacción y tres de los periodistas interesados, formándose así un embrión de la unidad de datos de La Nación. A partir de ahí comenzamos a ver todas las oportunidades de juntar periodismo con tecnología”, contó Peralta.
Ese equipo que se dedica exclusivamente a trabajar proyectos especiales de periodismo de datos es liderado hasta el día de hoy por Peralta, y cuenta con seis personas fijas. Colecciona premios nacionales e internacionales, incluyendo el prestigioso premio Data Journalism Award, el óscar de los que trabajan historias de bases de datos. Desde la primera edición de la premiación, en 2012, el diario ha salido finalista todos los años, ganando galardones en cuatro oportunidades consecutivas, de 2013 a 2016.
Mientras los medios de comunicación latinoamericanos reducen costos y despiden periodistas, La Nación invirtió en una unidad de periodismo de datos como un camino eficiente para producir contenido diferenciado y de calidad para sus diversas plataformas. Para Peralta, el éxito del equipo – y su manutención misma en una época de crisis – se explica por la relevancia que su producción demuestra tener para la audiencia.
“Cubrimos políticas públicas, educación, gastos públicos, desarrollo humano, medio ambiente. Temas que no siempre son muy visitados en las páginas, pero que ayudan a construir vínculos de confianza con comunidades. Creamos servicios que ayuden a las personas a entender y seguir temas complejos, como las votaciones en el Congreso”, explicó. “Y cuando más productos lanzamos, más eficientes nos volvemos, porque los datos son actualizados y mantienen su relevancia por mucho tiempo”.
El vínculo que La Nación Data establece con las comunidades no se restringe al consumo de noticias. Algunos de los proyectos más reconocidos de la unidad implicaron una investigación compartida, con participación ciudadana.
Uno de ellos fue lanzado en 2015, justo después de las elecciones presidenciales primarias. Con el sistema electoral bajo sospecha de fraude, el equipo convocó la colaboración civil para verificar 90 mil telegramas electorales – originalmente disponibles en PDF. Como información estructurada en una base única, el análisis de los datos reveló que 48% de los telegramas presentaban algún tipo de irregularidad. Esto daba un mensaje al gobierno de que el mismo tipo de control social sería aplicado en las elecciones finales.
Florencia Coelho, gerente de investigación y training de la unidad de datos – una evangelizadora comprometida de los datos abiertos – estuvo al frente de la investigación de los telegramas. Según ella, la transparencia y el espíritu colaborativo de los miembros del equipo permitieron ese tipo de producto, que fortalece la credibilidad de un periódico. “Un proyecto de gran impacto como ese no se puede hacer solo. Tuvimos la colaboración de cientos de ciudadanos, de organizaciones de la sociedad civil y de grupos de estudiantes universitarios. Eso también añadió credibilidad al producto del diario. No es ‘La Nación criticando al gobierno’, es la sociedad involucrada en los asuntos de interés público”, afirmó.
Otra investigación colaborativa de impacto fue la verificación de 40 mil audios de grabaciones telefónicas del fiscal federal Alberto Nisman, quien fue encontrado muerto en su casa en 2015. Él investigaba un atentado que dejó 85 muertos en la ciudad de Buenos Aires, considerado el mayor atentado terrorista de América Latina. En los dos casos, la investigación fue posible gracias a una plataforma de colaboración abierta desarrollada por la unidad de datos para la verificación colaborativa de documentos públicos.
Como grupo pequeño, apostar por proyectos de mayor aliento ha demostrado ser tan importante como expandir la cultura de datos en la redacción del diario. “Es injusto decir que somos apenas seis. Estamos creciendo constantemente y aumentando el músculo periodístico, porque otros periodistas aprecian el valor de lo que hacemos y se nos acercan. No somos una esquina de la redacción, ayudamos a generar internamente una mentalidad dirigida a los datos”.
Siete años después de ayudar a los reporteros de política a encontrar las historias que buscaban en medio de miles de e-mails, Ricardo Brom ahora ocupa íntegramente su tiempo en actividades editoriales y es una de las figuras más importantes del equipo. Pasó de gerente de TI a ser gerente de inteligencia de datos. Y es la prueba en persona del cambio de mentalidad que colocó al diario en una posición de referencia internacional en cuanto a investigaciones basadas en datos.
Brom ve la diversidad del perfil de los integrantes de la unidad de datos como su mayor ventaja.
“Lo que hace que La Nación Data sea tan exitoso es el hecho de que reúne a personas capaces de cubrir todo el ciclo de vida de los datos, desde la obtención hasta la presentación. Tenemos una especialista en ley de acceso a la información, que sabe dónde buscar los datos. Tenemos una especialista en data mining [datos mineros], tenemos especialistas en visualización. Y también contamos con el trabajo de Florencia y de Momi, que se relacionan con distintas comunidades, llevando la cultura de datos abiertos a órganos públicos y otros espacios, mostrando su importancia para hacer un mejor periodismo y en consecuencia tener a una sociedad más informada”, contó el ingeniero.
Para mantenerse en la vanguardia del periodismo de datos, capacitaciones, hackatones, charlas con especialistas y participación en eventos internacionales de hackativismo y datos abiertos forman parte de la rutina del equipo, a medida que van desvelando historias escondidas en bases de datos.
Mirando a otros equipos especializados en datos de otras redacciones de América Latina, Coelho señala a organizaciones más pequeñas como las peruanas Ojo Público y Convoca como ejemplos de que no se necesita una gran inversión para hacer periodismo de datos de calidad.
Para Coelho, lo más importante es crear una cultura en donde se fomente lo aprendido y donde exista el intercambio de conocimientos. “Es necesario buscar aliados, y no siempre esos aliados están dentro de las redacciones, a veces es un grupo de activistas el que puede ayudar, un programador interesado en transparencia pública. No hay proyecto imposible si juntamos tecnología y colaboración. Eso está en el ADN de La Nación Data y es lo que nos hace ser lo que somos hoy”, concluyó.
FUENTE: https://knightcenter.utexas.edu/es/blog/00-18200-como-la-nacion-se-volvio-la-mayor-referencia-en-el-periodismo-de-datos-de-america-lati
ENVIADO DESDE LA UNIVERSIDAD DE TEXAS
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