jueves, 6 de abril de 2017

NO ES LA OEA, NI LAS ELECCIONES, ES UNA TRANSICION ¡YA! (ESPECIAL): Cesar Guillen Citterio

Resultado de imagen para venezuela hoyVenezuela es una sociedad que espera todavía una solución mágica o providencial para ponerle fin a esta tragedia. Envilecido por años de democracia populista y al amparo del estado complaciente, el venezolano ha llegado a una situación indignante, somos una vergüenza ante el mundo democrático. Siempre hemos tenido ese complejo del hombre mesiánico, heredero de las glorias de los libertadores, de las cuales ya no somos dignos.
No hay en Venezuela, una reacción determinante y llena de coraje. Todo es válido, cualquier cosa es suficiente para evadir la humillante realidad que quedó demostrada en esta etapa de nuestra historia, al ser manejados políticamente por otro país, entregarles nuestras riquezas, el control de la seguridad pública y el haber permitido la represión criminal. Todo ello tiene un precio y un castigo muy alto para los implicados, pero denotan nuestro enorme deterioro como sociedad.
La generación de políticos y líderes comunistas, exguerrilleros incluidos, que denunció durante tanto tiempo la corrupción y la manipulación de la ignorancia, vinieron por el desquite de las riquezas y el poder que le pertenecían “al pueblo”. Se lo apropiaron ellos y sus compinches. Mientras la lacra social y la burocracia parasitaria se enseñorea de la nación bajo el manto protector de una suerte de resentidos armados con ínfulas de líderes sociales y una casta de silenciosos colaboracionistas.
No es el socialismo humanista original compatible con la idolatría de hombres, ni la muerte de niños por hambre y enfermedades. La atadura e identificación de Maduro y sus revolucionarios con el Castrismo, son un acto rastrero y servil. Pero la coalición opositora de la MUD, y sus poderosos financistas tampoco han tenido el liderazgo ético acorde con la tragedia venezolana. Hasta ahora, su función ha sido la de propiciar acuerdos electorales. El pensar que unas concesiones de última hora, como las elecciones regionales puedan reparar los daños, es poco menos que grotesco e inmoral.
15 años de corrupción y envilecimiento social, de cuentas bancarias en el exterior, de empresarios testaferros que lavan dólares de la corrupción y el narcotráfico, no los pendejitos de los CLAP, de los funcionarios obligados a decir barbaridades para ocultar la realidad, el mega desfalco de PDVSA, la violación evidente de la constitución, y hasta deportistas y artistas que se prestan a cambio de dinero para lavar la imagen de estos inmorales, son un asco que nos indica hasta donde hemos llegado.
Seguimos a la espera de que la justicia internacional siga haciendo lo que nosotros incapaces por el terror que nos embarga no hacemos. No han bastado las acciones concretas del gobierno recién acaecidas y que causan conmoción al mundo entero para asumir la única solución posible. Ya razones de toda índole hay de sobra, si ellos mismos se están declarando dictadores revolucionarios, quien puede creer que un gobernador o alcalde pueda hacer algo, ¡salvo colaborar, tal como lo hacen algunos!
No debemos olvidar que Venezuela no es solo crisis económica, es mucho peor, narcotráfico, relaciones con el terrorismo ideológico y religioso, presos políticos, delitos de lesa humanidad por el hambre y las enfermedades, pérdida de territorio, quiebra de las industrias estratégicas, deudas ilegales con países extranjeros. Aspectos peligrosos para nuestra ya debilitada soberanía. No hay más alternativas, el desafío es un gobierno de transición a la brevedad para acometer un gran plan de emergencia y de restructuración nacional. Es inaceptable cualquier negociación para el 2018.
El pueblo decente no es cobarde ya lo demostró, es que no tiene armas. Si precipitar un desenlace que puede evitarse es un crimen, no prepararse para lo que sea inevitable es también otro crimen. No se puede seguir a merced de los poderosos grupos mediáticos de la MUD y empresarios colaboradores. Hay venezolanos dentro de las fuerzas armadas, como en la vida civil que tienen una clara concepción del sentido histórico del deber y del ser moral en la tragedia terminal que vivimos ¡Hay que asumirla!
ENVIADO POR SU AUTOR DESDE VENEZUELA

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