Cantidad de héroes de la única Gesta Patria del siglo XX, como la batalla aeronaval más colosal del siglo pasado, luego de la batalla de Midway en el Pacífico, esto es, más de cuarenta buques ingleses fuera de combate, incluye a dos portaaviones, seguimos, sólo en un país tan apátrida como este, esos militares guerreros son tergiversados, acusados de asesinar guerrilleros, fuera de las reglas estrictas de la guerra revolucionaria, esto es, en combate franco, como si fueran cobardes, nada más falso, cuando lo cierto es que el ataque artero, a traición, por bomba o emboscada, siempre fue la táctica preferida por la delirante guerrilla urbana.
Muchos jóvenes argentinos tenían menos de veinte años cuando les puso un fusil automático liviano 7.62 en sus manos y les dijeron que eran su única novia. Los mandaron a las Malvinas, esas islas de las que le hablaron sus maestras. Cuando volvieron a su Patria, los ocultaron como si fueran enfermos contagiosos. Nadie les dio trabajo y durante muchos años no tuvieron pensión. Algunos sintieron que no podían más y dejaron este mundo por propia voluntad. Habían dado la vida por la Patria y decidieron perderla porque su querida Patria no había hecho casi nada por él. Las cifras dicen, más de treinta años después, que 649 pibes murieron en aquella guerra, 323 en el hundimiento del crucero Belgrano y el resto en las islas combatiendo contra los ingleses apoyados por la logística de Estados Unidos. Y hubieron otros números: muchos decidieron suicidarse porque en el país que aplauden a los veteranos de guerra los días 2 de abril y 20 de junio suelen olvidarse los restantes 363 días del año.
Mientras tanto, la Guerrilla, que dicho sea de paso, escribía con sangre en sus panfletos y en las calles, "Libres o muertos, jamás esclavos", tal la épica de su militancia de suicidas. Guerrilla homicida que pasados cuarenta años de sus crímenes, casi tres mil muertes, entre militares y civiles, esto incluye mujeres y niños, no han pisado un estrado judicial en su vida.
Seguramente hoy, los fantasmas de nuestros bravos pibes volverán a agitarse en algún lugar de nuestras Islas Malvinas, donde anidan las historias de los hijos del pueblo, más aún en estas horas de desvalorización nacionalista habría que reparar en esas crónicas vividas. Por eso y mucho más, “Tras su manto de neblinas, no las hemos de olvidar. ¡Las Malvinas, argentinas!, clama el viento y ruge el mar.
Aníbal Hardy
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