sábado, 9 de junio de 2012

EL ESTADO CHAMBÓN
7Miradas
Por Luis Tonelli
Más que la baja en una u otra variable como causa de la caída en las demás, tendríamos que colocar como explicación -tentativa, provisional- de los problemas del Gobierno, la mala praxis de sus funcionarios. No se entiende porque YPF merece un CEO profesional como Miguel Galuccio y el resto de las actividades económicas queda librado al imperio del Estado Chambón.
Gobernabilidad, crecimiento y popularidad. Este fue el trípode en el que se basó el éxito del kirchnerismo como fenómeno político. Podemos discutir  qué elementos contribuyeron a consolidar cada una de esas bases auspiciosas y también cual fue clave para que el kirchnerismo lograra un buen desempeño en las otras. Algunos dirán que fue la extraordinaria coyuntura económica internacional la que permitió al kircherismo gobernar como lo hizo, y así recibir apoyo popular. Otros dirán que ha sido esa capacidad brutal para gobernar, aun perdiendo las elecciones, la que le permitió domar a los actores económicos. Y otros pondrán el acento en que ha sido un gobierno de la opinión pública, celoso de fijar la agenda mediática. Y así, según gustos y saberes.
Lo que no se puede discutir, porque ha sido a matter of fact, ese triple rendimiento simultáneo en las variables claves, lo cual, nos advierte que quizás no hubo uno que explicó a las demás si no que todas vinieron juntos. La presente situación (con algunos ecos de lo que le sucedió en el 2009) indica que, al menos, las variables que cimentaron el fenómeno kirchnerista bajan todas juntas: una baja en el crecimiento, es también una baja en la gobernabilidad, y una baja en la popularidad.
Pero no podemos decir que la decadencia ha seguido ese orden lógico: algunos dirán que todo empezó con los problemas en la negociación con los gremios docentes, y con la incapacidad del Gobierno para ponerle techo a una discusión salarial a un gremio testigo. La cosa prosiguió con el divorcio político entre el Gobierno y la CGT moyanista, y en estos días ha comenzado a efectivizarse la división de bienes.
Cuestiones que derivaron en las dudas políticas, acrecentadas en el hecho que la Presidenta no tiene juego en un futuro término presidencial, y que auguran torvos conflictos internos venideros (visualizados anticipadamente en el choque de la vanguardia kirchnerista contra ese muro de popularidad que es Daniel Scioli). Incertidumbre política que se transforma en incertidumbre económica, y luego en caída de la opinión pública.
Otros pondrán énfasis en el choque del tren de Once, en el desatino y la frialdad de hielo con la que los funcionarios enfrentaron comunicacionalmente la muerte de más de 50 personas y los cientos de heridos. Justo cuando la Presidenta había anunciado la venidera sintonía fina, consistente en atacar de una buena vez por todas los elefantiásicos  subsidios para el consumo de todos y todas, sin importar ingresos y egresos. La parafernalia veraniega montada en torno a la tarjeta SUBE quedo prontamente olvidada y nadie se animó a reajustar una tarifa de transporte que aunque regalada aparecía como tremendamente cara dada las condiciones peligrosísimas en que se viaja.
George Grosz
Sin recorte de subsidios, la cuenta de la energía barata quedó toda en manos del Estado lo cual produjo que los dólares que antes se iban en otras cosas se fueran ahora en importar petróleo de la República Bolivariana de Venezuela y gas desde el Estado Plurinacional de Bolivia; Bulibya Mamallaqta; Wuliwya Suyu o Tetã Volívia, según se lo prefiera en castellano, quechúa, aimará o guaraní. Y como el manejar expectativas económicas sistémicas parece no ser el fuerte de Guillermo Moreno, Anibal Fernandez y la Presidenta, con declaraciones y procedimientos, le pusieron algunos hectolitros de nafta a un problema absolutamente manejable, dado el ingreso de dólares, las reservas que se tienen y el tipo de cambio en teoría flexible que tenemos (pese a que el terror del gobierno ante una masiva huida de capitales lo ha encorsetado en una nueva convertibilidad).
Todo lo cual nos lleva a considerar que más que la baja en una u otra variable como causa de la baja en las demás, tendríamos que colocar como explicación -tentativa, provisional- de los problemas del Gobierno, la mala praxis de sus funcionarios. Como sucedió con el increíble conflicto con el C.A.M.P.O., que el tiempo demostró que fue totalmente espurio pero llevó a la derrota oficialista en las elecciones legislativas del 2009. Y como sucede ahora con el dólar y la relación con las provincias.
Se necesita un ministro de economía de verdad, que sea heterodoxo, homodoxo, o doxo, pero que tenga atribuciones y competencias para desempeñar el cargo y lidere un equipo compacto de profesionales. No se entiende porque YPF merece un CEO profesional como Miguel Galuccio y el resto de las actividades económicas quedan libradas al imperio del Estado Chambón.
FUENTE:Publicado en  http://www.7miradas.com/

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