viernes, 31 de agosto de 2012

Necesidad de un mismo idioma
Por Hugo Martini - Carta Política
Las diferentes opiniones sobre la intervención de La Cámpora en las escuelas vuelve a mostrar la necesidad que la sociedad política hable un mismo idioma. El tema no son las opiniones distintas, o sea: unos a favor, otros en contra y algunos con matices entre los dos; sino lo que cada uno entiende que dice cada palabra.
En la Argentina no se discuten ideas sino las palabras que las expresan. La expropiación de Ciccone, por ejemplo, fue planteada por el Gobierno bajo la expresión “soberanía monetaria”. Esta expresión no representa lo mismo para el Gobierno que para la oposición. El ejemplo contrario es el siguiente: cuando Obama habla a favor de universalizar el seguro de salud y Romney habla en contra, comparten el idioma; las palabras ‘universalizar el seguro de salud’ representan lo mismo para los dos. Cuando las palabras no representan lo mismo para todos, casi no importa quien tiene razón, porque están hablando de cosas distintas. Entonces los conflictos se resuelvan por el más antiguo de los sistemas: no es necesario explicar nada porque prevalece la interpretación del que tiene más fuerza.
Volviendo al tema, hagamos un ejercicio con tres palabras que se repiten en este aquelarre de La Cámpora en las escuelas: adoctrinar, malversar y fascismo.
Adoctrinar: La Academia tiene una sola acepción: “Instruir a alguien en el conocimiento o enseñanza de una doctrina”. Pregunta: cuando La Cámpora relata frente a los estudiantes la historia del Nestornauta, ¿cubre o no la imagen que describe la Academia?

Malversar: La Academia dice que malversar es “apropiarse o destinar los caudales públicos a un uso ajeno a su función”. Pregunta: cuando La Cámpora desarrolla su actividad con fondos públicos y en este desplazamiento organiza en las escuelas talleres culturales, ¿cumple o no con la definición de la palabra malversar?

Fascismo: La Academia lo define como un “movimiento de carácter totalitario creado en Italia por iniciativa de Benito Mussolini”. Organizaba destacamentos infantiles con niños de seis años hasta vanguardistas de dieciocho. La Juventud Fascista encuadraba muchachos de hasta 21 años. (*)Pregunta: cuando La Cámpora realiza en las escuelas trabajos llamados por la oposición de adoctrinamiento, ¿realiza o no una actividad parecida a la descripta?

En este debate lo realmente importante es si en los tres puntos anteriores las partes entienden que están hablando de lo mismo. Pareciera que no es así porque, en el caso del fascismo, el Gobierno de la Nación y el de la Ciudad se acusan recíprocamente de practicarlo. No podrían hacerlo si los dos hablaran el mismo idioma. En las otras dos palabras, la Ciudad acusa a La Cámpora deadoctrinar y malversar y el Gobierno Nacional sostiene que no se hace en las escuelas ni una cosa ni la otra.
El problema es que las palabras, en idioma español, se interpretan de una sola manera. Decir lo contrario es entrar en una especie de relato de ficción, en el cual las palabras no dicen lo que dicen sino lo que queremos que digan. Algo parecido a la ironía con la que se acusa a los economistas, en el sentido que torturan a los números hasta hacerles decir lo que ellos quieren.
Ideologías aparte, la necesidad de un idioma común es una materia pendiente de la política argentina, tanto en el gobierno como en la oposición. Porque todo lo que no es esencial, decía Borges, “es literatura”.
FUENTE: Publicado por Carta Politica.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ARCHIVOS DE TEMAS DEL BLOG

Buscar articulos