miércoles, 15 de agosto de 2012

Lecciones de autoritarismo
Ni el Gobierno ni la ciudadanía pueden permitir que un grupo antirrepublicano como La Cámpora entre en colegios, haga propaganda oficialista y exalte la equívoca figura del "héroe colectivo".
La Voz
En su programa Periodismo para todos , que en Córdoba se emite los domingos por Canal Doce, Jorge Lanata lanzó una serie de denuncias que, por su gravedad, deben ser tomadas con seriedad y preocupación, ya que afectan a instituciones de la República. Se trata de las actividades de la agrupación kirchnerista La Cámpora, que no pertenece a ninguna estructura oficial del Estado ni forma parte del Frente para la Victoria ni del Partido Justicialista.
Sin embargo, no es ningún secreto que varios militantes y funcionarios gubernamentales responden a La Cámpora, un grupo que –pese a sus imprecisiones políticas e ideológicas– actúa como “un poder dentro del poder” y va extendiendo su influencia en distintos ámbitos de la vida pública, cuestionando a gobernadores, intendentes y rectores o decanos universitarios.
Lo grave es que lo hace con el apoyo de ministros, legisladores oficialistas y hasta de la propia presidenta Cristina Fernández, y en muchos casos utilizando recursos públicos, lo que constituye una anomalía institucional mayúscula. Se trata de un fenómeno político en el que es posible percibir un brote antidemocrático, dado que no se adapta a reglas republicanas clásicas y desmerece a instituciones como el Congreso Nacional y la Justicia, que son reemplazadas por una escuadra dotada de un poder que nadie le ha conferido. La historia enseña que este tipo de escuadristas suele caracterizarse por sus tentaciones autoritarias y hasta totalitarias.
En el mencionado programa de TV se reveló que integrantes de La Cámpora entraron sin permiso a varios colegios secundarios del país para enseñarles a los alumnos el saludo peronista, repartir libros y folletos del Ministerio de Educación de la Nación e impartir lecciones sobre el tema “El héroe colectivo”, previsiblemente encarnado por el ex presidente Néstor Kirchner.
Las reminiscencias autoritarias y hasta fascistas de estos actos son más que evidentes, aun cuando La Cámpora reivindique un socialismo revolucionario difícil de definir y se la asocie con el proyecto bolivariano de Hugo Chávez. No hay que olvidar que Benito Mussolini también se declaraba “socialista revolucionario” en los inicios de su ascenso político. A veces, estas consignas no quieren decir nada y resulta casi imposible identificar alguna forma de socialismo democrático fuera de los partidos socialdemócratas inscriptos en la Internacional Socialista.
También hay que tener en cuenta que la Presidenta planteó hace menos de una semana la necesidad de una especie de ley de ética pública para controlar y eventualmente sancionar a los periodistas y a los medios de comunicación. De aquí a la censura indirecta, hay un paso. La libertad de prensa y de expresión están cada vez más en riesgo en la Argentina, por lo que la ciudadanía debe mantenerse alerta ante el intento de convertirnos en “héroes colectivos”.
FUENTE: Publicado en www.lavoz.com.ar


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