“La primera fuerza que dirige el mundo es la mentira.” Jean-François Revel
Escribo
esta nota a primera hora de un domingo que, con seguridad, imprimirá un nuevo
giro al devenir de la historia nacional. Pese a que, obviamente, no conozco los
resultados de estas elecciones, debo confesar que no creo que aporten mayores
cambios sobre las encuestas conocidas, ya que no removerán el cartelito con
inamovible fecha de vencimiento del imperio K. Por si no bastaran los votos, la
medida cautelar de la Corte Suprema, que impidió al santiagueño Zamora ir por
su re-reelección, marcó otro límite a la eternidad de Cristina, al menos por
caminos pacíficos.
La
realidad, mal que nos pese, es que el Gobierno conservará, al menos en teoría,
la mayoría en Diputados y casi en Senadores. Sin embargo, resulta curioso que,
conociendo al peronismo, nadie piense en cuántos de esos actuales “leales” se
mudarán con armas y bagajes al campamento enemigo, tan pronto se confirme la
victoria aplastante de Kolynos Massa.
Con
relación a la Presidente, llama la atención a propios y extraños la real
acefalía que hoy se da en la Argentina. Nadie sabe, a ciencia cierta, quién
está al frente del Poder Ejecutivo puesto que el mandatario virtual, nuestro
excéntrico Guita-rrita, carece de
verdadero poder para gobernar –ni la ciudadanía lo toleraría- y quienes, al
menos en teoría, toman las decisiones en nombre de la viuda de Kirchner –Bebón Kirchner y el Chino Zannini- no han sido elegidos para hacerlo. En este aspecto,
resultó altamente sintomática la afirmación del Estanciero Randazzo, en el sentido de que se había cortado solo al
adoptar su decisión de echar a las concesionarias, es decir, sin consultar al
Vicepresidente en ejercicio; fue una muestra acerca de lo que sucederá si doña
Cristina no pudiera o no quisiera reasumir el poder.
El
miércoles, se realizaron a la Presidente, según se dice, distintas pruebas de
control en la Fundación Favaloro. El informe médico posterior estuvo, a
criterio de los mejores especialistas del país, plagado de contradicciones,
sobre todo para explicar las razones de su presunta arritmia. Todo ello me
lleva a ratificar cuanto he dicho acerca de la verdadera afección, el ya
remanido mal de Pick, o sea, una enfermedad mental de graves consecuencias para
quienes la padecen. Tal vez, esa misma convicción haya llevado a Kunkel, una de
las primeras espadas de doña Cristina, a afirmar que ella no es imprescindible,
y que el “modelo” puede continuar en otras manos.
Por lo demás,
el mismo día, se conoció esa curiosa re-estatización del Ferrocarril Sarmiento,
fuente de los mayores disgustos para las campañas de Filmus e Insaurralde –de
las de Cabandié se ocupó él mismo; para ahorrar tiempo, me dicen, ya pintó en
su paragolpes la leyenda “No me multes;
soy hijo de desaparecidos”- por boca del Neo-estanciero Randazzo, que anunció que, a partir de ahora, los
maquinistas serán sometidos a pruebas idénticas a las que se realizan a los
pilotos de avión. Sobre el tema de los trenes del Conurbano –el paso dado,
aunque por razones equivocadas, fue positivo-
me explayaré la semana próxima.
Mi amigo
Enrique Gobbee compartió conmigo una reflexión: “Si se deben realizar tests psicológicos a quienes conducen un tren
que, a lo sumo, transporta algunos cientos de personas, ¿no deberían hacerse a
quien está al frente de un país de cuarenta millones y, al menos, a sus
ministros?”. La respuesta, obviamente, queda a cargo del ex H° Congreso
Nacional.
Al
Presidente de la Comisión Nacional de Valores, Tontorrón Vanoli, se le soltó la escasa cadena y, muy suelto de
cuerpo, comparó la publicación de la cotización del dólar blue en los medios con la difusión de los precios de la cocaína;
rápidamente, para no perder su primer puesto en el ranking de ridículos, la afirmación fue aplaudida nada
menos que por Anímal Fernández, el
mayor responsable del tráfico del estupefaciente en nuestro país, tanto por la
manifiesta inacción del Gobierno al respecto –retiro de los gendarmes de las
fronteras y nula radarización de las mismas- cuanto por las sospechas acerca de
su presunta asociación con los narcotraficantes. También con celeridad, nuestro
tan capaz Ministro de Defensa, el Chivo Rossi,
contribuyó a la escalada de imbecilidad general, asignando a la vigilancia
aérea cuatro aviones viejos, incapaces de cualquier reacción.
El jueves
The New York Times reveló algunas de las cláusulas secretas del acuerdo
YPF-Chevron. Tal como se suponía, su lectura, y lo leonino de su contenido,
hablan muy a la claras de la desesperación del gobierno actual por las
consecuencias de la vocación de don Néstor (q.e.p.d.) de robarse la petrolera
confiscada. Cláusulas como el derecho de la norteamericana a recibir regalías
perpetuas sobre el petróleo producido, aún cuando hubiera abandonado el país
unilateralmente –cosa que, por lo demás, también le está permitido-, impiden
entender qué votaron los diputados neuquinos cuando aprobaron el texto, cuyas
estipulaciones desconocían.
Esta
misma semana, un muy querido amigo, embajador retirado, aludiendo a mis notas
que anunciaban, desde hace tiempo, un final violento para este ciclo imperial,
pretendió que ello no había sucedido. Cuando confronté su opinión con los hechos
de Jujuy (Milagro Sala), Santa Cruz (Peralta), Chaco (Rozas), Santa Fe
(Bonfati), La Matanza y Tigre (Massa), los muertos diarios de Rosario y tantos
otros episodios recientes, se llamó a prudente silencio. La violencia se ha
apoderado de nuestra sociedad, por obra y gracia del Gobierno, y esto es sólo
un prólogo de anticipación. Por ello, resulta al menos raro el corto
publicitario, de excelente factura, que el kirchnerismo eligió para homenajear
a su fundador y que resume su discurso de asunción, en 2003.
Cuando,
desde la pantalla, aparece don Néstor (q.e.p.d.) convocando a un sueño, a un
país sin grietas, a un gobierno sin corrupción, a una sociedad integrada y a un
país para todos, y compara todo eso con lo que su ¿Frente para la Qué? hizo en
estos diez años, la ciudadanía no solamente se siente idiota sino que se
indigna porque, además, le tocan el hombro para llamarla así.
Mañana,
además de los resultados definitivos, comenzará a desentrañarse el secreto
mejor guardado: ¿qué hará el Gobierno con los enormes problemas económicos que
enfrenta? ¿Comenzará a pagar la cuenta, aunque sea parcialmente, y comenzará a realizar
el inevitable ajuste o, por el contrario, insistirá en sus horrores, dejando al
sucesor las bombas armadas? Mis apuestas, obviamente, están en esta segunda
hipótesis; lo malo será que, entonces, el pato lo pagaremos todos los
argentinos. Sin llegar a esos extremos, hasta es probable que doña Cristina
imite en Buenos Aires a Pajarito
Chiquitico y cree un Ministerio para la Suprema Felicidad y un Comando
Cívico- Militar Antigolpe; después de todo, lo primero es buscar a quién
responsabilizar por las consecuencias de sus actos.
En fin;
me voy a ejercer el mayor de los derechos en democracia, el voto. Espero no
equivocarme, y rezo para que a mis compatriotas les suceda lo mismo.
Bs.As.,
27 Oct 13
Abogado
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