La primera idea que se me vino a la cabeza es recordar qué manifiestos liberales ya están hechos y comprobar si han perdido o no vigencia. El más célebre de estos probablemente sea el Manifiesto de Oxford de 1947, actualizado 50 años después con Una agenda liberal para el siglo XXI. Primer problema que veo a bote pronto: son manifiestos hijos de su tiempo. El segundo problema es de otra naturaleza: hay cuestiones como la del papel del estado que crean una división total, dogmática entre dos familias de lo que entendemos por liberalismo. Es esta división el nudo gordiano del asunto.
¿Liberales o anarquistas? Liberales
Nicolás Salmerón |
El liberalismo funciona (y todo el mundo lo sabe)
Si el liberalismo es un pensamiento político hay que llevarlo al ágora o al foro y conseguir que sea la base de la organización de la convivencia entre las personas y también, cómo no, que nos sirva de herramienta útil para explicar la realidad presente y pasada. Dicho de otro modo, aquí se trata de política, no de debate académico, y la política es tratar de convencer y sumar fuerzas. En política se trata de ganar, yo quiero ganar, no quiero levantar la estatua más bonita del templo. Destiérrese por tanto la idea de partir de una situación de marginalidad o debilidad política. Los sistemas políticos y económicos de mayor éxito (éxito medido con cualquier variable, desde esperanza de vida y consumo de calorías, hasta tiempo de ocio y viabilidad de nacimientos prematuros) son deudores de principios que asumimos los liberales como propios. Estos principios que llevan a la humanidad a vivir mejor que nunca, como pueden ser la igualdad ante la ley, la dignidad de la persona o la libertad de cátedra, son el regalo que el liberalismo hace a la humanidad. Si somos liberales y recogemos esta tradición de pensamiento para actualizarla y que continúe siendo el muro de contención frente a la tentación de la tiranía (la tiranía no descansa, se adapta y acecha) no podemos limitarnos a la pelea en el barro sobre la financiación pública o privada de una carretera (no dejando de ser esa pelea en el barro algo necesario en un centro de toma de decisiones, como liberal no dejo de desear que se rompa el consenso servil de decir "esto siempre se hizo así").
El liberalismo no puede ser presentado como una opción marginal
David Lloyd George |
Ya venga de acuerdos internacionales que erosionan la soberanía nacional, ya venga de aquellos que se inventan nuevos derechos que agreden derechos de terceros, ya venga de la motivada apatía general; la tentación por la tiranía está ahí. No nos podemos dar por satisfechos y dejarlo todo en manos de quienes no hacen suya la causa de la libertad.
Libertad
Emilio Castelar |
La libertad de la que creo que hay que hablar es aquella referida a las relaciones que tenemos con los demás (libertad política). Así, podemos hablar de libertad para organizarte con otros compañeros de trabajo y formar un grupo que presione por mejoras en las condiciones laborales. Podemos hablar de la libertad de matricular a tus hijos en un colegio y no en otro. Podemos hablar de la libertad de publicar tus locas ideas en libros y prensa, etc. Incluso podemos hablar de la libertad de comprarte un Ferrari. Problema: la libertad tiene límites. A veces no eres libre de enviar a tus hijos a otro colegio porque no hay más colegios y en ocasiones no eres libre de publicar lo que quieras en un libro porque dañas el honor de otra persona. Para resolver los conflictos que suscitan los límites de la libertad tenemos por un lado al mercado como vieja institución de provisión de servicios y bienes y por otro lado a los tribunales para arbitrar disputas entre derechos en conflicto. Pero ni el mercado ni los tribunales son mónadas flotando en un éter desconectado de la historia y de la gente.
Mercado
Salamanca |
Cuando el estado trata de corregir un fallo del mercado corremos el riesgo de que el coste sea más lesivo que el error a corregir. Es por ello que el estado debe actuar representando los intereses generales, plurales, de todo el cuerpo de la sociedad política. Para ello necesitará controles y equilibrio de poderes.
República
Berlín, 1955. "De aquí no pasáis". Y no pasaron. |
Hacia un primer borrador
Si soy pesado hablando de todas estas ideas previas, es porque existe una filosofía anterior a la política. Si alguien me dice "la libertad es buena", salgo corriendo. Para evitar caer en metafísicas es necesario estar de acuerdo previamente en definiciones. Dicho esto, una aproximación a un manifiesto podría contar con ideas sobre el hombre, la sociedad, la nación y el fin de la acción política liberal. Esta enumeración es sucesiva. Creo que el manifiesto debe empezar por ideas básicas y acabar explicando por qué la nuestra es la opción óptima.
- Ninguna diferencia entre los hombres constituye razón para ser discriminados ante el poder público.
- Todo hombre nace con una dignidad consustancial a su persona. Esta dignidad significa que nadie puede ser privado de libertad de movimiento, de su propiedad o ser agredido sin que medien poderosas razones reflejadas en leyes reconocidas por la comunidad en la que vive.
- Cada persona es responsable de llevar su vida como le plazca, siempre y cuando no inicie la agresión contra otros si no es en respuesta a una agresión previa.
- El hombre vive en una sociedad depositaria de una tradición y una costumbre susceptible de modificación con el refrendo de una mayoría tras un debate informado.
- El ciudadano tiene derecho a ser informado y a participar en el proceso político.
- El poder político es reflejo de la voluntad mayoritaria de los individuos.
- Debe haber una Constitución que limite de forma clara la acción de gobierno, que establezca contrapesos a su acción y que disponga los equilibrios de poder necesarios para prevenir la tiranía que puede surgir de la sociedad o del propio estado. La opción mayoritaria no siempre tiene razón. La representatividad política constituye un método, no un fin.
- El mercado es una institución natural construida sobre la base del intercambio voluntario. La participación del estado en el mercado debe ser limitada y específica.
- Sin detrimento de la iniciativa de las personas, el estado ha de cumplir una función de ayuda subsidiaria ante circunstancias sobrevenidas, no anticipadas y que exijan movilizar recursos complejos.
- Para el buen hacer de las instituciones políticas el ciudadano y sus representantes deben observar un pulcro sentido de la responsabilidad sobre los bienes públicos y una cauta distancia sobre los bienes privados ajenos. El diseño institucional debe hacerse teniendo en cuenta esta responsabilidad y esta distancia.
- El liberalismo es el sistema de pensamiento filosófico y político que promueve la limitación del poder público, la dignidad de la persona y los derechos civiles que han logrado la época de mayor libertad y prosperidad de la historia.
- Ninguna alternativa al liberalismo ya sean las bienintencionadas tentaciones socialistas o las nostálgicas involuciones reaccionarias son capaces de ofrecer formas de convivencia y de acción política acordes con la dignidad humana, los derechos de las minorías, el respeto a la propiedad ajena y el principio de no agresión.
- El liberalismo político está ligado a la existencia de la nación. Las mismas razones que llevaron a los primeros liberales en Cádiz a proclamar que la soberanía reside en la nación, son hoy aplicables contra quienes desde dentro y desde fuera quieren quebrar esa soberanía.
- Defender la soberanía nacional que propugna el liberalismo político, no entra en conflicto con formas de gobierno que supongan la existencia de varios centros de poder siempre y cuando exista una Constitución común y al menos una cámara en la que ésta soberanía quede reflejada y pueda garantizar las previsiones constitucionales.
Sospecho que todo esto es parte de una conversación más larga.
FUENTE: Publicada en Crónica de un mundo felíz.com http://www.cronicasdeunmundofeliz.com/2013/11/ideas-para-un-manifiesto-liberal.html
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