Tras la recurrente sucesión de fiascos, la presidenta se convenció que su permanencia en el cargo no podía prolongarse más, pero al mismo tiempo y fiel a su estilo no quería aparecer cediendo ante la andanada de pedidos de su “cabeza”.
|
Por: Aldo Norberto Bonaveri (*)
Al reasumir la presidencia de la nación Cristina Fernández habló con hechos, produciendo cambios significativos en el gabinete y en puestos claves de la administración. No obstante su aparición en la televisión, donde se mostró recuperada y de buen talante, los anuncios fueron proporcionados por el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro.
Los cambios introducidos en el elenco ministerial son probablemente los más significativos desde que asumió la primera magistratura en 2007. Estos se producen en carteras estratégicas, prácticamente el reemplazo de los desplazados era previsible y hasta imprescindible, en tanto que las designaciones no asombran, aun cuando previamente también se barajaban también otros nombres.
La tarea que les espera a los nuevos funcionarios es realmente ímproba, ya que sus llegadas al cargo ocurren en el momento de mayor debilitamiento político del Gobierno, como así también en tiempos de preocupantes índices de las variables económicas, en tanto la pérdida de competitividad es alarmante. Más allá de la valoración individual que se tenga sobre los designados, cabe expresar que tanto en la jefatura de gabinete como en el palacio de hacienda, los reemplazantes emergen como figuras de personalidad bien definida, que a priori se vislumbran como ejecutivos, que difícilmente se sometan a acatar imposiciones.
Es evidente que el cargo de Jefe de Gabinete le quedó grande a Juan Manuel Abal Medina, su gestión marcó una clara ineptitud, relativizando su jerarquía a operar como principal referente del Gobierno en materia de propaganda. Para desarrollar tan lamentable papel dilapidó cuantiosos recursos, asegurándose así la proliferación de “periodistas militantes” y asignado discrecionalmente la publicidad estatal.
Su sucesor Jorge Miltón Capitanich, es un hombre experimentado en ese cargo (lo desempeñó durante la presidencia de Duhalde), ha demostrado tener buen diálogo, posee conocimientos en economía y ostenta un manejo político reconocido. Esas aptitudes no obstan que sobre su desempeño existan cuestionamientos de algunos opositores, pero en la comparación con su antecesor todo indica un avance, máxime si tenemos en cuenta que posiblemente la presidenta se vea en la necesidad de delegar determinadas funciones. Para el hasta ahora gobernador de Chaco, su arribo a la cúspide del podio ministerial constituye un posicionamiento en sus innegables aspiraciones para el 2015.
Hernán Lorenzino era número puesto para dejar el Palacio de Hacienda, el comportamiento errático de la economía, su escaso peso específico demostrado, la subordinación a los dislates de Moreno y otros actores del área expresan claramente impericia y autoridad para conducir la economía.
La llegada de Axel Kicillof al Ministerio de Economía despierta no pocos recelos; su concepción marxista y estatismo a ultranza genera desconfianza, al tiempo que marca la presencia de La Campora en las responsabilidades más importantes del Gobierno. Sin lugar a duda se trata de un “mimado” de Cristina. Desde hace tiempo viene proponiendo el desdoblamiento del mercado cambiario, con el que según su teoría podría desarticular el cepo al dólar; efecto que no concuerda con las conjeturas de los economistas más reconocidos.
La relación de Kicillof con Capitanich es buena, todo lo contrario de lo que ocurría con la desplazada del Banco Central Mercedes Marcó del Pont, visiblemente enfrentada con éste. Por otra parte el ascenso del el ex gerente financiero de Aerolíneas y, mentor de la renacionalización de YPF está revelando un desmedro de la gravitación de Julio De Vido en el Gabinete.
La suerte de Norberto Yauhar en el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimento era un secreto a voces; su gestión resultó un fracaso rotundo, tanto como sus pretensiones para ser electo como diputado nacional por Chubut. En ningún momento se percató de la realidad agropecuaria y tampoco puso esmero en conocerla. Durante su gestión empeoró las relaciones con las entidades ruralistas, encerrándose en el la negativa más absoluta al diálogo.
Ahora viene a ocupar el sillón mayor de Paseo Colón el Ing. Carlos Casamiquela, quien en los últimos cuatro años presidió el INTA, institución en la que exhibe una larga carrera, donde se destacan múltiples trabajos de investigación, ensayos e informes técnicos; su currículum evidencia la acumulación de conocimientos que le abren el crédito necesario para desempeñarse al frente de la cartera. Casamiquela es un kirchnerista moderado, que llega al MAGPyA más por una conducción eficiente en INTA que por su ideología.
Dentro de la dirigencia ruralista existe expectativas por la asunción del nuevo ministro del área, fundamentalmente por reconocerle idoneidad para ejercer el cargo y, discernimiento sobre los variados problemas que por estos días afectan al sector.
Una mención especial amerita el alejamiento del secretario de comercio interior, Guillermo Moreno. Tras la recurrente sucesión de fiascos, la presidenta se convenció que su permanencia en el cargo no podía prolongarse más, pero al mismo tiempo y fiel a su estilo no quería aparecer cediendo ante la andanada de pedidos de su “cabeza”, la solución utilizada fue la menos traumática: un simple comunicado daba por aceptada la “renuncia”.
De esa manera en dos días, la presidenta comenzó a desembarazarse de los funcionarios más fracasados
(*) www.pregonagropecuario.com.arENVIADO POR SU AUTOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario