Desde la adolescencia me ha gustado la Historia. Lo que empezó con libros y documentales sobre las hazañas bélicas de la Segunda Guerra Mundial se fue ampliando con el paso de los años a otros campos de la historia, como la historia económica.
Ya Cicerón dijo, hace más de 2.000 años, que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla, y esto desde luego es muy cierto en la economía.
A pesar de que la complejidad y el tamaño de la economía crecen a un ritmo sobrecogedor, las mentes detrás de cada agente económico no evolucionan a la misma velocidad.
Burbuja tras burbuja, crisis tras crisis, error tras error… Los tiempos cambian, pero las personas no. Y la Ciencia Económica es un testigo inigualable de todo esto.
La mentalidad de un comerciante holandés que en el siglo XVII pagó por un tulipán lo que costaba una casa sigue siendo similar a la que tuvo un inversor de principios de siglo para pagar 1.300 dólares por una acción de Infospace en plena burbuja tecnológica que en la actualidad no vale ni una centésima parte.
Como ve, los errores en economía tienen tendencia a repetirse. Y en esta ocasión podríamos estar encaminándonos a un error que pondría en peligro la recuperación económica mundial. Un error que, de hecho, se cometió hace 78 años.
La Crisis de 1937
Como probablemente ya sabrá, entre 1929 y 1933 Estados Unidos se enfrentó a la depresión económica más severa de la historia del capitalismo.
Para salir de aquella crisis se puso en marcha el New Deal, un plan de inversiones públicas que creó millones de empleos y permitió a Estados Unidos dejar atrás la mayor depresión de su historia.
Ya en la primavera de 1937 la producción, los salarios y los beneficios empresariales en Estados Unidos habían recuperado los niveles anteriores al Crack del 29.
Ante estas cifras, el Gobierno de Franklin D. Roosevelt consideró que la depresión económica había sido superada y dio pasos para normalizar la situación, con una reducción gradual del gasto público y de las políticas monetarias expansivas.
Aunque en apariencia la economía americana estaba recuperada tras casi ocho años de crisis, en realidad esto sólo era así gracias a la intervención del Estado.
La precaria situación de la economía salió a la luz cuando, al retirarse las medidas de apoyo del Gobierno, el desempleo creció del 14 al 19 por ciento, la producción industrial cayó un 37 por ciento y los ingresos familiares cayeron un 15 por ciento.
Esta recaída de la economía en una nueva crisis no se produjo por un shock externo o por una burbuja. Se produjo por una retirada excesivamente temprana de los estímulos que habían sostenido a la economía estadounidense durante los años que duró la Gran Depresión.
¿Lo que ocurrió en 1937 y lo que está ocurriendo ahora en Estados Unidos no le resulta familiar?
Recientemente se ha hablado mucho de la probable subida de tipos de interés de la Reserva Federal estadounidense. De hecho, el mercado ya lo ha descontado con la imparable revalorización del dólar frente al euro.
Sin embargo, hay datos macroeconómicos que están posponiendo la subida de tipos de interés en la mayor economía del planeta, algo que muchos consideraban inevitable.
La tasa de ahorro de los estadounidenses ha alcanzado el 5,8 por ciento, un valor que no alcanzaba desde el año 2012, cuando la incertidumbre económica era máxima por la crisis de deuda soberana europea.
El hecho de que los estadounidenses estén ahorrando tanto puede ser un indicio de que los estadounidenses no confían en que la economía estadounidense haya salido de la crisis definitivamente.
Haciéndose eco de estos hechos, hace unos días Diego Martínez Burzaco en su columna titulada “La subida del dólar tiene los días contados” defendía que es muy posible que la Reserva Federal posponga o, incluso, dé marcha atrás en su política de retirada de estímulos.
De producirse, esto alteraría notablemente el funcionamiento de los mercados, provocando un descenso del dólar a los niveles de hace meses y facilitando una nueva subida de la Bolsa estadounidense.
No obstante, la alternativa -como muchos temen- es que la Reserva Federal siga adelante con el plan establecido de subir los tipos de interés y de retirar los estímulos monetarios, arriesgándose a cometer los mismos errores que condujeron a la Crisis de 1937.
Un cordial saludo, Alberto Redondo
Editor de Inversor Global España
Ya Cicerón dijo, hace más de 2.000 años, que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla, y esto desde luego es muy cierto en la economía.
A pesar de que la complejidad y el tamaño de la economía crecen a un ritmo sobrecogedor, las mentes detrás de cada agente económico no evolucionan a la misma velocidad.
Burbuja tras burbuja, crisis tras crisis, error tras error… Los tiempos cambian, pero las personas no. Y la Ciencia Económica es un testigo inigualable de todo esto.
La mentalidad de un comerciante holandés que en el siglo XVII pagó por un tulipán lo que costaba una casa sigue siendo similar a la que tuvo un inversor de principios de siglo para pagar 1.300 dólares por una acción de Infospace en plena burbuja tecnológica que en la actualidad no vale ni una centésima parte.
Como ve, los errores en economía tienen tendencia a repetirse. Y en esta ocasión podríamos estar encaminándonos a un error que pondría en peligro la recuperación económica mundial. Un error que, de hecho, se cometió hace 78 años.
La Crisis de 1937
Como probablemente ya sabrá, entre 1929 y 1933 Estados Unidos se enfrentó a la depresión económica más severa de la historia del capitalismo.
Para salir de aquella crisis se puso en marcha el New Deal, un plan de inversiones públicas que creó millones de empleos y permitió a Estados Unidos dejar atrás la mayor depresión de su historia.
Ya en la primavera de 1937 la producción, los salarios y los beneficios empresariales en Estados Unidos habían recuperado los niveles anteriores al Crack del 29.
Ante estas cifras, el Gobierno de Franklin D. Roosevelt consideró que la depresión económica había sido superada y dio pasos para normalizar la situación, con una reducción gradual del gasto público y de las políticas monetarias expansivas.
Aunque en apariencia la economía americana estaba recuperada tras casi ocho años de crisis, en realidad esto sólo era así gracias a la intervención del Estado.
La precaria situación de la economía salió a la luz cuando, al retirarse las medidas de apoyo del Gobierno, el desempleo creció del 14 al 19 por ciento, la producción industrial cayó un 37 por ciento y los ingresos familiares cayeron un 15 por ciento.
Esta recaída de la economía en una nueva crisis no se produjo por un shock externo o por una burbuja. Se produjo por una retirada excesivamente temprana de los estímulos que habían sostenido a la economía estadounidense durante los años que duró la Gran Depresión.
¿Lo que ocurrió en 1937 y lo que está ocurriendo ahora en Estados Unidos no le resulta familiar?
Recientemente se ha hablado mucho de la probable subida de tipos de interés de la Reserva Federal estadounidense. De hecho, el mercado ya lo ha descontado con la imparable revalorización del dólar frente al euro.
Sin embargo, hay datos macroeconómicos que están posponiendo la subida de tipos de interés en la mayor economía del planeta, algo que muchos consideraban inevitable.
La tasa de ahorro de los estadounidenses ha alcanzado el 5,8 por ciento, un valor que no alcanzaba desde el año 2012, cuando la incertidumbre económica era máxima por la crisis de deuda soberana europea.
El hecho de que los estadounidenses estén ahorrando tanto puede ser un indicio de que los estadounidenses no confían en que la economía estadounidense haya salido de la crisis definitivamente.
Haciéndose eco de estos hechos, hace unos días Diego Martínez Burzaco en su columna titulada “La subida del dólar tiene los días contados” defendía que es muy posible que la Reserva Federal posponga o, incluso, dé marcha atrás en su política de retirada de estímulos.
De producirse, esto alteraría notablemente el funcionamiento de los mercados, provocando un descenso del dólar a los niveles de hace meses y facilitando una nueva subida de la Bolsa estadounidense.
No obstante, la alternativa -como muchos temen- es que la Reserva Federal siga adelante con el plan establecido de subir los tipos de interés y de retirar los estímulos monetarios, arriesgándose a cometer los mismos errores que condujeron a la Crisis de 1937.
Un cordial saludo, Alberto Redondo
Editor de Inversor Global España
FUENTE: Publicado en el Inversor Global - Newsletter semanal- enviado por mail
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