sábado, 23 de mayo de 2015

Nadie habla de él… y eso es lo que me gusta por Diego Martínez Burzaco

ImageAlgo raro está ocurriendo en el mercado de acciones y bonos en Wall Street. Y de esta situación alguien, al que el inversor tiene muy olvidado, puede sacar un gran provecho. Analicemos esta situación.
En las últimas jornadas bursátiles debo confesar que me sentí algo incómodo con el mercado actual. Todavía no pude darme cuenta necesariamente por qué, pero es como un pálpito de que algo fuerte puede ocurrir.
Quizás los años de experiencia en inversiones me permitieron desarrollar ese instinto de anticipación a grandes movimientos de la bolsa. O simplemente quizás, esta vez, esté equivocado.
Sin embargo, analizo todas las variables y detecto que algo no anda bien, tanto en el mercado de las acciones como en el mercado de los bonos.
Hace apenas unas semanas, los bonos de países desarrollados sufrieron un fuerte proceso de venta a nivel global. Esto llevó a que los rendimientos saltarán desde sus mínimos. Por ejemplo, el bono a 10 años en Estados Unidos rinde ahora un 2,25% desde su 2% previo.
Obviamente que se trata de un rendimiento extremadamente bajo, pero no me quiero focalizar en el valor nominal de las variables, sino en las tendencias. También el bono a 10 años de Alemania hizo un punto de inflexión en su rendimiento: en apenas tres meses pasó del 0,1% al 0,6%. ¡Es decir que su rendimiento se sextuplicó!
Nuevamente, reitero, son retornos bajos, pero el foco es que podemos estar ante un punto de inflexión. Lo concreto es que para que los retornos de los bonos suban, los precios de estos activos tienen que estar bajando. Y eso es sinónimo de que los inversores están sacando dinero de este mercado.
Ahora bien, veamos qué pasa con las acciones.
Si leyó las últimas noticias de esta semana, se habrá dado cuenta que los índices estadounidenses alcanzaron nuevos récords esta semana: tanto el S&P 500 como el Dow Jones.
Una primera, y obvia conclusión, es que los inversores están sacando su dinero del mercado de bonos y están ingresándolo al mercado de acciones. Eso impulsa los índices a nuevos máximos y, entonces, no hay de qué preocuparse por esta rotación de las carteras.
Sin embargo, el siguiente gráfico muestra por qué dicha conclusión es errónea:
Como se observa, la suba del S&P 500 no está siendo acompañada con una mejora del volumen operado en acciones. Esto es claramente una señal de alarma ya que una de las máximas de los mercados es que el “volumen es una variable que confirma la tendencia del mercado”.
Si el mercado sube sin volumen, esta suba puede ser ficticia.
Entonces, si los inversores están sacando dinero del mercado de bonos y no lo están ingresando en el mercado de acciones, ¿hacia dónde está yendo ese flujo?
Claramente están acumulando más posiciones en efectivo porque prevén que pueda darse algún movimiento que afecte la aparente calma.
¿Hay razones en el corto plazo para pensar en movimientos bruscos en términos bursátiles?
Sí.
Por un lado, Grecia negocia contrarreloj su continuidad en la Unión Europea. Una salida del bloque del país helénico puede ser la mejor solución de largo plazo, pero sería un movimiento de shock en el corto.
Por otro lado, el mundo emergente se está quedando sin energía. Dos de las economías más fuertes así lo demuestran. El ministro chino señaló que será un desafío alcanzar el 7% de crecimiento del PBI este año. En tanto, para Brasil se pronostica una recesión económica en 2015 y el desempleo saltó a su mayor nivel en cuatro años.
Finalmente, siempre está la amenaza latente de que la Reserva Federal se desacople del mundo y suba su tasa de interés de referencia. Como reiteré en varias oportunidades, no será una suba sustentable en el tiempo, pero el hecho de un movimiento alcista puede traer pánico en el corto plazo.
Ahora bien, yo le pregunto: cuándo hay miedo e incertidumbre, ¿dónde se refugia el inversor?
La respuesta intuitiva es el dólar, pero como vimos antes los bonos del tesoro de Estados Unidos no están subiendo de precio, sino bajando.
Y es aquí donde veo una oportunidad para eloro, ese metal del que ya nadie habla. Después del pico máximo de 2011, estecommodity no ha hecho otra cosa que ajustar fuertemente su precio. Pero las últimas señales técnicas indican que en la zona de US$ 1.200 la onza se ha formado un soporte no menor.
Otra señal que me gusta para el metal es el siguiente gráfico:

Cuando miramos el nivel del Dow Jones, medido en términos de onza de oro, observamos un rally impulsado tanto por la suba de las acciones como por la baja del commodity. Pero esta suba podría encontrar un techo para volver a una reversión a la media de 10 veces. Esto se daría o por una caída en el precio de las acciones o por una suba en el precio del oro.
Mi intuición es que en el corto plazo, con la vulnerabilidad existente, podemos ver ambos efectos en acción.
Como conclusión, mi apuesta de trading de corto plazo es jugarle una ficha a la recuperación del metal. La mejor forma de hacerlo es a través de del ETF de acciones mineras GDX. Vaya por ese camino y aplique un prudente stop loss.
A su lado en los mercados, Diego Martínez Burzaco
FUENTE: Publicado en inversor Global - Newsletter semanal - enviado por mail

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