Ante la actual denuncia entre legisladores nacionales de haber existido consumo de dogas, que recuerda la famosa frase de Alberto Lestelle sobre los nariguetazos en el Congreso de la Nación, por lo que el jefe de Gabinete, desafió a todos los funcionarios a realizarse una "rinoscopia". Se suma también la Comisión de Juicio Político en Diputados que aprobó el pedido del oficialismo de realizar un examen médico al ministro de la Corte Suprema de Justicia Carlos Fayt, para que se determine su "capacidad psicofísica"… lo que demuestra quea algunos políticos, el poder les hace perder la cabeza, los convierte en arrogantes y soberbios y los aleja de la realidad, situándolos en una peligrosa alienación que les hace perder la noción de la realidad. Pero a otros los convierte en verdaderos y peligrosos enfermos mentales, incapacitados, según para tomar decisiones y gobernar. Cuando acceden al poder se creen dioses o sus enviados en la Tierra, propician el culto a la personalidad y muchas veces se tornan crueles. Algunos creen que esa enfermedad se da únicamente en las tiranías, pero lo cierto es que también se desarrolla en las democracias, afectando a personas que han sido elegidas en las urnas.
Las estadísticas y la realidad demuestran que el número de psicópatas ha crecido, siendo el tipo más habitual y peligroso, el que está integrado socialmente, especialmente en la clase política, al frente de empresas o en cargos de responsabilidad en los más diversos ámbitos. Su maña para mentir, manipular y desfigurar los hechos y su falta total de arrepentimientos, les facilitan arribar hasta los cargos más encumbrados a cualquier precio, aplicando un maquiavelismo total. No existe un procedimiento para curarlos porque no hay nada que curar, ellos están perfectos, y se sienten perfectos. Son así, nunca podrán sentir empatía, ponerse en el lugar de otra persona, tener sentimientos hacia alguien. Ni siquiera por los seres más próximos, padres, hermanos, cónyuges, hijos, y menos sus conciudadanos...
El mayor experto en psicópatas criminales del mundo, el doctor Robert Hare, Profesor Emérito de la “University of British Columbia” de Canadá, llegó a la triste conclusión que los psicópatas dirigen los destinos del mundo. Con esto se puede comprender un poco, el actual rumbo de los sucesos históricos en el contexto mundial y el sombrío futuro que se pronostica para la civilización presente. Con pesimismo se ha llegado a la conclusión que la sociedad no puede defenderse de los psicópatas, ya que son ellos los que crean las reglas y dictan los principios. Se puede aseverar que en los ámbitos de la política, la economía y las finanzas, hay proporcionalmente más psicópatas que entre el resto de la población normal y que cientos de dirigentes de todos los niveles dentro de aquellos círculos son claramente psicópatas y muchos de ellos deberían estar encarcelados.
Las políticas llevadas a cabo en los últimos años, que han dejado como consecuencia a millones de personas en la indignidad, en la miseria y que están destruyendo la supervivencia del mundo, han sido viables porque los que han tenido a su cargo delinearlas e implementarlas son psicópatas, seres que no sienten, y que entienden que lo que hacen es lo normal y justo, que no miden las consecuencias de sus actos ni el sufrimiento que causan, careciendo totalmente de remordimientos. Están en la política o en los negocios. Están en todas partes, son personas que saben controlar a los demás y aparentan ser muy buenos. Tienen carisma y son líderes, pero con un carisma sin conciencia.
Los ciudadanos argentinos observan impertérritos como la paranoia de los máximos gobernantes nacionales, hacen declinar las condiciones de vida de los habitantes, con un total desprecio a los más elementales derechos de los ciudadanos, solo para satisfacer intereses propios. Exacerban disputas ideológicas y venganzas particulares, todo acompañado de un odio visceral contra aquellos que no compartan sus dislates ó que el dinero no pueda comprar, haciendo resaltar el componente psicopático de sus personalidades. Hacen un uso descarado de los medios de información del Estado, inventando una patética defensa de sus perversas gestiones, casi siempre extendidas en el tiempo. Por suerte, la burbuja explotará, y la verdad marcará el final de aquellos cuya ambición excede los límites de la cordura.
ABOGADO - DESDE FORMOSA
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