sábado, 1 de octubre de 2016

Formosa y la Teoría de las ventanas rotas

Resultado de imagen para teoria de la ventana rotaPor Anibal Hardy
En nuestro país se ha plagado una verdadera epidemia de violencia, y todos los días hay más de una historia de secuestros, asesinatos y robos. Es muy común atribuir a la pobreza las causas del delito, acusación en la que coinciden las posiciones ideológicas, tanto de derecha como de izquierda. La Universidad de Stanford (EEUU), realizó un experimento de psicología social, dejando dos autos abandonados en la calle, idénticos, de la misma marca, modelo y color. Uno en el Bronx, una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Un equipo de especialistas estudió las conductas de la gente en cada sitio.
Como resultado, el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas, robando lo aprovechable y lo restante destruido. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto dejado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto seguía impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx. El robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
El vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo, y esto no se trata de pobreza, evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
La “teoría de las ventanas rotas” desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Así es como poco apoco se va deteriorando el ambiente del lugar.
Si se cometen “pequeñas faltas” como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja, y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Si las plazas y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente, que deja de salir de sus casas por temor a las patotas, esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes.
Se deben combatir los graffiti, pintadas políticas, la suciedad en las paradas de ómnibus, en los mercados, la ebriedad en vía pública, las plazoletas abandonadas, el agua servida en barrios sin cloacas, los desórdenes viales, los ruidos molestos, la poca iluminación en los parques y campos de recreación, etc., porque son los ambientes al que la ciudadanía, no debe acostumbrarse, ni aceptar, ni justificar. El Gobierno responde a veces con la “Mano Dura”, o impulsando la política de “tolerancia cero'”, con el deseo de crear comunidades limpias, ordenadas y seguras, al no permitir transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana, pero también debe utilizar métodos que requieran pequeños cambios y gestiones que mejoren el ambiente y calidad de vida.
Las comunidades deben ser limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana. Si de verdad queremos dar reverso al ciclo demoníaco del robo y la violencia, es necesario invocar un cambio radical en el ambiente en que vivimos. Debemos deshacernos de los criaderos psíquicos del crimen y reparar nuestras ciudades, para sentirnos seguros y orgullosos de vivir en ellas. Conforme lo visto hasta ahora, este es el objetivo del Intendente y Consejo Deliberante de la Ciudad de Formosa.
* Abogado - Desde Formosa- Enviado por su autor

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