domingo, 8 de julio de 2018

Una posición contraria sobre los mercados emergentes

FelipeEl dólar representa un 60% de las reservas internacionales, 80% de las transacciones internacionales y casi un 100% de las transacciones globales de petróleo.
No es poco.
Y es por eso que tanto la fortaleza como la debilidad de esta divisa tienen un impacto colosal en todos los mercados del planeta.
Ejemplo: si seguimos los datos del índice de la Reserva Federal que sigue el comportamiento del comercio internacional real en dólares –una medida un poco más amplia que los movimientos del índice DXY, que mide las fluctuaciones del valor del dólar contra una canasta de monedas- podemos ver cómo se mueve la “ola del dólar” a nivel global y en largos periodos de tiempo:


Como puedes ver, el dólar alcanzó un máximo histórico de 128,4 puntos en 1984 y cayó a un mínimo histórico en julio de 2011 de 80,3 puntos, luego de haber remontado a 112 puntos en lo más alto de la burbuja de las puntocom.
En este momento el índice da una lectura de 95,2, un poco por debajo de la media histórica.
Sin embargo, lo que más le importa a los socios comerciales y los deudores internacionales no tiene que ver con los niveles que nos pueda mostrar esta tendencia.
De acuerdo con este índice, el dólar ha avanzado 12,5% en los últimos cuatro años y eso se traduce en malas noticias para los mercados emergentes (ME) que se financiaron en dólares y ahora tienen que acudir a sus reservas en moneda extranjera para pagar.
Gran parte de esta apreciación ha sido impulsada por la política de la Reserva Federal de aumentar sus tasas de interés y sacar circulante de la economía como parte de su programa de endurecimiento monetario.
Algo que sucede al mismo tiempo que Europa y Japón continúan con sus políticas expansivas, mientras al tiempo que el Reino Unido, Australia y otros se mantienen neutrales en este sentido.
Esto hace que Estados Unidos se perfile como el destino ideal para llevar el dinero en estos momentos, drenando a los mercados emergentes de la divisa verde.
Se trata de un hecho que–como de seguro lo has comenzado a sentir en tu propio país- tiene consecuencias de gran alcance en las economías emergentes.
En ese sentido, no es una locura decir que una nueva de crisis ya ha comenzado a gestarse.
Dos ejemplos.
Uno: Venezuela ya se declaró en default con parte de su deuda externa, y el litigio con los acreedores y la incautación de ciertos activos ya está en marcha.
Dos: Las reservas de Argentina han mermado significativamente debido a los esfuerzos por sostener su moneda y el país solicitó apoyo del FMI para financiamiento de emergencia.
En este escenario el enigma es descifrar si esta nueva crisis se limitará a países extremadamente vulnerables como Argentina y Venezuela o si habrá un efecto contagio que termine por detonar problemas más serios, como fue la llamada “crisis de la deuda” a comienzos de los años 80 del siglo pasado, o la crisis asiática hace 20 años.
Porque el sendero alcista en las tasas de interés por parte de la Fed y la reducción en sus hojas de balance que inició en diciembre de 2015 han revitalizado al dólar y debilitado al resto de las monedas.
Teniendo todo esto en cuenta, viene la pregunta difícil:
¿Las monedas de los mercados emergentes finalmente tocaron fondo? ¿Ya llegamos al techo límite del dólar?
Saludos,
Felipe Ramirez - El Inversor Diario

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