lunes, 3 de febrero de 2014

Agenda del agro para el Foro de Convergencia

Por Arturo Navarro 
Celebro la decisión mayoritaria de las entidades empresarias que respondieron a la convocatoria del Foro de Convergencia realizado en la Rural de Palermo con asistencia de todas las entidades agropecuarias.
En el documento "La hora de la convergencia" el foro rechaza la fragmentación en el accionar gremial y convoca a los sindicatos, partidos políticos y sectores sociales a buscar acuerdo amplio para la coyuntura y el mediano plazo.
Para asegurar la continuidad de la discusión y la búsqueda de consenso de políticas, seria auspicioso que la Iglesia sea la facilitadora y la garante del diálogo como ocurrió en el 2002.
Después de analizar la situación actual del país, dicha dirigencia en general tendrá que asumir definitivamente que no se puede construir un país federal confiscando la renta de los productores y del interior para darle más poder económico al gobierno central.
Tampoco deben pretender desarrollar y crecer en forma sustentable, discriminado entre los sectores de la economía. Todo lo que ocurrió en los últimos años no fue sólo responsabilidad de Gobierno.
El sistema actualmente vigente, con impuestos por exportación, demostró que no permitió el crecimiento de la producción, el agregado de valor y mayores ventas externas, no mejoró la distribución del ingreso ni promovió alimentos más baratos.
Lo más grave fue que distorsionó geopolíticamente el país creando una fuerte dependencia de los intendentes y gobernadores del gobierno central que llevará mucho tiempo corregir.
Hoy el problema no es solamente económico -a pesar de los grandes ingresos que tuvo el Estado después de la década ganada - es muy grave en lo social y lo político.
La dirigencia empresarial y política tiene la responsabilidad y obligación de rechazar formalmente estas políticas y el sistema de recaudación unitario, proponiendo una serie de medidas alternativas para que el sector más eficiente y competitivo del país como es el "complejo agroindustrial" pueda generar un mayor ingreso de dólares genuinos sin una demanda significativa de insumos de importación que achicarían las reservas del BCRA.
Entre los cambios que hay que hacer para que el sector pueda desplegar toda la capacidad de producción dormida menciono lo siguiente:
1. Los derechos de exportación deben ser sustituidas por ganancias que serán, obviamente, coparticipables. Los pequeños, medianos y grandes productores necesitan pagar sus impuestos con un régimen tributario basado en el tributo a las ganancias que por ser progresivo contempla a productores chicos y grandes equitativamente.
2. Segmentar el nivel de productores para pagar retenciones diferenciales es un retroceso para el sector y el país porque existe un mecanismo ecuánime, para diferenciar a productores chicos o grandes en el momento de la venta.
3. Los derechos de exportaciones representaron en la recaudación total del 2013 solamente el 6,5% con 55.456 millones de pesos. En la grilla por importancia de los impuestos nacionales
están el IVA, Seguridad Social, Ganancia, Débito y Crédito y recién vienen los derechos de exportación, en quinto lugar.
4. Es necesario por lo tanto crear algún mecanismo transitorio que evite dejar sin financiamiento al Estado. Por ejemplo, que dichas retenciones sean a cuenta de ganancias u otros impuestos nacionales y provinciales por cierto tiempo, hasta implementar una nueva estructura impositiva y de coparticipación federal.
5. La misma tiene que tener una relación equitativa a la capacidad de pago de la actividad privada para un determinado gasto público. Hoy la actividad privada no está en condiciones de sostener el nivel actual de gasto público que llega bien medido a un 50 % de PBI.
6. Para poder acompañar un nuevo tratamiento impositivo que permita aumentar la producción y transformación, hay terminar con el sistema de ROE para que cada operador pueda trabajar libremente en el mercado.
7. Debe promoverse una economía competitiva integrada al mundo, los mercados de futuros en los plazos y condiciones históricas, porque benefician a los productores y los demandantes de materia prima para poder arbitrar su demanda durante todo el año.
Como conclusión no es sensato para el país seguir promoviendo y subsidiando industrias como la Tierra del Fuego que tiene un costo
de 7.000 millones de dólares porque el total de insumos son importados y que ese importe representa el 80% de las retenciones que paga el agro, con el agravante de que el costo de los electrónicos nacionales son muchos más caros que importarlos de Chile, para hablar de un país limítrofe.
Si realmente pretendemos que el país aumente la producción, la transformación y la exportación de alimentos al mundo, la mejor opción es terminar con el cobro de un impuesto por exportar.
El incentivo a la transformación de la materia prima es mejor hacerlo con políticas comerciales como lo realizaron los países que crecieron y se desarrollaron duplicado las exportaciones y atendieron simultáneamente las mesas de los argentinas con mejores productos y precios de los alimentos.
 

ENVIADO POR SU AUTOR ( www.arturonavarro.com.ar)

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