sábado, 8 de febrero de 2014

EL POPULISMO (II Parte)

María Celsa Rodríguez MercadoPor María Celsa Rodríguez
 Si observamos la historia y comparamos  detalladamente  el populismo surgido en  Rusia  con los que  luego aparecieron  en Europa y posteriormente en América, vemos que tienen  diferencias, que también las encontramos en los populismo del siglo XXI.

Así en el populismo ruso, que se desarrolló entre los años 1870 hasta 1917   existía tres actores que protagonizaban el escenario histórico: 1)  la población rural que trabajaba en un estado tan precario y vivía en la miseria;  2) el Estado y; 3) una elite de intelectuales que tenía una mirada occidental sobre los problemas del pueblo y del campesinado, pero que sentían soplar sobre ellos los aires de injusticia en que vivía la sociedad. Y se sentían culpables de sus propios privilegios. Por  eso,  comienzan a hacer sonar sobre la gente, la idea de construir una sociedad con ideales socialista. Así, en 1876 surge el partido "Tierra y Libertad" en que  ideaban una Rusia socialista, con mayor igualdad y sin inequidad en materia social y económica como hasta ahora lo venían padeciendo, buscando al mismo tiempo  ser  liberados de ese estado autocrático.Y lograr de ese modo la tenencia comunal de la tierra. Pero  para alcanzar ese objetivo había que organizar un partido homogéneo, que escuchara las necesidades de ese pueblo olvidado por un  Estado ausente, y  que pudiera hacer frente al gobierno. En 1878 el partido entonces se divide en   moderados y radicales. Unos llamados "Repartición Negra"  que luchaban por la "redistribución  igualitaria de la tierra" entre la población rural. Y que   luego fueron  los que  se  denominaron marxistas, y por el otro lado estaban los que se hacían llamar "la Voluntad del Pueblo", que tuvieron una actividad totalmente distinta, ya que atacaron al Estado sembrando el terror  y al final terminaron asesinando al Zar Alejandro II.

Es decir, el populismo ruso comenzó por arremangar  sus ideales acercándolos a los deseos del pueblo, escuchando sus necesidades, sintiendo pena y culpa por sus carencias y sufrimientos, y a partir de allí trataron  de defenderlos. Buscaron así,  ir a la lucha por la tierra de la que carecía el campesinado,  enarbolando las banderas de libertad sobre el poder del estado y de los terratenientes, que eran los dueños de la tierra.

Mientras tanto en EEUU, los granjeros  del llamado Middle West se levantaron contra los banqueros, contra el gobierno, contra las corporaciones que manejaban el monopolio del transporte de granos y de todos  los bienes  necesarios para el cotidiano vivir  en la granja, cobrando para ello, precios excesivos. Sin embargo los reclamos de los ruralistas por este abuso no eran escuchados porque las corporaciones del transporte,  ostentaban  la   amistad que los acercaba al  poder político y esto  los hacían intocables.
Pero los granjeros también estaban atados a  los créditos  con los comerciantes y banqueros, dependiendo para su paga  del milagro  de  una buena cosecha, de que no haya sequía, de que lloviera lo necesario, cayendo en una continua presión para sobrevivir. Por eso decidieron  crear sus propias cooperativas y de esa manera manejar el comercio de sus granos y así poder hacer frente a sus acreedores. Pero sus deseos  no funcionaron  bien y  entonces miraron la política como la solución más viable, aunque tropezaron mucho.

Como dice Guy Hermet en su libro "Populismo, democracia y buena gobernanza" que "Los populistas tampoco tienen una forma específica  de organización. Es lo que señala nuevamente Pierre- André Taguieff, cuando recuerda que el populismo puede expresarse tanto en un cenáculo de intelectuales, como en un amplio movimiento organizado o espontáneo, en un partido político bastante clásico, en un régimen de gobierno, en una aptitud de transgresión de las normas políticas convencionales o mas aun en procesos típicos  de salida de una dictadura, especialmente comunista. Del mismo modo a pesar  de las apariencias y de los hábitos de pensamientos, el populismo no se caracteriza de manera suficientemente clara por el ascendente carismático de un líder providencial como para que esta característica pudiese distinguirlo de otros fenómenos políticos. El hechizo ejercido por el Jefe  ha tenido particularmente en el fascismo y el nazismo una intensidad mucho mas grande , marcada por una connotación mística y un culto de la personalidad sin relación con el magnetismo ejercido por los agitadores populistas ( se atribuyó al Duce, como Fuhrer, cualidades de precognición casi adivinatoria, sin común medida con la popularidad de un Le Pen o incluso Chávez; solo Nasser, Vargas y Perón  constituyen la excepción entre los populistas)".

Hablar de populismo latinoamericano también tiene sus diferencias, porque  aquí tenemos que hablar de "caudillismo" con una identificacion clara del líder, sea este del peronismo, chavismo, velazquismo, etc. donde mostraron su poder al convertirse en partidos que gobernaron  y que presidieron países, que fueron paternalistas, mirando todos desde la cima, con un marcado clientelismo  e  intervencionismo estatal, con un enarbolado nacionalismo y una economía proteccionista, con  control del mercado y  exceso del gasto público. Y que terminan sembrando miserias para el futuro.  Podemos enumerar como gobiernos populistas el de Perón, Lázaro Cárdenas, Getulio Vargas en Brasil,  Fernando Bealún de Terry, José Velazco Ibarra en Ecuador, Carlos Ibañez del Campo en Chile, Paz Extensoro en Bolivia

Ya a finales del siglo XX y comienzo del siglo XXI  encontramos  los  "neopopulismos", donde el líder con su carisma, copa el centro de la escena y se bautiza con el sentir y los cánticos de la masa deseosa de ser escuchada en sus necesidades, mientras  él, distante al pueblo, y envuelto en su vanidad y avaricia, busca la concentración del poder, enflaquece las estructuras institucionales con el solo propósito de  "ir por todo"  sin miramientos de nada, produciendo desequilibrios políticos y partidarios y desastrosas  crisis sociales y económicas.  Ejemplos de ellos tenemos a   Collor de Melo en Brasil, Morales en Bolivia, Fujimori en Perú, Salinas de Gortari en Méjico, Chávez en Venezuela, Menem y Cristina Kirchner en Argentina.

Como bien lo explica el Dr. Gabriel Boragina en su libro "La credulidad" "El caudillismo, tan de moda entre los políticos populistas latinoamericanos, es una forma de misticismo, con un gran componente de orden religioso, promueve una fe en el líder carismático, en el caudillo y su palabra, asume en la mentalidad de sus seguidores una infalibilidad cuasi papal o divina..."
"....estos caudillos sur americanos... no pueden evitar ser colectivistas y demagogos; su apelación constante (y agotadora) a las virtudes del pueblo que solo ellos pueden "interpretar", es recurrente y produce la automática fascinación de las masas; este es un fenómeno digno de análisis y solamente la psicología y la sociología pueden hallar respuestas a este encanto y prodigio de hipnotismo colectivo que siempre ha redundado en un notorio perjuicio de los pueblos, especialmente en sus sectores más carenciados y más necesitados, y en absoluto favor de sus lideres "salvadores"... y hacemos hincapié en que los jefes populistas solo halagan y adulan al pueblo hablando de sus virtudes, pero jamás critican a sus súbditos votantes repitiendo hasta e hartazgo sobre sus defectos, tanto como lo hacen con sus virtudes.
Los lideres "salvadores" -
afirma Boragina- durante decenios y hasta el presente, se han salvado a sí mismos, hundiendo en la pobreza constante a sus "salvados". Esta clase de "salvación" política es semejante a la que aquel marino que arroja al náufrago un salvavidas de plomo, no para que flote sino para que acabe de hundirse más rápido. La evidencia de que los lideres políticos necesitan enormes masas pobres en lo económico y crédulas en lo psicológico, revela no solo carencia espiritual y moral de los pueblos, sino maldad e inescrupulosidad por parte de quienes se constituyen en sus dirigentes con el avieso propósito de mantenerlos en este estado de sumisión, pobreza y marginación".

Coincido con las palabras del Dr. Boragina en que es triste e irracional ver que estos "políticos con vasta experiencia política, actuación publica y protagonismo estatal no hayan aprendido nada durante tanto tiempo de desempeño en sus menesteres, y sigan, sistemáticamente, repitiendo una y otra vez, década tras década, los mismos errores ". Basta mirar la portada de los diarios de mañana, o ir al supermercado con $100, para darnos cuenta que esta película ya la vimos.

PUBLICADO EN:   - Cronica y Análisis - http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp
                                - Pregón Agropecuario- http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=4980
                                - AN54 Agencia de Noticias - http://www.an54.com.ar/?p=48097
                                - La Misère Porc: http://lamisereporc.blogspot.com.ar/2014/02/el-populismo-ii-parte.html 

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