La
caída en la tasa de desempleo que informó el INDEC se produjo porque
mucha gente dejó de buscar empleo. Esto es el resultado de la pérdida de
capacidad para generar nuevos empleos asociada al bajo crecimiento
económico y la pobre calidad de las instituciones laborales. El problema
no se resuelve induciendo a que en las paritarias se fijen aumentos de
salario por debajo de la inflación y utilizando fondos públicos para
subsidiar la inactividad laboral –como la Asignación Universal por Hijo y
el Progresar– sino mejorando el diseño de las instituciones laborales.
El INDEC informó que el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), que es un avance del PBI, creció en el último trimestre del año un 2,7% interanual. En el mismo período, último trimestre del año, el INDEC también informó que la tasa de desocupación cayó de 6,9% a 6,4% de la población activa. Evaluados con superficialidad, los datos pueden conducir a conclusiones optimistas.
Por un lado, existen dudas sobre la calidad de los datos que produce el organismo oficial en relación al nivel de actividad económica. Pero más importante aún es que el INDEC también informó que la población activa (o sea, la gente que trabaja o busca trabajo) tuvo una importante caída, del 46,3% a 45,6% de la población total en el último trimestre de cada año. Se trata de un dato extremadamente importante ya que, si la tasa de participación laboral no se hubiese reducido, la tasa de desempleo no habría sido de 6,4% sino de 7,7% de la población activa. Es decir, la tasa de desempleo disminuyó porque mucha gente dejó de buscar trabajo; caso contrario, la desocupación habría aumentado.
Uno de los motivos fundamentales por el cual la gente deja de participar del mercado laboral es la insuficiente disponibilidad de puestos de trabajo. En este sentido, es importante observar los datos oficiales del Ministerio de Economía que muestran que:
· Entre los años 2003 y 2008 la economía creció al 8,4% anual y el empleo total lo hizo a razón del 2,8% anual.
· Entre los años 2008 y 2012 la economía creció al 5,1% anual y el empleo total al 1,3% anual.
· En el año 2013 la economía creció al 4,9% y el empleo apenas al 0,9% anual.
Estos datos muestran que los problemas del mercado de trabajo están asociados al aletargamiento en el ritmo de expansión de la actividad productiva. Es previsible que una economía que crece menos genere menos empleos. Pero no tan obvio es que la información oficial también está señalando que por cada punto que crece la economía, el empleo crece cada vez menos. Luego de la mega-devaluación del año 2002, por cada punto de crecimiento de la economía el empleo total crecía 0,33 puntos. A partir del año 2008, esta relación cae al 0,26 y en el año 2013 disminuye a 0,18. En otras palabras, el crecimiento económico “rinde” cada menos en términos de generación de nuevos empleos.
Existen razones para sospechar que el dato oficial del INDEC sobre crecimiento económico estaría sobrestimado. Pero esto no invalida el razonamiento, ya que los datos de empleo incluyen una creciente proporción de trabajos de baja calidad. Fundamentalmente, cuentapropismo y empleo público. Estimaciones para el año 2013 señalan que el empleo asalariado privado formal se mantiene prácticamente estancado de manera que casi la totalidad de los nuevos empleos son trabajo autónomo o empleo público.
Los indicadores del mercado de trabajo en la última década testimonian los enormes costos sociales que tiene asociada la baja calidad de las instituciones laborales. Hasta aproximadamente el año 2008, la generación de empleo se sustentó en la licuación de costos laborales basado en la caída del salario real producida en la mega-devaluación del año 2002. Las consecuencias de no haber sustituido un modelo basado en salarios bajos por otro que ponga énfasis en la productividad con mejores diseños en las instituciones laborales se exteriorizan con claridad en los últimos años. Prueba de ello es que el empleo se estanca y las autoridades se ven forzadas a exigir aumentos de salarios nominales por debajo de la inflación a fin de equilibrar la economía.
La creciente inactividad laboral exterioriza la decadencia. El fenómeno es potenciado por la enorme masa de fondos públicos utilizados para subsidiar el no trabajo de las personas (como la Asignación Universal por Hijo y el Progresar). Una estrategia alternativa es promover la inclusión social mejorando el diseño de las instituciones laborales e impulsando políticas públicas que estimulen la participación laboral.
El INDEC informó que el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), que es un avance del PBI, creció en el último trimestre del año un 2,7% interanual. En el mismo período, último trimestre del año, el INDEC también informó que la tasa de desocupación cayó de 6,9% a 6,4% de la población activa. Evaluados con superficialidad, los datos pueden conducir a conclusiones optimistas.
Por un lado, existen dudas sobre la calidad de los datos que produce el organismo oficial en relación al nivel de actividad económica. Pero más importante aún es que el INDEC también informó que la población activa (o sea, la gente que trabaja o busca trabajo) tuvo una importante caída, del 46,3% a 45,6% de la población total en el último trimestre de cada año. Se trata de un dato extremadamente importante ya que, si la tasa de participación laboral no se hubiese reducido, la tasa de desempleo no habría sido de 6,4% sino de 7,7% de la población activa. Es decir, la tasa de desempleo disminuyó porque mucha gente dejó de buscar trabajo; caso contrario, la desocupación habría aumentado.
Uno de los motivos fundamentales por el cual la gente deja de participar del mercado laboral es la insuficiente disponibilidad de puestos de trabajo. En este sentido, es importante observar los datos oficiales del Ministerio de Economía que muestran que:
· Entre los años 2003 y 2008 la economía creció al 8,4% anual y el empleo total lo hizo a razón del 2,8% anual.
· Entre los años 2008 y 2012 la economía creció al 5,1% anual y el empleo total al 1,3% anual.
· En el año 2013 la economía creció al 4,9% y el empleo apenas al 0,9% anual.
Estos datos muestran que los problemas del mercado de trabajo están asociados al aletargamiento en el ritmo de expansión de la actividad productiva. Es previsible que una economía que crece menos genere menos empleos. Pero no tan obvio es que la información oficial también está señalando que por cada punto que crece la economía, el empleo crece cada vez menos. Luego de la mega-devaluación del año 2002, por cada punto de crecimiento de la economía el empleo total crecía 0,33 puntos. A partir del año 2008, esta relación cae al 0,26 y en el año 2013 disminuye a 0,18. En otras palabras, el crecimiento económico “rinde” cada menos en términos de generación de nuevos empleos.
Existen razones para sospechar que el dato oficial del INDEC sobre crecimiento económico estaría sobrestimado. Pero esto no invalida el razonamiento, ya que los datos de empleo incluyen una creciente proporción de trabajos de baja calidad. Fundamentalmente, cuentapropismo y empleo público. Estimaciones para el año 2013 señalan que el empleo asalariado privado formal se mantiene prácticamente estancado de manera que casi la totalidad de los nuevos empleos son trabajo autónomo o empleo público.
Los indicadores del mercado de trabajo en la última década testimonian los enormes costos sociales que tiene asociada la baja calidad de las instituciones laborales. Hasta aproximadamente el año 2008, la generación de empleo se sustentó en la licuación de costos laborales basado en la caída del salario real producida en la mega-devaluación del año 2002. Las consecuencias de no haber sustituido un modelo basado en salarios bajos por otro que ponga énfasis en la productividad con mejores diseños en las instituciones laborales se exteriorizan con claridad en los últimos años. Prueba de ello es que el empleo se estanca y las autoridades se ven forzadas a exigir aumentos de salarios nominales por debajo de la inflación a fin de equilibrar la economía.
La creciente inactividad laboral exterioriza la decadencia. El fenómeno es potenciado por la enorme masa de fondos públicos utilizados para subsidiar el no trabajo de las personas (como la Asignación Universal por Hijo y el Progresar). Una estrategia alternativa es promover la inclusión social mejorando el diseño de las instituciones laborales e impulsando políticas públicas que estimulen la participación laboral.
FUENTE: Publicado en www.idesa.org - Enviádo por mail
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