Por más que se hagan intentos,
que en realidad más que eso resultan rimbombantes discursos y
declaraciones que suelen quedar sólo en eso, la desigualdad continúa
prevaleciendo en todo el mundo, y por el contrario, en lugar de irse
reduciendo cada vez la diferencia es más amplia. Los datos difundidos
por la organización no gubernamental Oxfam, durante el reciente
desarrollo del Foro Económico de Davos, son más que elocuentes,
concluyendo en un dato que es más que revelador: los 85 más ricos del
planeta tienen tanta riqueza como la mitad más pobre, estimándose ese
volumen en 1,7 billones de dólares.
Estas abismales diferencias entre unos
pocos que suman 85 en total, sumen en conjunto tanta riqueza como la
reunida por 3.500 millones de personas, que integran el sector más
pobre. Esta enorme concentración de recursos por parte de una ínfima
minoría, según la entidad, puede derivar en tiempos cercanos en una
inestabilidad política muy profunda, y por supuesto, agravar al extremo
las tensiones sociales.
A esta situación no se ha llegado por
casualidad, sino que ha sido el producto de políticas equivocadas y de
la acumulación de poder por parte de muy pocos, analizándose en este
informe que los más ricos y poderosos han desplegado todos sus esfuerzos
y poder para ir cooptando los procesos políticos y llegar así a tener
una influencia notable en los gobiernos, imponiendo reglas económicas
que los han favorecido. Y como inevitablemente sucede cuando se producen
esta clase de procesos, la parte de la riqueza con la cual se queda un
sector, le es restada a otro, con lo cual lo que se logra es profundizar
aún más la diferencia. Exactamente al revés de lo que se proclama.
Es por esta razón, según estima Oxfam,
que la lucha contra la pobreza no sólo se encuentra estancada, sino con
muy pocas posibilidades de poder progresar, si es que alguna vez se
toma la decisión de avanzar y con la energía suficiente para que se
vayan consiguiendo ciertos equilibrios. Que aún más que ser legítimos y
necesarios para afianzar el futuro de la humanidad, son indispensables
para prevenir confrontaciones sociales que pueden llegar a poner bajo
serio riesgo la convivencia social.
Una apretada síntesis de esta
situación, que extiende sus alcances de manera desmesurada, es la
siguiente: "El aumento de desigualdad está creando un círculo vicioso en
el cual el dinero y el poder se concentran cada vez más en pocas
manos". Así las cosas, así los resultados y consecuencias que están a la
vista de todos
Para la elaboración de este trabajo,
que tuvo un gran poder de impacto en Davos, la organización Oxfam debió
valerse de una serie de encuestas y relevamientos realizados en diversas
partes del mundo, lo cual les permitió además del logro de las
estadísticas finales, el levantamiento de impresiones en cada uno de los
países, que en muchos casos son bastante coincidentes, siendo uno de
los temas centrales la acumulación de poder que tienen los ricos,
influyendo en exceso en las decisiones que toman los gobiernos. Bien
puede también decirse, que a mayor cantidad de dinero acumulado, mayor
poder de influencia en los gobiernos, lo que parece ser una ecuación
inevitable.
Situaciones del tipo referidas, se
están observando con mayor nitidez en países como España en primer
término, y luego aunque en menor medida pero también muy fuerte en
Brasil y la India, mencionándose también a Holanda. En los cuales, sin
llegar a profundizar detalles, se pueden lograr más precisiones con sólo
repasar sus respectivas situaciones sociales en las últimas décadas y
la evolución que han tenido.
Esa influencia obtenida por los ricos,
para favorecer sus posicionamientos, es orientada hacia cuestiones como
lograr desregulaciones financieras, paraísos fiscales y recortes de los
servicios públicos para las mayorías.
Un dato es revelador: en 29 de los 30
países de los cuales se obtuvieron números, y arrancando desde fines de
1970, las tasas impositivas fueron reduciéndose. Es por ese motivo que
con "la captura de oportunidades" por parte de los ricos a expensas de
los pobres y las clases medias, ha llevado que el 70% de la población
mundial reside en países donde la desigualdad viene incrementándose
sostenidamente desde 1980 en adelante.
Habría que preguntarse entonces, ¿por qué en la Argentina no se paga impuestos por la renta financiera?
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