domingo, 29 de julio de 2012

La última tentación de Cristina
Ampliación de la posibilidad de imprimir billetes y desequilibrio fiscal.Por  Marcelo Capello.
LaVoz
Ya se sabe que para cambiar las reglas de juego, en política se necesita una buena excusa y una responsabilidad ajena a la que aludir. Por eso, cuando en mayo último el Indec anunció una caída de la actividad industrial del 4,6 por ciento, mayor a la reflejada por instituciones privadas, y oficialmente se argumentó acerca de las graves complicaciones de la economía mundial, sólo restaba esperar qué medidas de emergencia se anunciarían.
En realidad, no queda en claro la medida de la responsabilidad del contexto externo, en base a las cifras del mismo Indec: en 2009 la actividad general e industrial que mide subió 1,6 por ciento y 0,06 por ciento, respectivamente, frente a una caída del PIB mundial del 0,8 por ciento, bajas en el PIB de Estados Unidos (-3,5), la Unión Europea (-4,2) y Brasil (-0,3), aumento en el de China (9,2) y caída anual del precio de la soja del 16,5 por ciento.
En cambio, en mayo de 2012 el Indec midió una caída en la actividad general del 0,5 por ciento, y en junio de la actividad industrial del 5,2 por ciento, con un PIB mundial que este año, según el FMI, subiría 3,5 por ciento, dos por ciento en Estados Unidos, cero por ciento en Europa, 2,5 en Brasil y ocho por ciento en China. El precio de la soja, por su parte, se encuentra en julio de 2012, 20 por ciento arriba que igual mes de 2011, en valores históricos. Hay algo que no cierra en la comparación anterior: o la actividad que midió el Indec en 2009 no fue tal, o el contexto externo actual no es el único factor que está afectando a la economía argentina, o las dos cosas a la vez. La última situación es la más probable.
Tras blanquear los problemas de la actividad económica, aparecieron las decisiones extraordinarias: el plan de construcción masivo de viviendas financiado con ahorros de la Anses y la justificación de los controles comerciales y cambiarios que ya se venían aplicando. Si bien no pueden descartarse nuevos anuncios, la decisión más importante resulta de haber pasado el Banco Central a considerar la situación económica como excepcional, que en términos de la última reforma a su Carta Orgánica implica la posibilidad de ampliar los adelantos al Tesoro Nacional por unos 52 mil millones de pesos en los próximos meses. Esto es, engrosar la emisión monetaria, que ya crece al 34 por ciento anual.
Detrás de la ampliación de los límites para imprimir billetes, no hay más razones que el creciente desequilibrio fiscal agregado de Nación y Provincias, que pasó de un superávit financiero de 3,7 por ciento del PIB en 2004 a un déficit del 3,6 por ciento en 2011 (sin incluir recursos extraordinarios provistos por el Central y la Anses). Esto ocurrió a pesar de que la presión tributaria mutó del 22 por ciento del PIB en los ‘90 a 36 por ciento en 2011 (y es más del 38 por ciento si se suma el impuesto inflacionario). No por nada Argentina es el país latinoamericano que más aumentó su gasto público en la última década, al sumar 10 puntos del PIB a las erogaciones.
Ocurre que el deterioro de las cuentas públicas y la falta de acceso al financiamiento voluntario convierten al Central en un actor cada vez más importante en materia fiscal. A fin del año pasado la autoridad monetaria acumulaba préstamos al Tesoro nacional mediante Letras Intransferibles por 25.724 millones de dólares (se usaron para pagar deuda externa en varios años) y a través de adelantos transitorios por 67.130 millones de pesos (se usaron para financiar al Tesoro en pesos).
Esta política cambió fuerte la composición de la deuda pública, la que ascendió al 40 por ciento del PIB en 2011, no muy diferente al 38 por ciento de 1998. Pero, mientras entonces casi la totalidad de la deuda estaba expresada en moneda extranjera, en 2011, 40 por ciento está en pesos (la mitad indexada al CER). Así, la deuda en dólares se paga con reservas del Central, sin recurrir a los mercados externos de crédito, y la deuda en pesos, en gran medida, se renueva, por tratarse de obligaciones intra sector público, o porque se cancela con emisión de dinero.
Tentación por la inflación. Hay que aclarar que un endeudamiento mayor en pesos, junto a un déficit fiscal en ascenso, con escaso acceso a los mercados de crédito (por convicción y/o restricción) y la declarada intención de realizar políticas económicas activas, sumado a los menores límites institucionales en el Central, conjugan una situación de creciente tentación para la expansión monetaria: más incentivo para aplicar el impuesto inflacionario, que financie al Fisco y licue deudas en pesos.
Esta última situación ya se percibe con la evolución del Fondo de Garantía de Sustentabilidad que administra la Anses: a fines de 2009 podía hacer frente al equivalente a 16 meses de jubilaciones, ratio que ahora se ha reducido a 12 meses. El financiamiento intra sector público, a tasas menores que la inflación, no resulta gratuito. En este caso, está licuando los fondos que deberían utilizarse para pagar jubilaciones en años futuros, cuando el sistema de reparto profundice su desequilibrio. Financiar viviendas o a la provincia de Buenos Aires se puede justificar socialmente, pero es injustificable deteriorar con ese fin los fondos previsionales, al calor de una política fiscal y monetaria insostenible en el tiempo.
FUENTE:Publicado en www.lavoz.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ARCHIVOS DE TEMAS DEL BLOG

Buscar articulos