sábado, 28 de julio de 2012

Un problema estructural
El concepto de inseguridad suele ser utilizado en varios sentidos. Puede asociarse con el crecimiento de los índices delictivos o con la sensación de no poder vivir tranquilos. Aldo Merlino (Doctor en Semiótica)
La Voz
El concepto de inseguridad suele ser utilizado en varios sentidos. Puede asociarse con el crecimiento de los índices delictivos o con la sensación de no poder vivir tranquilos. O, aun más, con la falta de certeza de que todos los ciudadanos –sin excepción– podamos gozar de todos los derechos que nos corresponden.
Todas estas acepciones son posibles y se refieren a caras del mismo proceso. Pero la última es, posiblemente, la que denota de manera más estructural lo que significa inseguridad. Y es que, en la medida en que existan desigualdades e imposibilidad de acceso a la educación, al trabajo y a una vida digna, el germen de la inseguridad se desarrolla de modo imparable. Luego, el índice delictivo aumenta y ya no se trata de sensación de inseguridad, sino de una realidad que hace que nadie pueda vivir tranquilo, pues puede ser víctima de un delito a la vuelta de la esquina.
Más allá de que los medios de comunicación construyan una realidad basada sólo en parte de los hechos, tienen material de donde tomar elementos, pues los delitos existen y negarlos no los hace desaparecer. A la vez, negar la raíz compleja y profunda de sus causas impide acceder a soluciones a largo plazo que resuelvan el problema desde sus orígenes. Todos quienes formamos parte de una sociedad tenemos derecho a no sentir ni sufrir inseguridad, lo cual implica la toma de medidas que combinan acciones a cortísimo, mediano y largo plazo. De otro modo, sensación y realidad seguirán existiendo.
FUENTE:Publicado en www.lavoz.com.ar

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