viernes, 20 de julio de 2012

Editorial
SIN LÍMITES
Por María Celsa Rodríguez
Hay veces  que las personas  mayores creen que los jóvenes  por el solo hecho de serlo son inexpertos, inocentes, sin capacidades para ciertas cosas y que ellos movidos por la experiencia de la vida tienen la soberbia de sentirse superiores y "sabelotodo", tratando a las otras generaciones de pavotes. Cuando la realidad, es que sumar calendarios no los hacen ni mas maduros emocionalmente ni mas inteligentes. 
Hay muchos que peinan canas pero hacen cosas de adolescentes,  se mandan macanas, se hacen los cancheros presumidos,  mienten,  y se creen tan vivos que piensan que no nos vamos a dar cuenta de nada.

Aristóteles decía "que una vida sin examen no vale la pena ser vivida" sin embargo muchos no pueden pasar el examen de  honestidad y de  seriedad.

Si bien a diario la vida nos pone a pruebas, nos hace soportar  muchas cosas, a veces duras cargas, una perdida, una enfermedad, o algún  hecho que nos sacuden  emocionalmente, ante un mal momento o ante una rabieta sorpresiva. Algunos no saben como afrontarlas, no saben ver más allá de ciertos parámetros y que si bien la vida en su largo trayecto les hizo transitar por distintas experiencias, buenas o malas, aún así no  aprendieron nada de la vida.

"El hombre es un animal racional" decía Aristóteles, pero muchas veces  nos alejamos de la racionalidad  y nos movemos por impulsos externos, por el "que dirán", por el "que me importa", o por actitudes primitivas. Tomando decisiones apresuradas  sin reflexión alguna  que conducen a efectos no deseados. Y a raíz de no ser analizada con tiempo traen desenlaces dolorosos. 
Aunque hay situaciones que  despiertan la irritabilidad  colectiva, encendiendo sentimientos negativos que nos sacan del eje en que nos manejamos y nos obligan  a tomar  un sendero  equivocado con consecuencias  desagradables. Quizás como resultado de no medir limites, de no  respeta al otro por lo que es y por lo que piensa, o cuando no le  respetan su autonomía,  minimizandolo de tal modo, porque  el superior  se siente más poderoso,  arropado en su soberbia. Y  creyéndoselas todas,  obliga al resto  a  hacer aquello  que  vaya a contrapelo de  su voluntad, a costa de perder en el camino la buena imagen  que  tenía.
Publicado en www.chacomundo.blogspot.com

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