martes, 17 de julio de 2012

Violencia y crímenes, nuevos y viejos

Los reclamos de mayor seguridad son los mismos desde hace más de medio siglo, pero hoy la ciudadanía es mucho más pesimista respecto de la capacidad del Estado y de la propia sociedad para enfrentar este flagelo.LA VOZ

La ola de violencia e inseguridad que azota al país se ha convertido en uno de los temas que más preocupa a los argentinos, aunque se sepa que está directamente relacionada con otras cuestiones, como la crisis económica, la deserción escolar y la proliferación de personas que viven en total marginación y que se alojan en viviendas muy precarias o en la calle, condenadas en muchos casos a robar para subsistir.
A esto hay que agregar otro fenómeno fundamental: la desarticulación de miles y miles de familias, cuyos hijos tienen padres que no trabajaron nunca, no se formaron en la cultura del trabajo, deambulan junto a pandillas que consumen o trafican drogas y están dispuestos a cometer delitos.
También la venta ilegal de armas de fuego, de la que se ha hecho un verdadero comercio, contribuye a incentivar las nuevas formas de violencia, al igual que los crímenes por encargo y las venganzas personales. Por supuesto que detrás de este cruel escenario están el narcotráfico y las mafias organizadas, que no dudan en ejecutar crímenes en los que mucha gente inocente puede ser maltratada, violada, herida o directamente asesinada.
La gran pregunta es por qué ha surgido esta nueva cultura de la violencia, que no se limita al conurbano bonaerense sino que se extiende a todo el país, a las ciudades del interior, a las pequeñas y medianas poblaciones y a las zonas rurales. Es una pregunta difícil de responder, porque las causas son muy complejas.
Una historiadora, especialista en temas de criminalidad e investigadora del Conicet, afirmó que el delito existió siempre y que cuando se leen los diarios de las décadas de 1920 o 1930, uno se da cuenta de que el temor al delito, la denuncia de la corrupción policial o la lentitud de la Justicia están presentes desde que existen estas instituciones. Y añade: “Sin embargo, en los años ’30 la palabra delito tenía que ver más con el pistolerismo, las bandas que usaban automóviles y las nuevas armas de repetición”.
Había entonces, igual que ahora, demandas de mayor presencia policial, pero en aquel momento el reclamo de más policías, para los habitantes de la ciudad, se refería a los barrios que crecían vertiginosamente y formaba parte de una demanda más general de presencia estatal.
La demanda sigue siendo la misma, pero hoy existe mucho más pesimismo, porque no se trata sólo de la inoperancia policial, en algunos casos, o de la lentitud de la Justicia en otros, sino de una sensación de impotencia y desprotección cada vez mayor frente la criminalidad, que parece actuar con recursos mucho más poderosos que medio siglo atrás y frente a la cual el Estado aparece frecuentemente desbordado por esta nueva cultura de la violencia, que ha invadido sectores cada vez más amplios de la sociedad, sobre todo entre los jóvenes.
FUENTE:Publicado en  http://www.lavoz.com.ar

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